Sincero Una vida muy ‘biutiful’

Actualizado
  • 21/11/2010 01:00
Creado
  • 21/11/2010 01:00
Su último estreno, Biutiful, la película del mexicano Alejandro González Iñárritu, que le valió el premio al mejor actor en el último Fe...

Su último estreno, Biutiful, la película del mexicano Alejandro González Iñárritu, que le valió el premio al mejor actor en el último Festival de Cannes, confirma una vez más ese potencial dramático; el galardón del certamen francés solo viene a engrosar una larga lista de premios y reconocimientos, entre los que están un Óscar de Hollywood y una candidatura, un Globo de Oro, cuatro Goyas, dos Conchas de Plata, dos Copas Volpi y una ráfaga de elogios que le llegan desde el Olimpo de su oficio, donde los dioses de la escuela interpretativa que él tanto ha venerado (de Robert De Niro y Al Pacino a Sean Penn y Daniel Day-Lewis) reconocen en el español a uno de los suyos.

‘Bardem ha cumplido ya 41 años y, sí, sigue dando un poco de susto, demasiado meticuloso y tozudo’. Bueno, matiza el director, ‘es que no se conforma con lo que hace, sus trabajos son muy sofisticados’. El director asegura que le cuesta imaginarse a Bardem de malas. ‘Es una persona delicada, tanto a las buenas como a las malas’. Ahora produce y narra una película documental sobre el conflicto del Sáhara Occidental y va a ser padre por primera vez con su compañera sentimental de los últimos años, Penélope Cruz. Son la cara visible y la invisible de un actor poco dado a confesiones íntimas, que asegura que su ego no ha sucumbido ni a la fama ni a las flores, y que sigue pisando tierra, un mérito que tampoco ve como propio. Veinticuatro horas después de realizar esta entrevista, Bardem viajaba a Estados Unidos para entrar en la piel del 44º personaje de su filmografía (incluidos sus primerizos pasos en varias series de televisión) bajo las órdenes de Terrence Malick, cineasta de culto conocido por el lirismo de su cine y también por ponérselo difícil a sus intérpretes y no darles muchas pistas sobre lo que les espera durante el rodaje. Pese a eso, Bardem llega a la cita tranquilo, puntual, sin prisas y con lo que parece la marca de su nuevo personaje en la cabeza: rapada al cepillo, excepto por un imposible flequillo que le nace de la frente y le cae hasta la barbilla.

¿Y ESOS PELOS? SERÁ POR UN PERSONAJE, ¿NO?

Por placer no es, eso seguro. Me acabo de levantar y no está en su mejor momento, pero este pelo trabajado tiene su roll.

TAN IMPORTANTE NO PUEDE SER EL PEINADO.

Ayuda mucho, y este me hace gracia. Y tenía ganas de cortármelo, la verdad.

¿DE QUÉ VA ESTE PERSONAJE?

Pero si no puedo contarlo. Además tampoco sé mucho, Malick no te da muchas pistas. Él trabaja mucho con la improvisación, ¿no?

¿QUÉ OCURRE SI EL DIRECTOR QUIERE IR POR OTRO SITIO DISTINTO DEL SUYO O SI SU MANERA DE DIRIGIR ACTORES NO ES LA QUE ESPERA? ¿QUÉ PASA CUANDO HAY UN CHOQUE DE, DIGAMOS, PERSONALIDADES?

Dirigir a un actor es tan amplio y complejo como tratar a un ser humano, y hay directores que lo hacen desde un impulso de orden, control y mando, y otros que miran al actor. Bueno, y luego está Woody Allen, que cuando llegaba al plató me preguntaba qué hacía yo ahí. ‘¿Pero cómo que qué hago aquí?’, le decía yo. ‘Trabajo aquí, ¿no te acuerdas?’ ¡No me lo podía creer! El caso es que en el cine no hay ensayos, ni un proceso anterior al rodaje, así que tienes que llegar con tu propuesta, que sale de conversaciones previas con el director y de tu trabajo con el personaje. Ese es tu deber. El director que realmente entiende la estima que necesita un actor -y esa estima nunca tiene que ver con el tamaño de la caravana- lo tiene todo ganado conmigo.

¿Y EL QUE NO?

Pues le pongo límites, y lo hago porque respeto mucho mi oficio y sé lo difícil que es. Antes me costaba decirlo y tragaba, pero ahora no transijo.

¿ES LO QUE LLAMAN ORGULLO DE ACTOR?

No es orgullo de nada, defiendo la película para que entre todos vaya a más y sea mejor. El cine es una suma de diferentes identidades en las que cada cual tiende a defender lo suyo, y es el director quien tiene que formar y fomentar el trabajo de equipo.

¿ESO LO APRENDIÓ EN LA ESCUELA O EN CASA?

En las dos. Pero sí, he mamado mucho respeto por este oficio. He visto a mi madre temblar en un camerino y luego salir al escenario y entregarse. Y de ella he aprendido que si hacía algo lo tenía que hacer muy bien. Yo recuerdo pasar noches y noches enteras pasándole la letra de las obras. Era algo que me encantaba hacer. Ella hacía su personaje y yo leía los demás, y cuando no se acordaba de la letra, ella lo repetía y lo repetía hasta conseguirlo. Lo hacíamos cinco o seis veces, y a la séptima, cuando ya había dominado el guión y la técnica, la veía volar. Aquellas noches aprendí qué era el sacrificio, el orden y el trabajo.

¿Y EL TALENTO?

Solo es una parte pequeña. Como dice Bigas Luna, el 25% es suerte, el 25% es disciplina, el 25% trabajo y el 25% talento. Y luego están los genios, como Meryl Streep. Y yo no soy un genio.

¿RECUERDA CUÁNDO SE SINTIÓ ACTOR POR PRIMERA VEZ?

En un Safari Park, con mi padre. Me puse un gorrito, cogí arena y por primera vez me vi actuar, me vi desde fuera interpretar algo que yo no era, y recuerdo que sentí mucho placer. Los niños no actúan, son, y yo sentí ese placer de ser otro. Luego con siete u ocho años hice un papelito en un ‘Platero y yo’ que se representaba en el María Guerrero. Estaban mi madre, mi hermana, yo era uno de los niños amigos del burro y recuerdo que me gustó ver al público frente a mí.

PERO LUEGO ESTUDIÓ OTRA COSA.

Quería ser pintor, hice Bellas Artes, pero era muy mal estudiante, algo de lo que no me congratulo. Trabajaba de figurante en el cine para pagarme los estudios y ahí empecé a fijarme de verdad en los actores.

EL RODAJE DE BIUTIFUL HA SIDO ESPECIALMENTE DURO PARA EL ACTOR. NO SOLO SUFRIÓ UNA LESIÓN DE ESPALDA QUE LE OBLIGÓ A ESTAR DE BAJA, SINO QUE VIVIÓ UN FUERTE ESTRÉS FÍSICO Y PSICOLÓGICO PARA INTERPRETAR A UXBAL, UN ENFERMO TERMINAL DE CÁNCER QUE, CON UN PIE EN EL MUNDO DE LOS VIVOS Y OTRO EN EL DE LOS MUERTOS, TRANSITA POR BARCELONA CONCILIANDO SU VIDA CON SUS PROPIOS FANTASMAS. © PUBLICACIONES SEMANA

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