Sin Dios, ni amo

Actualizado
  • 12/07/2009 02:00
Creado
  • 12/07/2009 02:00
Sin dios ni amo. Sin miedo ni vergüenza, sin pena, sin deudas ni deberes. Sin censura. Sin prejuicios. Sin reproches. Sin recomendacione...

Sin dios ni amo. Sin miedo ni vergüenza, sin pena, sin deudas ni deberes. Sin censura. Sin prejuicios. Sin reproches. Sin recomendaciones. Sin pelos en la lengua. Sin reparos. Sin empacho. Sin modestia ni recato. Sin orgullo ni falsa humildad. Me siento delante de este teclado sin temor a quien con voz tonante invoque castigo o consecuencia.

Aúllo con mi voz entera, aúllo para mantenerme en contacto, para no sentirme sola, para saberme parte de una manada. Por muy denso que sea el bosque de espejismos que me rodea, por muy obscura que sea la noche, el aullido hace que otros como yo me encuentren. Lanzo mi primer aullido desde estas líneas para hacerme oír, para, sin arredrarme, hacer preguntas incómodas y decir lo que todos quieren gritar y lo que nadie quiere escuchar. En fin, a aquellos a los cuales el aullido les lastime las delicadas orejas, les aconsejo que semana tras semana busquen en estas páginas regiones más consideradas con su sensibilidad.

Aprovecho esta primera columna, a modo de presentación, para decirlo antes de que alguien me acuse. Sí señores, soy española. No decidí nacer allí, tal y como ustedes no decidieron nacer en otro lugar, no reniego de lo que soy, ni de mi herencia, muy al contrario. Pero he decidido voluntariamente vivir aquí, trabajar aquí y contribuir con mi trabajo a hacer de este país un mejor país para todos. Ya ven. No dudo que siempre habrá alguno al que no le agrade que yo pulule por su suelo patrioâ?¦No puedo decirle más que le queda la posibilidad de rehacer aquella no tan lejana Constitución panameña, en la que se creaban ciudadanos de primera y de segunda. Mientras tanto yo seguiré aullando.

¿Cómo decirlo mejor que el más grande? Hace siglos que Don Francisco de Quevedo y Villegas nos gritó:

No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Esta columna será como un aullido, lo oirán en la noche y sentirán cómo se les erizan los pelillos de la nuca. Desde ella quiero aullar buscando a mis iguales, avisarles de cómo está la caza. Olfateo el aire, husmeo mi presa, me acerco sigilosa, los dientes brillanâ?¦un paso másâ?¦

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