El dios de la taquilla

Actualizado
  • 24/01/2010 01:00
Creado
  • 24/01/2010 01:00
Para Cameron no hay límites y siempre se supera a sí mismo. Sus películas están entre las más caras. “Terminator II” fue la primera cint...

Para Cameron no hay límites y siempre se supera a sí mismo. Sus películas están entre las más caras. “Terminator II” fue la primera cinta que costó más de 100 millones de dólares, y “Titanic” fue la primera en exceder los 200 millones. El director es conocido por su perfeccionismo y tiranía en el set. Trabaja 14 horas al día, rueda, edita, hace el maquillaje y los efectos especiales. Es a la vez artista e ingeniero, la peor pesadilla de los estudios porque siempre excede los presupuestos y se retrasa en la entrega. Pero al final Cameron triunfa.

Tiene el toque de Midas para la taquilla. “Terminator” costó seis millones de dólares y recaudó 80. La segunda entrega ganó 519 millones de dólares y cuatro premios Oscar; y”Titanic” es aún la película más taquillera de la historia, con 1.800 millones recaudados, y la más galardonada (11 estatuillas). "Las expresiones como 'no' y 'es imposible' prácticamente lo excitan", dice el actor Bill Paxton, quien ha trabajado con Cameron desde los años 80. En el caso de Avatar, la afirmación no podría ser más cierta.

Cameron imaginó en 1995 el mundo de Pandora, en el que se desarrolla su nueva cinta, pero su visión no se podía lograr con la tecnología de ese entonces. Por eso sólo 10 años después pudo desarrollar el sistema de cámaras especiales necesario. Además, creó el idioma Navi a partir de fragmentos de 30 palabras del dialecto maorí, que aprendió de una tribu en Nueva Zelanda. Diseñó toda la fauna y flora inspirado en las criaturas marinas que sólo se ven en los ambientes más hostiles y profundos del océano. Y, como un dios, creó al pueblo Navi con un toque personal. Todos son zurdos, como Cameron. "'Avatar' es lo más complicado que alguien ha hecho en el cine y la suma de todos mis logros personales". Creció en el pueblo canadiense de Chippawa durante la Guerra Fría. "Su imaginación fue moldeada por ese período. Desde niño se obsesionó con el fin del mundo. Imaginaba mundos alternos, formas de escapar al caos, y eso se ve en sus películas", le dijo a SEMANA Rebecca Keegan, autora de su biografía The Futurist: The life and films of James Cameron.

Su carrera comenzó en California en los años 80, cuando diseñó la escenografía de un cortometraje financiado por un grupo de dentistas. Había llegado a Estados Unidos a los 17 años fascinado por 2001: Odisea del Espacio. Idolatraba a Stanley Kubrick y a Jacques Cousteau. Era un nerd que pasaba sus días en la biblioteca devorando libros de ciencia ficción y de efectos visuales, que dibujaba historietas y se dedicaba a construir artefactos. Antes de eso había estudiado física, luego se cambió a literatura porque quería ser escritor, pero cansado de la universidad tomó un trabajo como conductor de camión que le permitía escribir en su tiempo libre. "Cameron encontró espacio para sus dos amores en el cine: el arte y la tecnología. Viene de una familia de contrastes. Su padre es ingeniero y su madre es un ama de casa y pintora que fue miembro del ejército femenino canadiense. Él es la mezcla perfecta de esas influencias", le dijo a esta publicación el escritor y editor canadiense Trevor Hogg. ©PUBLICACIONES SEMANA

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