McCarthy y la violencia

PANAMÁ. Si hay algo que el escritor Cormac McCarthy nunca se negó a mostrarnos es que todos tenemos nuestro lado salvaje y oscuro; y que sólo es cuestión de una situación que nos desborde o de cierto grado de locura para que ese lado salga a flote.

Un buen ejemplo de eso es su novela La carretera, con la cual ganó el premio Pulitzer y fue llevada al cine en 2009 con Viggo Mortensen como protagonista. En ella nos muestra un Estados Unidos postapocalíptico, en el cual los hombres vuelven a su estado más primitivo, e incluso llegan a comerse entre sí.

En Sin lugar para los débiles, llevada a la pantalla grande por los hermanos Coen en 2007, la violencia extrema está en las manos del psicópata asesino protagonizado por Javier Bardem, un hombre capaz de matar con un tanque de aire comprimido, con un fusil con silenciador gigante o con lo que tenga a mano.

Esta vez, en El abogado del crimen, volvemos a encontrarnos con nuevas armas letales y asesinatos crudos, como cuando uno de los personajes principales muere a plena luz del día, en medio de la calle, mientras un dispositivo que lleva sujeto alrededor de su cuello, automáticamente comienza a cerrarse hasta estrangularlo y separar la cabeza del cuerpo. Eso es violencia.