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- 27/04/2010 02:00
Nuestro planeta se destaca de otros porque es un sitio habitable. En este aspecto los océanos cumplen un rol muy importante ya que gracias a los patrones de circulación de las corrientes marinas gozamos de un ambiente agradable para la vida, por lo que se puede decir que “el océano es el soporte para la vida en nuestro planeta”.
Este proceso inicia cuando el sol irradiada energía solar hacia la tierra, una cuarta parte de esta energía es absorbida por los océanos y la otra es reflejada (vuelve al espacio). Esa energía absorbida es distribuida por las corrientes marinas, llevando grandes cantidades de agua tibia y aire hacia los polos, y trasladando el agua fría de los polos hacia los trópicos, lo cual ayuda a mantener un ambiente agradable a la vida.
No obstante, en las últimas décadas el clima mundial ha variado en respuesta al efecto de las actividades humanas (deforestación, uso de combustibles fósiles para mover fábricas, iluminar ciudades, asegurar el transporte y la calefacción humana, entre otros) lo que ha provocado un incremento en los niveles de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto de invernadero (metano, óxido nitrosos y clorofluorocarbonos).
Se estima que el 60% del metano es producido por los seres humanos el cual proviene de la cría de ganado, la quema de combustibles fósiles, el tratamiento de aguas residuales y otros procesos industriales. Asimismo, ha habido un incremento en las emisiones de óxido nitroso, casi un 17%, solo en el transcurso de la era industrial, generado por el uso de fertilizantes, combustibles fósiles, quema de bosques y quema de residuos de las cosechas. Afortunadamente los océanos son reservorios de carbón, ellos tienen la capacidad de absorber 22 millones de toneladas por día, eliminando así el 30% del CO2 emitido a la atmósfera cada año. No obstante, nuestra capacidad de emitir dióxido de carbono es mayor que la capacidad del océano para absorberlo, lo que podría tener un costo ecológico.
Desde la época de la Revolución Industrial (250 años atrás), las concentraciones de CO2 ascendieron de 280 a 387 partes por millón (ppm), incrementando en un 30% la acidez del agua y se estima que para el 2060 ascienda a un 120%. Este incremento afectará las plantas y animales del océano que poseen esqueletos o conchas de carbonato de calcio, ya que un cambio hacia condiciones más ácidas reducirá la capacidad de tales especies para formar sus conchas.
Al haber mayor concentración de estos gases se crea un “efecto invernadero” en el planeta tierra, impidiendo que el calor salga, lo que ocasiona que haya un incremento en la temperatura. Esto ha llevado a que en el último siglo nuestra temperatura haya incrementado 0.6°C, lo que, obviamente, tiene repercusiones en el mar provocando alteraciones en los afloramientos (evento mediante el cual se llevan nutrientes desde las profundidades del mar hacia la superficie que alimenta a muchas especies), en el movimiento de las corrientes marinas y el desplazamiento de la especies migratorias.
Otro impacto sería el incremento del nivel del mar, y mayor acidificación de los océanos; todo esto obviamente ocasiona una alteración en la estratificación de nuestros mares ya que ellos transportan nutrientes y energía para las distintas formas de vida marina. Se sabe que cerca del 90% de la biomasa vive en el océano.
Los cambios que ocurren en nuestros mares no solo tienen impactos en los ecosistemas naturales sino que también ocasionará efectos directos en las actividades humanas, una de ellas la pesca, mediante la cual se logra alimentar a millones de personas en el mundo, y que además aporta a la economía de muchos países. Necesitamos cambiar nuestros hábitos de vida para lograr reducir las emisiones de gases invernadero, ya que cada vez es mayor nuestra dependencia del océano y de que sus ecosistemas marinos estén saludables, sobre todo aquellas comunidades costeras que obtienen del mar el 100% de su proteína diaria, esto sin olvidar que un gran sector de la economía global depende de las actividades relacionadas con el océano.