La imagen propia

Actualizado
  • 03/12/2009 01:00
Creado
  • 03/12/2009 01:00
H oy me enteré con tristeza y no poca sorpresa que una de mis compañeras en la aventura de Miss Universo hace ya 15 años falleció esta s...

H oy me enteré con tristeza y no poca sorpresa que una de mis compañeras en la aventura de Miss Universo hace ya 15 años falleció esta semana. La candidata argentina. No estaba enferma. No tuvo un accidente. Tenía esposo y dos niños pequeños. Entró al quirófano por una cirugía estética y una posible mala praxis le provocó una embolia pulmonar. Tenía 38 años.

Los responsables serán siempre los responsables, sin duda (médicos, etc.). Me puse, sin embargo, a pensar un poco por qué mi amiga entraría por propia voluntad a hacerse una intervención quirúrgica, cuando es ya bastante doloroso y desagradable hacerlo por motivos de salud.

No es la única. El porcentaje de operaciones estéticas es alto, muy alto. No creo que todas las operaciones del mundo logren darnos una imagen del espejo que nos satisfaga después de cierta edad. A mi encantaría tener la piel y la tonicidad de hace 20 años y seguir modelando, pero es totalmente imposible, al menos el precio que tendría que pagar es más alto que mis aspiraciones. No conozco a un hombre que haya vuelto a “querer” a su esposa por levantarse el derriére. La puede encontrar más sexy, pero no la querrá más.

Las estadísticas dicen que las mujeres inteligentes son sensuales. Un gran busto no aumenta la cultura o la inteligencia. ¿Entonces qué pasa? Pasa que los referentes o modelos que tiene la belleza actual son muy altos, ¡nadie tiene un botón de photoshop enganchado al cuello! Pasa que a veces parece más fácil pagar $5000 por una cirugía estética que iniciar un proceso interno de crecimiento emocional y espiritual, cultural, profesional. Quizás a veces se tiene la secreta esperanza de que un par de costillas menos conseguirán una cintura tan pequeña y un candidato que nos permita disfrutar de una vida de lujos, y es más tentador que quemarse las pestañas 4 años en la universidad y luego salir a tener que romperse la espalda de todas formas trabajando… Sin embargo hay mujeres brillantes, profesionales, cultas, inteligentes, que se mantienen a sí mismas gloriosamente y de todas formas entran al quirófano. Creo que aquí la razón es que cuando se logra ese estatus tenemos casi 40 años, y al mirarnos al espejo no vemos los logros, el conjunto, no. Vemos a una mujer que puede o no competir con una jovencita retocada en una portada de revista. No sé por qué mi amiga Miss habrá entrado a hacerse un retoque en el quirófano. Pero ya no habrá más de ella. Con cola caída o parada. Me quedaba con la mujer de cola de 38 años, dos hijos, con una corona guardada e historias que contar. Duerme ahora, Solange, te extrañaremos.

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