La prisa por escribir

Actualizado
  • 16/12/2012 01:00
Creado
  • 16/12/2012 01:00
F ue emocionante volver a estar con Andrés Neuman, el guapo argentino, a quien había atendido en Panamá cuando vino a la presentación de...

F ue emocionante volver a estar con Andrés Neuman, el guapo argentino, a quien había atendido en Panamá cuando vino a la presentación de su libro El viajero del siglo, que ganó el premio Alfaguara en el 2009. Es un joven escritor que pareciera que tiene gran apuro en la vida, a fin de escribir todo lo que puede, con apenas 35 años. Hijo de músicos, su prosa tiene esa cadencia que le viene de su frustrado oído, con el que no pudo seguir la carrera de sus padres.

No ha dejado de recorrer el mundo. Después de recibir el premio escribió un testimonio (‘Cómo viajar sin ver’) sobre lo que representó para él visitar todos los países hispanohablantes donde fue a presentar su libro premiado. Un poco argentino y más español pero sin seseo (se crió en Granada) desde pequeño mostró sus dotes de narrador y poeta, y al momento que publica su última novela, Hablar solos, ya ha sido traducido a 11 idiomas. Formó parte de la lista Bogotá 39 y fue seleccionado por la revista británica Granta entre ‘los 22 mejores narradores en español’.

De esa mención y de sus andanzas por el mundo lo escuché en la FIL Guadalajara, en un ameno programa en vivo desde la feria que presenta la tienda Sanborn’s. Bromeaba con la presentadora que es sorprendente la mención de Granta, porque Inglaterra es uno de los países que tiene el menor índice de traducciones al inglés de obras escritas en otras lenguas.

En la feria también estuvo participando en el programa ‘Latinoamérica Viva’ y le tocó el honor de ser, junto a Sergio Ramírez, quien presentara la obra ganadora del premio Alfaguara de este año, titulada Una misma noche, del también argentino Leopoldo Brizuela (otro de los ‘39).

Hablar solos es una novela que se lee de un tirón, en las voces de sus tres protagonistas, una pareja y su hijo, que se enfrentan a dos desenlaces: la muerte y la infidelidad conyugal. Dice la contratapa que ‘es una obra perturbadora que indaga en las relaciones entre Tánatos y Eros’, entendiendo ‘Tánatos’ como la muerte silenciosa (mitología griega) y ‘Eros’ como el Dios de la atracción sexual, el amor y el sexo. En pocas páginas, no más de 180, Andrés Neuman logra un relato apasionante, descarnado, que contempla y plantea las relaciones padre-hijo, madre-hijo, esposa-esposo, mujer-hombre, y devela las urgencias postergadas, las lealtades, las inevitables renuncias y condicionamientos que impone una vida en común que se vuelve aburrida y cómo una sacudida puede remecer los cimientos de esa costumbre. De igual forma, retrata de muy acertada manera la niñez actual, que disfruta de los video juegos y de la jerga por chat y la poca sincronía que tienen con respecto a la realidad.

Andrés nos regala un testimonio que, más que crudo, es revelador de la sexualidad humana, en sus más íntimos y sórdidos deseos. A la vez de ser divertido, ágil y brillante en su narrativa, el autor tiene una prosa exquisita propia de ‘la sensibilidad de un escritor que sacude las certezas y los encasillamientos’ según Susana Rosano, del diario argentino Clarín. Andrés Neuman es un talento sin precedentes por su entusiasmo, su vitalidad y sobre todo, por su excelencia.

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