La complicidad de la creación

Actualizado
  • 08/07/2012 02:00
Creado
  • 08/07/2012 02:00
PALABRA. E s frustrante observar al panameño Humberto Vélez tratar de explicarle a un joven en qué consiste el tipo de arte que hace. Al...

PALABRA. E s frustrante observar al panameño Humberto Vélez tratar de explicarle a un joven en qué consiste el tipo de arte que hace. Al muchacho, uno de los muchos que cada tarde se pueden encontrar en el Parque Omar desafiando la gravedad con su patineta o haciendo acrobacias al ritmo de Break Dance, le cuesta entender el concepto de una obra que no puede ser colgada en la pared de un museo o rematada en una subasta. Que las creaciones de Vélez nacen de forma intangible, como un susurro apenas audible, una bocanada que necesita de la colaboración, de la complicidad del espectador para volverse corpórea, para enraizar su mensaje.

Con el objetivo de contribuir a que las nuevas generaciones no desconozcan los conceptos que se manejan dentro del arte contemporáneo, recientemente Vélez ofreció una charla en el centro cultural La Casona.

Sentado en una descolorida banca en el Parque Omar, el creador le contó a Facetas cómo durante las últimas dos décadas se ha convertido en un artista panameño de exportación. Los performances de este ex estudiante de derecho han invadido espacios públicos y galerías en ciudades como París, La Habana, Shanghai, Toronto, Valparaíso, Venecia, Londres, Manchester, etc.

INVASOR DE ESPACIOS

Entre sus máximos logros como artista y como interventor están el haber montado un ‘cabaret acuático’ en el río Sena (‘Le Plongeon’, 2010); organizar un certamen de belleza para llamas y alpacas en Ecuador (‘The Most Beatiful’, 2009); y convertir a la prestigiosa galería Tate Modern de Londres en un tinglado boxístico (‘The Fight’, 2007).

En su tierra natal se dio a conocer por ocurrencias como hacer que la ‘Banda del hogar’ -conjunto formado por músicos de la clase obrera- marchara a través del Puente de las Américas durante el evento artístico ‘Ciudad Múltiple’, que tuvo lugar en el 2003; y por ser el responsable de colocar aproximadamente 20 mil bolsas de aceito Pabo en la sala principal del Museo del Arte Contemporáneo (MAC).

El MAC también fue el escenario de la muestra Instalaciones, inaugurada en el 2000. Vélez la recuerda como ‘la primer gran exhibición de instalaciones que hubo en Panamá’. Asegura que la misma constituyó un shock en un ámbito artístico dominado por expresiones tradicionales como la cultura y la pintura.

A partir del 2005, año en que participó en una performance en Venecia, Italia, su carrera artística comenzó a proyectarse con más fuerza hacia el exterior. Participó en bienales de arte en China, Rumania, Italia, etc. En aquella época Vélez viajaba constantemente entre Panamá y Europa (primero se radicó en Barcelona, después en Londres, ciudad en la que reside en la actualidad).

Hoy en día intenta retornar a Panamá por lo menos tres veces al año, como parte de su proyecto ‘Visiting Minds’, que desarrolla con la colaboración de la productora Emotions y su amigo el cineasta José Luis Rodríguez. ‘Mi interés es atraer a todas las personas relevantes del mundo del arte y la cultura que he conocido en mis viajes e invitarlos a Panamá para que nos conozcan, para que se cree una conversación de alto nivel intelectual sobre arte y cultura’, apuntó Vélez, que es egresado de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños. De esta manera busca solventar el ‘grave problema de falta de crítica y diálogo intelectual’ de una sociedad ‘extravagante, que parece más una isla que un Istmo’ y que está obsesionada con el deporte, entre otras cosas.

Todo forma parte de una estrategia que el artista ha venido elaborando con el pasar de los años, desde que cursaba estudios en la facultad de derecho de la Universidad de Panamá. La misma consiste en expresar las diversas facetas de la cultura panameña utilizando un lenguaje de arte contemporáneo. ‘He trabajado mucho, depurado mis ideas. No me he ceñido a lo que en Miami se espera que yo haga, o en Nueva York’, puntualizó.

¿Como terminó un abogado trabajando en instalaciones y obras de arte público, como, por ejemplo, la regata artística que en el 2005 cruzó los canales de Venecia entonando canciones relacionadas con la vida en el mar? Explica que estudiar derecho le pareció un alternativa viable, sobre todo porque durante su juventud Panamá carecía de una verdadera escuela de arte.

Su familia no tenía dinero para mandarlo a estudiar al extranjero, ya que ‘no era oligarca o burgués, sino un hijo de vecina’. No obstante, la obtención de una beca le permitió asistir a la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, en Cuba. Comenta que estudiando cine aprendió los lenguajes artísticos del siglo XX, que son distintos a los tradicionales de las bellas artes, como la pintura y la escultura, otorgándole las herramientas para desarrollar una visión más compleja del arte, ‘que era imposible obtener en la Panamá anterior a los años setentas’.

DE LO PÚBLICO A LO PRIVADO

Desde que comenzó a desarrollar sus propuestas de performance en Panamá, Vélez ha creado entre siete y 10 obras de carácter participativo, las cuales fueron recogidas en una retrospectiva que montó la Art Gallery de la Universidad de York, en Toronto, el año pasado. Una antología que será publicada en octubre incluirá fotografías de sus obras, así como un ensayo de Adrienne Samos, crítica de arte que ha seguido de cerca su evolución creativa.

Comenta que actualmente su trabajo atraviesa un proceso de transición, de proyectos públicos a una obra ‘más íntima, más de estudio, como instalaciones de sonido y pequeños filmes’. Precisamente en la onceava edición de la Bienal de Arte de La Habana, que culminó el mes pasado, presentó una instalación sonora que lleva por título La carrera. Se trata de un proyecto que presentó por primera vez en la séptima versión de la Bienal de Arte de Panamá y que trabajó en colaboración con su padrastro, quien es hijo del locutor deportivo Arquímedes ‘Fat’ Fernández. En ella el artista se vale de su experiencia como actor radial para recrear una carrera de caballos en la que participan equinos con nombres representativos de diversos personajes extraídos de la cultura popular panameña. ‘One dollar’, ‘Papi rico’, ‘Extranjera’, ‘Oligarca’, ‘Miss Panamá’ y ‘Negro de mierda’ participan de una carrera fantástica que sirve como metáfora de una sociedad tropical con sus propias ocurrencias e idiosincrasias.

En la actualidad, Vélez se encuentra desarrollando una nueva ‘instalación sonora’, que tendrá como eje central otra expresión de la cultura popular istmeña: la oratoria. Son este tipo de propuestas matizadas por lo autóctono las que le han ayudado a darse a conocer entre los públicos foráneos, ansiosos de conocer expresiones culturales únicas. De esta manera aprovecha el interés que genera actualmente Panamá a nivel mundial, como un país que representa un ‘gran misterio’.

DISCIPLINA VS BOHEMIA

Aunque no desestima el valor de la inspiración, se ha esforzado para transmitirle a los artistas más jóvenes el mensaje de que lo que realmente importa en el proceso creativo es el trabajo. ‘El trabajo es el 97%, el resto es inspiración’, sintetiza Vélez, para quien el concepto de artista bohemio es solamente un cliché más. ‘La inspiración es ingenua. Hay quienes dicen que son artistas por que les gusta salir a tomar cerveza, o por que se ciñen al cliché del ‘artista celebrity’, aquel que sale en todas las portadas de las revistas’, subrayó.

Considera que en Panamá no existen, salvo un par de excepciones, verdaderos críticos de arte, por lo que es difícil para el creador incipiente pulir su obra. Tampoco ayuda el hecho de ‘aquí todo el mundo se alaba demasiado’. ‘Hay cosas que evidentemente no están bien, pero la gente no dice nada por miedo de que alguien se ofenda’, indicó.

Es por ello que Vélez le recomienda a quienes optan por una carrera artística que viajen al extranjero para foguearse con creadores foráneos, así como hacen los boxeadores. Esto lo que le ha permitido establecer una apretada agenda de trabajo en el exterior. Actualmente sus obras se están exponiendo en dos países: en Estados Unidos, en el Museo del Barrio de Nueva York, y en Francia, en la Kadist Art Foundation.

El año entrante su trabajo volverá a ser expuesto en la isla, en el Centro Lam de La Habana. Su arte también podrá ser apreciado por el público argentino, en la galería Ruth Bencazar y el Museo PROA de Buenos Aires (como parte de la colectiva de obras de Daros Latinoamerica, que es la más importante de arte latino en Europa). Asimismo estará participando de una muestra individual en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil.

El reencuentro con el público panameño tendrá lugar en el marco de una exhibición colectiva de artistas que han representado al Istmo en la Bienal Centroamericana. La próxima edición de este evento artístico internacional tendrá lugar en Panamá.

Su proyecto educativo ‘Visiting Minds’ continuará en septiembre próximo con un taller sobre arte público que estará destinado a artistas jóvenes y emergentes. Vélez tiene la intención de impartirlo de forma gratuita, pero ‘con cupo limitado, pues no es pedagógico hacerlo con grupos tan grandes’.

También en septiembre saldrá al mercado literario la obra Estética de la colaboración, que publicará la Art Gallery de York University de Toronto, Canadá, en edición bilingüe. El artista planea presentarlo en el 2013 en Panamá, en un acto al que se invitarán a los curadores y editores canadienses y a Adrienne Samos, quien escribió uno de lo ensayos que se han incluido en la obra.

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