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- 15/06/2013 12:23
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Los globos que Google lanzó esta semana desde un paraje helado de la isla sur de Nueva Zelanda se veían arrugados y flácidos al principio, pero se fueron poniendo rígidos conforme ascendían por el azul cielo invernal sobre el lago Tekapo, y pasaron la primera gran prueba de una meta más elevada: llevar acceso a internet al planeta entero.
Fue la culminación de una labor de 18 meses de lo que Google denominó Proyecto Loon (Lunático), un reconocimiento de lo disparatado de la idea. Desarrollado en el mismo laboratorio secreto que produjo el auto de conducción automática y las gafas para navegar por internet, los aeróstatos rellenos de helio transmiten contenido de internet a tierra a su paso.
Aun en su etapa experimental, los globos fueron los primeros de miles que Google espera lanzar a una altitud de 20 kilómetros (12 millas) con el fin de cerrar la brecha digital entre los 4.800 millones de personas que carecen de conexión a internet y sus 2.200 millones de contrapartes online.
De resultar exitosa, la tecnología podría permitir a algunos países evitar el gasto de instalar cableado de fibra óptica, e incrementaría el uso de internet en lugares como Africa y el sudeste asiático.
"Es algo en verdad ambicioso. Una meta realmente enorme que perseguir", dijo el líder de proyecto Mike Cassidy. "El poder de internet es quizá una de las tecnologías de nuestra era con mayor poder para transformar".
La primera persona que tuvo acceso a internet con un globo de Google esta semana fue Charles Nimmo, un granjero y empresario del poblado de Leeston. Fue uno de 50 habitantes que se inscribieron como probadores de un proyecto que, era tan secreto, que nadie les explicó qué estaba ocurriendo. Los técnicos fueron a sus casas e instalaron receptores rojos del tamaño de balones de baloncesto.
Nimmo tuvo acceso a internet unos 15 minutos antes de que el globo transmisor quedara fuera de alcance. Lo primero que hizo en la red fue revisar el pronóstico del clima, porque quería saber si era buen momento para trasquilar a sus ovejas.
Nimmo es uno de muchos habitantes de zonas rurales que, incluso en países desarrollados, no tienen acceso a internet de banda ancha. Canceló su acceso por discado telefónico hace cuatro años para contratar servicio por satélite, pero las facturas a veces excedían los 1.000 dólares al mes.
"Fue raro", dijo Nimmo sobre la experiencia de conexión a internet con globos aerostáticos. "Pero es emocionante ser parte de algo nuevo".
Los globos vuelan a donde los lleve el viento y lejos del alcance del ojo humano. Obtienen energía con un panel solar que con cuatro horas de carga opera por todo un día.
En tierra, estaciones con enlace de internet ubicadas cada 100 kilómetros (60 millas) transmiten la señal a los globos. Las señales se retransmiten de globo a globo.
Cada globo cubre un área de servicio de unos 1.250 kilómetros cuadrados (780 millas cuadradas), dos veces el tamaño de la ciudad de Nueva York. Y la orografía no es desafío para la señal.
Google no ha mencionado costos por el momento, aunque dicen esmerarse en hacer los globos y los receptores tan baratos como sea posible.
Las señales viajan por el espectro radioeléctrico no regulado, lo que significa que Google no tiene que pasar por el oneroso proceso regulatorio exigido a los proveedores de internet que usan redes de comunicación inalámbrica o satelital.
En Nueva Zelanda, la compañía se apoyó en la Autoridad de Aviación Civil para la prueba. Google eligió el país en parte por su aislamiento geográfico. Cassidy dijo que en la siguiente fase de la prueba esperan tener hasta 300 globos circundando el paralelo 40 al sur de Nueva Zelanda, sobre Australia, Chile, Uruguay. Paraguay y Argentina.