Con alma de bolero

Actualizado
  • 09/05/2010 02:00
Creado
  • 09/05/2010 02:00
Conocido y famoso como Tony Fergo, pocas personas en Panamá recuerdan quien es Antonio Fernández Gómez. Mientras éste nació un 23 de ene...

Conocido y famoso como Tony Fergo, pocas personas en Panamá recuerdan quien es Antonio Fernández Gómez. Mientras éste nació un 23 de enero de 1923 en Guanabacoa, aquel surgió como locutor el 6 de enero de 1940 en una emisora pobre y de poca potencia de La Habana. Este pionero de la publicidad, creativo, escritor, poeta y compositor que llegó a Panamá en 1957 huyendo del conflicto interno que había generado la dictadura de Batista en Cuba, siente que estando en esta tierra nunca salió de su isla natal.

Autor de famosos boleros grabados por reconocidas voces de más de un continente, impactantes campañas publicitarias para importantes marcas nacionales e internacionales, pionero del jingle e impulsor de esta industria en Cuba, España y Panamá, su menuda envoltura exterior hace difícil creer que albergue una capacidad creativa tan inmensa y que los 87 años que lleva a cuestas estén cargados de una energía que puede ser la envidia de cualquier persona joven.

Sencillo y accesible nos recibe en mangas de camisa, pero apenas entramos a su despacho, se dirige al baño para comprobar ante el espejo “si estoy con cara de muerto” y regresa poniéndose un saco deportivo negro y negándose a enfrentar la cámara sin él, para “verse decente”, según sus propias palabras.

Es un hombre de costumbres, no sólo porque lo diga sino porque al pedirle que cambie de lugar en la mesa de reuniones donde nos atiende, para aprovechar mejor la luz, al volver del baño ocupa sin pensarlo el de siempre, a pesar de haber movido su agenda, lentes, celular y bolígrafo al puesto que le asignamos.

Romántico inveterado que se inspira en el amor y que considera que todo debe ser amado, Fergo -al contrario de lo que se esperaría de un hombre con sus aficiones y virtudes- niega ser un picaflor y sus 63 años casado con la misma mujer lo confirman. Inspirado en ese amor, cuando su esposa Hilda cumplió 80 años le compuso una canción que resume la relación de más de medio siglo con ella: “tres cuartos de tu vida los viviste conmigo y el cien por ciento de mis sueños los viví para ti / jamás hubo una aurora sin tenerme a tu lado / desde el día de agosto que me dijiste si”. +3B

Su romanticismo lo ha llevado no solamente a escribir boleros al ritmo de los que se han enamorado miles de parejas sino también a convertirse en un “casamentero” porque no puede ver a una mujer joven y bella sola sin imaginar enseguida el tipo de galán que, a su juicio, necesita. Para él todas las mujeres deben ser miradas y admiradas y cuando ve una mujer hermosa se lo dice sin dudarlo, comenta divertido, aunque acto seguido reflexiona un poco en broma y un poco en serio que “a los 87 años el pitcher te tira la bola bajita y dando vuelta s y ya no la bateas”.

LA DIVERSIÓN

Su espíritu tropical lo traicionó. Con ofertas de trabajo en España, donde lo requerían para iniciar el mundo del jingle, que como herramienta de la publicidad que había desarrollado en Cuba, eligió Panamá a donde vino con dos propósitos: crear una industria publicitaria que no existía y expandirla, junto a los hermanos Eleta, para que se constituyera en el soporte de la televisión, que tampoco había. Y no disimula el orgullo que siente por haber sido el motor principal para el desarrollo de ambas industrias en el istmo.

Pero antes de recalar en Panamá, donde Fergo sabe “dónde poner el pie”, el año 56 pasó por España dejando jingles hechos con Gregorio García Segura, director musical de Sarita Montiel. Hasta entonces los españoles hacían pasodobles de tres minutos para anuncios comerciales y no podían creer que en medio minuto se podía hacer lo mismo. Querían jingles con sabor tropical y para ello Fergo tuvo que conseguir un bongosero cubano que pudiera darles el ritmo requerido.

Para Fergo hacer publicidad no es un trabajo sino una diversión. Trabaja ocho horas en la oficina y un par de horas en casa. “Pero no trabajo, yo me divierto 10 horas al día” asegura. “Empiezo a las 6:30 al levantarme y regreso a cenar a casa a las 7 de la noche”, cuenta. Lo cual para un hombre de su edad es quizás, excesivo.

Fergo tiene una educación “formalmente informal”. Cuando empezó haciendo radio en Cuba debía también escribir las cuñas y le tocó “la dicha” de iniciar allí el mundo del jingle. Ya para entonces había ganado el premio ACRI como compositor más destacado del año 1947 con los boleros “Luna lunera”, “Alma venenosa”, “En la palma de la mano”, “La televisión, cuando llegará” y “Conformidad”. “En Cuba empezamos creando la Asociación de Agencias de Anuncios y después la Asociación de Profesionales de la Publicidad y el Colegio de Publicistas” relata. No había maestros, así que cada una de las nueve agencias publicitarias que existían desarrolló un tema para armar el concepto general de la publicidad y cada representante de agencia dictaba un curso y después se volvía alumno de otro en la Universidad de La Habana.

Hoy considera que es necesario replantear los conceptos de la publicidad por los cambios que ha introducido la tecnología. “El internet desclasificó lo que es el mensaje, ahora la publicidad es motivo de entretenimiento y no de conocimiento, estamos siendo incompetentes”, asegura. “Yo sigo siendo fanático del usuario, es lo más importante y no lo estamos tratando con la atención que se merece”, cuestiona.

LA NOSTALGIA

Cada recuerdo, cada relato, cada canción de Tony Fergo están bañados en nostalgia, aunque él se esfuerce en luchar contra ella. Es como si se hubiese quedado anclado en otro tiempo. Lo dice en la letra de una guajira antigua: “la nostalgia me visita en una y otra ocasión y siento la evocación que no se calla ni grita”. Como toda la gente que envejece, añora su niñez y esa añoranza lo movió a escribir un libro titulado “El niño de dentro” que habla “del niño que ha vivido dentro de mí y que me visita con mucha frecuencia”.

Se recuerda a sí mismo como un muchacho que trabajaba en un almacén de segunda en un barrio de pocos recursos, donde le tocó barrer y hacer de todo. Baldear, limpiar inodoros, sacar mesitas, cargar cajas, surtir el departamento de ventas y atender a los clientes. “Tal vez eso me dio la facilidad para expresarme y conseguir una cuenta o explicar una campaña publicitaria”, cavila. Vendía perfumes baratos, camisas de hombre, toallas y ropa de niño que su padre creaba en un taller de su propiedad y con cuyas enseñanzas se hizo creativo. “Esa era la parte honorable del trabajo”, recuerda.

En un carnaval en el malecón de La Habana aprendió a improvisar mientras relataba el desfile y a medida que escribía una que otra canción se dio cuenta de que también podía componer música, “no era algo tan difícil”, asegura. Entonces escribió su primera guaracha - un ritmo típico cubano - “Cuidadito negra”. En esos días trabó una amistad profunda con el mejor compositor de Cuba, Osvaldo Farrés, autor de conocidos boleros como “Toda una vida”, “En el mar la vida es más sabrosa”, “No, no y no”, “Quizás”, “Tres palabras” y “Acércate más”, quien lo “agarró de una oreja” y le aconsejó no escribir más guarachas sino boleros.

ENTRE FAMOSOS

Desde sus primeros años en radio, compartió micrófonos, además de Farré, con personalidades de la música, como Ernesto Duarte, autor de “Como fue”, y Genaro Lombida autor de “Confidencias”. Justamente fue con ellos con quienes iba a grabar en el año 1940 un bolero de su autoría “Luna tropical”, el cual no grabó al escuchar la calidad de las composiciones de sus dos amigos. Recientemente y después de 70 años, se decidió a grabar el mismo bolero con la cantante panameña Idania Dawson.

Sus creaciones musicales han sido interpretadas por artistas de la talla de Leo Marini; Julio Jaramillo, un enamorador que se aprendía la letra enseguida y a quien Fergo le decía que era como su sastre pues le hacía las canciones a medida; René Cabel, quien no ensayaba y aún así sólo dañó un acetato; Daniel Santos, quien el día de la grabación llegó trasnochado con una botella de wisky y una mujer y grabó sin parar 12 canciones. También han grabado sus composiciones El Puma, Blanca Rosa Gil, Tito Rodriguez, María Antonieta Pons, Rosa Carmina, Tito Mendivil, Antonio Machín, Lolita Garrido, Gregorio Barrios y Fernando Torrres, entre otros. En los últimos años Tony Fergo se ha dedicado a grabar con intérpretes panameños.

LA VIDA EN BROMA

Tony Fergo no se toma la vida en serio. Quizás ésa sea la razón de su tremenda vitalidad a tan avanzada edad. Aunque confiesa que lo “agarramos fuera de base” quisiera que su epitafio sobre una cruz diga sencillamente “Tony Fergo: pienso que descansé”. Y, dando por descontado que se irá al paraíso, dice que no le extrañaría que como ha trabajado tanto en vida Dios le encargue “algún trabajito extra en el cielo”.

Sabe reírse de sí mismo y lo demuestra cuando asegura que su primer amor “fue la enfermera que atendió mi parto” y cuenta que la primera vez que le pidió matrimonio a alguien fue a una compañera de trabajo que le respondió “vaya a hacer gárgaras”, expresión con la que también lo despidieron al solicitar un préstamo bancario y ofrecer como garantía su bolígrafo, su escoba y su trapeador. Gracias a esta respuesta escribió un libro de humor titulado “Vaya a hacer gárgaras”, en el cual los personajes –un hombre y una mujer – se encuentran 60 años después comprando listerine en una farmacia.

Su faceta de humorista, la descubrió gracias a Castor Vispo, uno de los hombres que más admiró, “gallego y más cubano que los cubanos”, autor de la “Tremenda Corte” y creador del personaje principal de esa serie, Tres Patines, al que dio vida el actor cubano Leopoldo Fernández. Como fanático de la serie posee una colección de 48 episodios grabados para radio.

SU RELACIÓN CON DIOS

Fergo es creyente y su mayor temor es sobre cómo juzga Dios. Por eso, y porque considera que tiene deudas que pagar por cosas que hizo mal como la publicidad en favor del cigarrillo (“¡la cantidad de gente que habrá muerto al haber seguido mis consejos!”) se ha impuesto la tarea de hacer las cosas más difíciles. “Por ejemplo, decido componer una canción romántica pero sin usar rima ni la palabra amor para que me cueste más trabajo. La titulo ′Milagro′ y escribo ′reverdecen los viejos recuerdos de las cosas de ayer”, comenta.

Este hombre dinámico, que no ha parado desde que a los 17 años tomó con timidez un micrófono por primera vez, dice que lo único que tiene pendiente en la vida es llegar a los 90 años y "decirle a Dios que me encantaría, a los 90 años y un día, conversar con El”.

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