Un día de mercado

Actualizado
  • 17/03/2024 00:00
Creado
  • 16/03/2024 20:01
Una visita al mercado de Paloquemao en Bogotá nos ofrece un vistazo a la variedad de productos que compone la despensa colombiana

“Si quieres conocer un lugar, visita su mercado”. Es una recomendación que ha trascendido generaciones.

Y si se trata de una visita gastronómica, pues con mayor razón. Paloquemao es una de las más completas plazas de mercado en Bogotá. No solo es un centro de abastos para el público general y mayorista, se ha convertido también en una visita turística obligada.

Dejamos el auto en el estacionamiento e inmediatamente se nos inunda la vista con flores. Los puestos están en el exterior y ya podrán imaginar el aroma y colorido. Colombia es uno de los mayores productores de flores, por lo que los precios son muy accesibles. Rosas, gladiolas, girasoles, usted nombre y las encontrará.

Ya en la entrada, nos esperan unos bocaditos. Calentitos y sabrosos, unos buñuelos y pan de bono nos dan la bienvenida. Puestos que ofrecen panes y dulces acompañados por refrescos de frutas y bebidas de avena ofrecen asiento para cargarse de energía y arrancar un completo recorrido.

Vegetales de todo tipo se despliegan ante el público en diversas presentaciones. Tomates cherry o de gran tamaño, amarillos o de un rojo intenso parecen saludar a los transeúntes . Los encargados de los puestos están prestos a atender y responder cualquier pregunta. ¿Aguacates? mírelos, pero no los apriete... ingeniosos letreros ofrecen indicaciones.

La mercadería puede ser escogida, una a una, pero si tiene el tiempo contado,

A la par de los vegetales encuentra huevos de patio y en diversas tonalidades que demuestran que estas gallinas no se alimentan solo de fórmulas comerciales.

Más adelante, encontramos un puesto de artesanías. Cómo pasar de largo ante una hermosas tacitas, platos, cucharas y fuentes de peltre esmaltado. Ya sea para el uso diario o como decoración, es actualmente una tendencia.

Seguimos por un pasillo que desemboca a una amplia nave donde encontramos un frutero completo. De un lado: manzanas, peras, uvas, ciruelas, fresas y moras. Estas, conocidas y comercializadas en todas partes del mundo acompañan otras más exóticas, para unos y tal vez, autóctonas para otros: tomate de árbol, lulo, anón, guanábana, granadilla, uchuva y pitahaya.

El camino continúa por el pasillo de los hierberos: hierba luisa, hierbabuena, camomila, salvia y demás... También a disposición baños y sahumerios, para hacer la compra completa y lograr mejores resultados.

Solo cambiar de pasillo y cambia la mercadería: quesos frescos y curados, lácteos, dulces empacados.

Estratégicamente en una bifurcación, un puesto con cucharones, cuchillos, trinches, espumaderas, limpiones, escobas y llegamos al sector de las carnes y pescados. Cuánta variedad...

Al fondo, una de las salidas nos conduce a otra área de comedor, con algo más contundente: una rica lechona, chorizos y unos cuantos antojos más. No pueden faltar las cervezas rubias o negras.

Es casi hora de partir. Atravesamos nuevamente y admiramos el trabajo de cestería y cerámica de algunos vendedores. Uno de ellos nos obsequia un cochinito para la buena suerte. Las instrucciones son escribir en un papelito el deseo que deseamos se nos cumpla, meterlo pro la ranura y luego estrellarlo contra el piso. Es tan lindo, no soy capaz. Mejor guardo ese deseo para después.

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