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- 16/09/2021 00:00

La sexualidad ha evolucionado tanto como la cultura y los paradigmas en la humanidad; con ello también aspectos como el amor, el afecto, la estima, el compartir y la vinculación afectiva. Sin embargo, “hoy hombres y mujeres han transformado algunos aspectos o conductas en prácticas sexuales que pueden poner en peligro su salud sexual”, detalló a La Estrella de Panamá Jamil Rivera Sánchez, psicóloga y especialista en conductas sexuales.
Según Rivera, para determinar si una práctica sexual es saludable o no, es importante tomar en cuenta la salud afectivo-sexual y psicológica del individuo, y además, la integridad física de quienes participan en el acto.
De acuerdo con la experta, una actividad sexual de riesgo surge cuando las personas implicadas comprometen su salud física y salud mental. “Muchas veces la razón suele estar en que las personas se rigen por modas o por prácticas no adecuadas que ven en la internet o en las redes sociales”, expresó.

De acuerdo con Rivera, una de las prácticas sexuales que representan un riesgo para la salud del individuo es prescindir del uso de métodos anticonceptivos como el condón.
“El nivel adecuado de salud sexual y la calidad de vida de los adolescentes y de los adultos activos sexualmente está amenazado desde estas conductas de riesgo y tiene que ver con la vulnerabilidad frente al contagio del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS), así como los embarazos no deseados”, explicó la psicóloga.
Rivera reiteró que las personas pueden tener comportamientos sexuales de alto riesgo porque olviden las repercusiones reales de las ETS. “Desde hace muchos años en todos los países se vienen haciendo campañas de salud sexual y reproductiva, debido a la importancia de que las personas tomen conciencia, y especialmente los adolescentes, que son los de mayor riesgo. Según las estadísticas, en Panamá desde antes de los 14 años las niñas ya están teniendo relaciones sexuales”, mencionó.
Otro factor en contra del curso saludable y seguro de la sexualidad en adultos y jóvenes es la falta de comunicación. Igualmente hay muchos que no están preparados ni entienden cómo mantener una correcta prevención de transmisión de enfermedades.

A lo anterior se suma “la ingesta del alcohol y el uso de drogas durante las relaciones sexuales. Ambas prácticas alteran la capacidad de discernimiento y hacen más probable tener relaciones sexuales sin protección”.
Para la psicóloga, es importante llevar una vida sexual sana y responsable para evitar desenlaces no deseados en el futuro. “Invito a la población a que tome medidas de precaución, como el uso del condón o preservativo, que hasta ahora es la alternativa más eficaz para evitar muchas enfermedades de transmisión sexual”, dijo.
Siguiendo esta línea, vemos que “uno de los clásicos dentro de las prácticas de riesgo es tener un contacto sexual con personas desconocidas y sin tomar ningún tipo de precaución (preservativos, anticonceptivos...) que pueda evitar una enfermedad de transmisión sexual o de un embarazo no deseado. Esto puede llevarse a cabo en lugares públicos, incitados por el morbo que genera el ser pillados in fraganti o sentirse observados por terceras personas”, reseñó el diario El Español, en una publicación.
En la misma publicación del medio digital español, en torno a las prácticas sexuales de alto riesgo, añaden el stealthing, un término anglosajón cuya traducción literal es hacer algo secretamente o con sigilo. “Se utiliza para referirse a aquellos hombres que, durante el coito, deciden quitarse el preservativo –sin que sea consciente de ello su pareja sexual– para terminar eyaculando internamente”.
En 2019, en el país europeo según información del medio digital eldiario.es, “los centros asistenciales, especialmente en urgencias”, señalaban “una creciente demanda de tratamientos antirretrovirales o de la píldora del día después para evitar los embarazos no deseados y las infecciones de transmisión sexual (ITS) que conllevan determinadas prácticas sexuales de riesgo. Y los principales demandantes suelen ser jóvenes o, sobre todo, hombres que tienen relaciones con otros hombres (que no se identifican necesariamente como homosexuales, por eso se engloban bajo las siglas HSH)”.
Según Rivera, la prevención de estas u otras prácticas sexuales no adecuadas pasa por perseguir como objetivo aquellos momentos o situaciones en los que el riesgo se haya reducido o desaparecido. También menciona como bastón promover prácticas alternativas que incrementen el nivel de seguridad o disminuyan el de riesgo (alternativas que potencian el placer, pero en menor riesgo).
“Es muy importante trabajar habilidades comunicativas y de negociación del uso de medidas preventivas, además de intentar que estas se acompañen de aprobación y no de rechazo en el entorno de los grupos sociales de referencia, pero sobre todo de las otras personas implicadas en la relación”, señaló Rivera.
Por su parte, Juan Carlos Acosta, sexólogo clínico y médico cirujano, remarcó a través de su cuenta de Instagram que “si va a estar con una persona que acaba de conocer o que exista el menor riesgo de duda, utilice condón en cada encuentro sexual”.
Añadió que el condón debe usarse en el sexo anal, vaginal y oral ya que las ETS se transmiten por los fluidos y al contacto directo con las heridas o lesiones.
Otro dato importante es que la persona debe asegurarse de que el preservativo esté bien colocado, es decir, que no queden arrugas o burbujas de aire, “así evitará el riesgo de que se deslice o rompa”.
También explicó que nunca se deben reutilizar los preservativos, ya que no están hechos para esto y vulneran la seguridad y sanidad de la experiencia íntima.