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- 14/07/2010 02:00
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Con motivo del fallecimiento del prestigioso intelectual de izquierda Carlos Monsiváis, el cronista más prominente de México, en la columna literaria de este miércoles analizaremos el libro Carlos Monsiváis: cultura y crónica en el México contemporáneo de Linda Egan, gran estudiosa de la obra del escritor mexicano. Egan analiza a fondo el talento narrativo del autor, su fuerza crítica e integridad. Con gran conocimiento explora el propósito moral y social de sus descripciones analíticas y satíricas de las culturas populares que alberga la ciclópea ciudad de México.
Conocí a Monsiváis en la feria del libro gracias a la licenciada Elsa Arrache, de la Embajada de México. Departimos interesantes temas. El literato era un espejo crítico de la sociedad mexicana. Atesoraba profundos conocimientos. Era amable, sencillo y brillante. Irradiaba un gran carisma, producto de su sabiduría, solvencia moral y evidente erudición. Poseía don de gente y era fanático del cine.
La crónica es literatura y periodismo. Monsiváis se dio a conocer por un estilo poético único. De un encanto permanente su voz periodística honesta, la severa belleza de su visión poética del mundo. Se desempeñó como crítico literario y artístico. Era un enamorado de la fotografía y la pintura. Vivía solo con sus gatos. Era un lector y crítico empedernido. Siempre luchó por los desposeídos y marginados. Era un escritor comprometido, que se afanaba por promover lo popular. Aplaudía el papel de las mujeres en la construcción de una identidad distintiva de barrio.
Conocí a su colega y compatriota, la escritora Elena Poniatowska, cuando obtuvo el premio Alfaguara. Lo reconocía como el más generoso de los amigos. Compartía sus conocimientos e irradiaba una enorme compasión.
Su lealtad por la cultura popular urbana, la cultura de masas, y su crítica al gobierno lo hacían una persona confiable. Estudió la cultura de la pobreza, así como las creencias, supersticiones y pensamientos mágicos de los marginados.
En su obra maestra, titulada Rituales del caos, Monsiváis intenta dar sentido al caos, el desorden ritualizado, la devoción a la virgen de Guadalupe, la religión del éxito, etc.
En Días de guardar aparecen una serie de crónicas inspiradas en el movimiento estudiantil que soldados del gobierno reprimieron la tarde del 2 octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas o de Tlatelolco.