El Panamá del “Kenke”

Actualizado
  • 06/09/2015 02:00
Creado
  • 06/09/2015 02:00
Más que otro filme para ‘fumones', la cinta de Pérez Him presenta el drama de los jóvenes que escogen a la marihuana como una alternativa de vida

Nada es lo que parece. Este parece ser el mensaje que queda en la mente del espectador cuando aparecen los créditos finales de Kenke , película panameña que será estrenada el 10 de septiembre. Ni Kenny -el personaje interpretado por Mike Delgado en esta producción de Mente Pública y Best Picture Systema- es un drogadicto y un caso perdido por fumar y comprar marihuana junto a sus amigos del colegio, ni su primo Josúe (encarnado por Eric de León) es realmente un muchacho encaminado, que dejó atrás sus años disolutos para centrarse en su trabajo y en la atención de su novia embarazada.

Al final, Kenny y Josué, son los extremos de lo que en esta cinta del realizador Enrique Pérez Him se percibe no tanto como un vicio incontrolable o una problemática social, sino más bien como un estilo de vida alternativa. La vida del kenke.

Pérez Him, joven realizador que ya cuenta con películas como Pura Mula y Caos en la ciudad a su haber, nos introduce en un submundo subrepticio, en el Panamá de la marihuana. Si bien aquí, a diferencia de países como Uruguay, Argentina y partes de Estados Unidos, su consumo está criminalizado esto no ha evitado que exista una cultura del ‘kenke,' que Pérez Him se encarga de explorar con la pericia de un descubridor de realidades alternas.

La cinta comienza con Kenny y un amigo siendo asediados por una fuerza policial cuyo accionar parece estar regido por una doble moral, que abusa de su autoridad al momento de revisar y detener a un par de adolescentes que fuman en un parque -supuestamente porque esta acción constituye un delito- pero que no tiene reparos en solicitarle una coima a Josúe cuando éste se aparece a rescatar a Kenny y a su amiga Sofía. Es una policía que, para parafrasear al profesor de los muchachos, interpretado por el teatrista Roberto Quintero, considera que con trancar la ciudad con sus retenes ya ha hecho su trabajo.

Es la moral relativa de una sociedad en la que es aceptable que sus jóvenes se reunan en residencias a libar licor sin control alguno, que tolera que cada fin de semana individuos totalmente alcoholizados se sienten delante de un volante, convirtiéndose en peligros potenciales en la carretera, mientras que aquellos que fuman tranquilamente en una acera son discriminados y perseguidos.

Y no es que Kenke sea una apología de la droga, una cinta para fumones, para que suelten la carcajada frente a la pantalla. Si bien en un momento Josúe, que lleva más años en las lides marihuaneras, le suelta un par de valiosas recomendaciones a su primo, en una escena del guión escrito por Pérez Him también se revelan los posibles efectos que puede acarrear la experimentación con las nuevas modalidades que han salido al mercado, que son mucho más fuertes que el clásico ‘pegón'. Así sucede cuando Josúe acompaña a su primo a una consulta con un doctor, que terminaba solicitándoles el contacto de su ‘dealer'.

AMOR Y CONTROL

Confrontados por sus respectivas familias, Kenny y Josúe toman caminos diferentes: el primero decide salir del ‘clóset' de los usuarios y revelar su afición por el narcótico, mientras que el otro perfecciona las argucias y artimañas necesarias para continuar fumando ‘kenke' sin ser molestado por su madre.

El guión de Pérez Him plantea que la vida se puede vivir como una mentira o con la verdad por delante, que podemos negar o afirmar aquellas cosas en las que es posible encontrar un poco de solaz en medio de la asfixiante rutina y de los problemas que se acumulan. Al final, es cuestión de cada quien aceptar vivir sin dobleces o sumidos en la hipocresía.

La afición de Kenny por la marihuana es el conflicto a través del cual se revela la verdad intrínseca y desnuda de su hogar, de cómo una familia puede ser una frágil entelequia construida alrededor del dolor de una mujer, en este caso su madre, una mujer atormentada que mientras recrimina a su hijo por su hábito se atraganta de drogas para lidiar con la realidad, que encuentra en el adulterio el escape de un matrimonio fallido.

Y es que Kenke también es un drama familiar, que muestra cómo, a veces, los padres se dejan dominar por los estereotipos al momento de lidiar con un hijo como Kenny, que recurre a la marihuana con fines recreativos, como otros recurren al licor u otros vicios que son plenamente aceptados por la sociedad. En realidad, Kenny es otro joven caprichoso y que pasa la mayor parte de su tiempo sumido en la pantalla de su celular, que solo busca pasarlo bien antes de que las horas de ocio sean menos y las responsabilidades muchas.

Kenke termina con la policía asediando a Kenny y Josúe. Otra vez. Los dos esperan en una acera a que la ronda policial se acerque, dispuestos a lidiar con las consecuencias de la ilegalidad de su hábito. En la pantalla los porros se apagan. El debate postergado acerca del uso de la marihuana en Panamá se acaba de encender.

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El debate previo al estreno

ERROL E. CABALLERO

A pocos días del estreno de Kenke el tema del uso o no de la marihuana ha irrumpido en el debate de un país acostumbrado a tratar este tema recurriendo al rídiculo, al doble sentido o a los estereotipos. En un istmo donde la libación de licor es la adicción predominante, no es frecuente que se organicen foros para discutir abiertamente la afición al cannabis. Pero el grupo conocido los ‘Amantes de Sofía' (ADS) rompió el silencio. El viernes pasado organizaron un café filosófico para superar el tabú que en Panamá siempre ha estado asociado con el ‘kenke'.

Sin embargo, la convocatoria desató la controversia al emplear para su difusión un afiche con dos empolleradas ataviadas con tembleques confeccionados con hojas de marihuana. El arte suscitó, incluso, declaraciones por parte de Juan Francisco Guerrero, director encargado del Instituto Nacional de Cultura (INAC), quien desde que asumió el cargo después de la salida de Marianna Núñez en junio pasado ha optado por mantener un bajo perfil. El funcionario lo calificó de una ‘afrenta, irrespeto y tergiversación, que golpea los cimientos culturales y morales que distinguen nuestra identidad como nación'.

Además del conversatorio realizado por ADS, la semana pasada se llevó a cabo una actividad similar en el local de la Casa Roja, en Perejil.

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‘Fumar ‘kenke' requiere de mucha disciplina. Tienes que cuidarte mucho de la gente que no fuma. Para ellos ser ‘marihuano' es peor que ser pedófilo',

JOSÚE

PERSONAJE DE ‘KENKE'

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SINOPSIS

En sus 85 minutos de duración, ‘Kenke' cuenta la historia de Josúe y Kenny, dos primos que deberán afrontar a una sociedad regida por adicciones que son más aceptables que la marihuana.

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