Un pequeño paso para la igualdad profesional

Actualizado
  • 08/03/2014 01:00
Creado
  • 08/03/2014 01:00
A mediados de 1971, seis jóvenes que estudiaban el 3er año de secundaria, de la Academia Santa María en la Ciudad de Colon, nos acercamo...

A mediados de 1971, seis jóvenes que estudiaban el 3er año de secundaria, de la Academia Santa María en la Ciudad de Colon, nos acercamos a conversar con el Hermano Basilio Estrada (q.e.p.d.), Director del Colegio San José La Salle en Colón.

La inquietud que nos movía a estas seis jóvenes era hacer una solicitud que al día de hoy parece muy simple: solicitar al Hermano Basilio que fuéramos aceptadas en el colegio SJLS para continuar los estudios secundarios y obtener el Bachiller en Ciencias y Letras.

Entre broma y broma por varios días pasábamos a la hora de la salida al colegio a tratar de convencerlo, ya que en esos momentos no contábamos con muchos colegios en la Ciudad de Colón como opción que graduara bachilleres en Ciencias y Letras.

El Hermano Director muy seriamente tomo nuestra petición por la cual se iniciaron los trámites y reuniones a nivel de la Asociación de Colegios Católicos y el Ministerio de Educación. Para finales de ese mismo año, el Hermano Estrada nos confirmó una tarde al salir de clases que habíamos sido aceptadas para el siguiente año.

En enero de 1972 realizamos un curso intenso, condición requerida para nivelar los conocimientos en álgebra, ciencias, y otras asignaturas. Todas las aspirantes tomamos el curso, recuerdo que nuestras vacaciones estuvieron enfocadas en prepararnos bien para pasar ese curso, además, de idear el uniforme que utilizaríamos al iniciar el año escolar.

EL INICIO

En abril de 1972, rompimos una tradición que por décadas mantuvieron los Colegios La Salle (en Panamá y Colón): solo admitían varones.

En La Salle de la Ciudad de Colón se inició el año escolar con 12 estudiantes en el 4to año de secundaria y a su vez, también niñas en el Kinder; siendo la primera graduación mixta de bachilleres en diciembre de 1974. Orgullosamente en diciembre de este año cumpliremos nuestro cuadragésimo aniversario de graduación.

Esto facilitaría el hecho de que más adelante población femenina se fuese integrando a otros colegios católicos exclusivos para varones: En el Colegio Javier sea admitieron niñas desde 1975, siendo la primera graduación mixta en 1986. El Colegio La Salle, ciudad de Panamá, admite niñas por primera vez en kinder en 1976 y su primera promoción mixta fue en 1988-1989, bajo la dirección del Hno. Antonio Pascual, El Colegio San Agustín gradúa su primera promoción mixta en 1989.

RECUERDOS Y RCOMPENSAS

El Hermano Eduardo Carretero, quien fue el Director del Colegio en el año 1974 y estuvo presente en la entrega de nuestros diplomas, reside en España, pero a través de un correo detalla lo que en ese momento supuso para la toda la comunidad educativa del Colegio San José la Salle la presencia de jóvenes alumnas entre sus alumnos. ‘Fueron un regalo de primera categoría para nuestro colegio que colmaba de ilusión un proyecto largamente pensado’, afirmó.

Ese momento, importante para las nuevas alumnas fue también complejo para los estudiantes varones. ‘Para mí fue mucha incertidumbre por el manejo que se daría a toda hora con las chicas’, me dijo uno de mis compañeros hace poco. ‘ Cuando recibí la noticia sentí que perdíamos mucho terreno e independencia, porque nos limitaríamos por pena tal vez, en los deportes, y otras actividades a las que estábamos acostumbrados a manejar entre hombres, de manera callejera. Ahora nuestras actitudes tendrían que ser más consideradas tomando en cuenta a las muchachas. Pero en realidad se integraron muy bien y rápido; pronto todo era normal y tranquilo’, agregó.

Para Mónica, una de mis compañeras, el cambio no fue tan radical pues ella provenía de una escuela mixta, pero la experiencia significó un verdadero reto pues el prestigio del colegio de por sí, significaba un alto nivel académico’.

En tanto, para Teresa ‘el haber ingresado al colegio La Salle le resultó un hecho fabuloso, espectacular y a la vez un gran reto, ya que formaría parte de ese primer grupo de mujeres, me encaminaba a ser una profesional con igualdad de oportunidades que los varones’.

Obviamente para mí fue un sueño, un camino nuevo lleno de esperanzas, un reto que enfrentaríamos con excelentes chicos y muy estudiosos.

LA CONVIVENCIA

De sus compañeros Mónica recuerda que ‘ hubo los tímidos, los respetuosos, otros muy extrovertidos, o muy divertidos en gran mayoría, pero supieron acoplarse a nuestra presencia y ser buenos compañeros’.

Teresa, por su parte, comenta que sus compañeros ‘fueron y son excelentes caballeros, atentos y principalmente retadores.’

Nuestros compañeros nos brindaron un gran apoyo sin egoísmo, respeto y cariño. Nos hicieron sentir como en casa, en la primera semana de clases hubo un silencio, calma, pero luego de pasar la segunda, tercera semana, días y años fue toda una experiencia, realmente unos amigos y hermanos para nosotras, incluyendo el resto de los varones en el colegio.

Hoy por hoy aún en nuestras reuniones anuales siempre hay un gran cariño y respeto de hermandad. Pero más allá de lindos recuerdos, la experiencia resultó de gran impacto no solo a nosotros, sino a las siguientes generaciones.

IMPACTO

El impacto en mi vida personal y profesional ha sido invaluable; haber obtenido una educación a un alto nivel, con la calidad de excelentes profesores, además, fortaleció los valores y virtudes inculcados con la fe cristiana de perseverancia, disciplina, honestidad y amor a nuestros semejantes, a través de los hermanos de la comunidad La Sallista.

Mónica establece que su educación en La Salle de Colón ‘me ayudó en los primeros años de mi carrera por la buena base de biología que fue imprescindible para empezar a entender materias de los primeros años de la carrera de medicina, pero lo más importante fueron los conceptos de rectitud, honorabilidad, responsabilidad y servicio al prójimo que han marcado mi camino en este apostolado que es la medicina’.

Teresa reconoce que su educación le ha dejado el mejor y más valioso impacto, ‘por ser el colegio privado con la mejor educación disciplinaria y profesional, dejando en mi una huella tanto en lo personal y profesional’.

La evolución y participación de la mujer, hoy día ha generado una expansión cuantitativa de la matrícula universitaria en nuestro país. La mujer profesional no solo se gradúa para competir como igual con los varones en carreras como ingeniería y medicina sino en carreras no usuales para mujeres como electrónica, mecánica y aviación, además, de las usuales como administración, en las cuales se han destacado en altos cargos gerenciales, como empresarias de negocios e inclusive en cargos políticos. Sin este humilde inicio, no hubiera sido posible.

A pesar de algunos oponentes, nuestro principal propósito fue el de lograr descubrir un nuevo horizonte en el ámbito profesional de la mujer, no solo para la mujer Colonense, sino para la mujer Panameña.

Sacrificio, gran esfuerzo, dedicación y arduos estudios, además de muchas vivencias, han sido y serán nuestros mejores y bellos recuerdos. ‘Orgullosa de ser La Sallista’.

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