Boxeo fuera del ring

Actualizado
  • 27/03/2011 01:00
Creado
  • 27/03/2011 01:00
‘Mickey Ward era un verdadero guerrero del ring. Aguerrido sería la palabra clave. No le tenía miedo a nadie en el ring. Era uno de esos...

‘Mickey Ward era un verdadero guerrero del ring. Aguerrido sería la palabra clave. No le tenía miedo a nadie en el ring. Era uno de esos boxeadores de bajo perfil, sin mayor corte popular, que sin embargo daba siempre a los aficionados todo lo que tenía como deportista y buen fajador. Es más, su trilogía con Arturo Gatti es histórica y debe apreciarse para entender la grandeza de estos grandes peleadores’.

De esta manera, el amigo y periodista Julio Alfaro resumió la carrera profesional de ‘Irish’ Mickey Ward para poner el contexto real de la vida de este personaje, ahora convertido en leyenda del boxeo gracias a la hábil dirección cinematográfica de David O. Russell que regresa con Mark Walhberg (anteriormente habían realizado Tres Reyes) para mostrar la vida de una familia cuya pasión es el cuadrilátero, en el filme El luchador (‘The Fighter’).

La película pincela con mucha destreza los aspectos duros de la vida del hermano de Ward, Dicky Eklund, un contendiente cuyo mayor momento de gloria se dio en su primer encuentro profesional contra Sugar Ray Leonard a finales de los setenta y que, según la historia del boxeo, supuso una caída del legendario deportista, para llevarnos por el sendero del consumo de estupefacientes, y al mismo tiempo destaca el rol de una madre que trata de garantizar lo mejor para sus hijos aún tomando desacertadas decisiones gerenciales, incluso en detrimento de la carrera de sus hijos.

En este contexto, la actuación de Christian Bale, actor británico que se destacó en su debut como protagonista de El imperio del sol, de Steven Spielberg y ha tenido una extraordinaria carrera en filmes de alto perfil como Batman Inicia y El caballero de la noche, así como también lucidas participaciones en filmes independientes del calibre de Psicópata Americano y El maquinista, era el boleto seguro hacia el Oscar al Mejor Actor de reparto por este filme que se estrena esta semana en Panamá.

Asimismo, el trabajo de Melissa Leo, a quien hemos visto en 21 Gramos y Frozen River, como Alice, brinda el nocaut de emociones que la hicieron merecedora de la estatuilla como Mejor Actriz de Reparto.

Si bien es cierto, la película es sólida e impecable en su desenvolvimiento rítmico y narrativo, como suele suceder con las mejores películas de boxeo, es el trabajo en conjunto, entre sus productores, actores y equipo técnico lo que vale la pena apreciar del proyecto, que en la actualidad desfila entre las cinco mejores películas de boxeo de todos los tiempos, compartiendo honores con Toro salvaje, de Martin Scorsese; Réquiem por un peso pesado, protagonizada por Anthony Quinn; Cinderella Man, de Ron Howard; Rocky, proyecto de Sylvester Stallone que John G. Avildsen dirigiera y definitivamente Million Dollar baby, de Clint Eastwood, con un libreto de Paul Haggis.

Por supuesto que existen otras cintas de boxeo que están entre mis favoritas de todos los tiempos, cuya lista incluye a Rocky Balboa, por la honestidad en la que Sylvester Stallone se enfrenta a su propio mito y hace creíble la historia de un hombre sencillo y apasionado que no se resiste ni por la edad, su luto o su gloria pasada; Diggstown, con Luis Gossett Jr., por tratarse de una comedia de estafas bien planificadas que utiliza los trucos del boxeo para ganarse a la audiencia; el documental When we were kings, el filme Alí de Michael Mann; la visión periodística de Resurrecting the champ, de Rod lurie, protagonizada por Josh Hartnet y Samuel L. Jackson y el clásico de todos los tiempos The Champ, la Wallace Berry, no el lacrimógeno de Franco Zefirelli que hicieron Ricky Schroeder, Faye Dunaway y John Voight.

Ahora, más allá de las siete nominaciones al Oscar por este trabajo cuya producción estuvo a cargo de su protagonista Walhberg, los números ganadores conseguidos entre premiaciones internacionales y aceptación en taquilla, cabe destacar que la historia se concentra en la ruta de Ward para conseguir su título mundial de la WBU, sin profundizar en los extraordinarios combates frente a Gatti.

De hecho, tomo como válida y necesaria la recomendación de Alfaro, quien sugiere ver esas peleas, incluso entrando a Youtube -para buscar Ward Gatti- y apreciar lo que la revista Ring describiera como las mejores peleas del año 2002 y 2003.

Por ejemplo, para el primer combate, a pesar que Ward ganara por decisión, tal fue el banquete de trompadas, que ambos peleadores terminaron siendo atendidos en el centro de traumas. Ello los motivó a realizar un segundo combate, apenas se recuperaron, ganando en esa ocasión Gatti, y más adelante un tercero, que dominó también el canadiense, quien luego dijera: ‘siempre me pregunté cómo sería pelear con mi hermano gemelo. Ahora lo sé’.

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