Comer en familia Pedro Masoliver

Actualizado
  • 13/06/2010 02:00
Creado
  • 13/06/2010 02:00
Tras la visita a los cafetales de rigor para comprobar su estado, ya en flor y algunos con cerezas verdes, me dediqué estos cuatro días ...

Tras la visita a los cafetales de rigor para comprobar su estado, ya en flor y algunos con cerezas verdes, me dediqué estos cuatro días a cocinar para la familia. El sábado preparamos una pasta al pomodoro con tomatitos y albahaca recién cosechada. Sabor fresco y natural, aceite de oliva simple, ajo y cebollita picada, un manjar.

El domingo nos volvimos sibaritas y nos preparamos una ‘escudella barrejada’, que no es más que una sopa de cocido donde todos los ingredientes se sirven a la vez en un sopón lleno de sabores intensos de las carnes, aves y vegetales que lleva, donde el repollo es la estrella. Sabroso y reconfortante, ayudado por la lluvia y el fresquito de las tierras altas.

Para no aburrir a la familia en la noche, un simple cous-cous acompañado por un guiso de pollo especiado con comino en polvo y un poco de romero y tomillo, junto con orégano y albahaca y vegetales de toda clase. Un guiso con toques árabes que a todos, incluido el cuidador, nos hizo trasladarnos a una noche cuasi libanesa. La noche del martes la dedicamos a la comida mexicana, preparamos unos tacos con tasajo de cerdo y carne molida acompañados por un pico de gallo y lechuga con delicioso aguacate.

Ese mediodía, un clásico arroz con pollo panameño para poner balance y así ha transcurrido el periodo vacacional con mi familia correspondiente al primer trimestre. Qué rico es comer y compartir en familia la mesa. Le da a la comida el toque necesario para convertir cualquier palto en una maravilla gastronómica porque cuando miras las caras de satisfacción y los comentarios sobre los platos servidos te llenas de satisfacción añadida.

La mejor mesa es aquella compartida con seres queridos porque si todo es bueno se vuelve tres veces mejor. Es enriquecedor comentar, reír, comparar, criticar o simplemente hablar de lo que sea alrededor de la mesa.

Es difícil acertar, pero si una buena mesa quieres tener, juega sobre seguro valorando los gustos comunes y de verdad que lo disfrutarás. Es lo más lindo a lo que un padre chef puede aspirar: ver a su propia familia encantada con lo que uno ha preparado.

Buen provecho.

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