La protesta más cariñosa delmundo

Actualizado
  • 25/12/2011 01:00
Creado
  • 25/12/2011 01:00
PANAMÁ. Un simple beso desató lo que en silencio se teje en la sociedad: la impunidad y la intolerancia sexual.

PANAMÁ. Un simple beso desató lo que en silencio se teje en la sociedad: la impunidad y la intolerancia sexual.

Una pareja de mujeres (Valentina y Johana) caminaban por el Casco Viejo, en búsqueda de inspiración para pintar. De repente, sucedió algo natural entre ellas. Se dieron un besito. Una simple, involuntaria y primitiva muestra de cariño. Justo la que el Servicio de Protección Institucional (SPI) —que custodia al Órgano Ejecutivo— no aceptó ni toleró.

Aún sin argumentos, los agentes del SPI patrullaban la zona y se las llevaron detenidas. Alegaban que habían cometido una falta moral, por la que debían ser castigadas. Las vejaciones y abusos de las que las mujeres fueron víctimas por cuatro horas en la subestación policial de El Chorrillo jamás motivaron a las autoridades a reparar en que un beso no es delito. Y tampoco puede serlo.

La crónica, que ocupó la portada de la edición dominical del 29 de mayo, rompió paradigmas.

La denuncia revivió el debate de los derechos y las libertades sexuales en Panamá. De la histórica negativa de las entidades llamadas a proteger los derechos humanos, de la impunidad policial y de la lucha titánica de organizaciones afines para que se apruebe una ley que consagre los derechos de los homosexuales, idea que poco a poco va ganando terreno en Latinoamérica.

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