A propósito de Judas, aprenda a perdonar

Actualizado
  • 17/04/2014 02:00
Creado
  • 17/04/2014 02:00
Ser traicionados da oportunidad de madurar emocionalmente, dejando a un lado la posición de ser la víctima

El evangelio del Miércoles Santo se refiere a la traición de Judas Iscariote, quien entrega a Jesucristo por treinta monedas -denarios- de plata y sella su felonía con el mítico beso al hijo de Dios, mediante el que delató a Jesús de Nazaret en el Huerto de Getsemaní.

Este discípulo ha pasado a la historia como el traidor por antonomasia, y la animadversión popular hacia este personaje se expresa en la quema, apedreamiento o linchamiento ritual de numerosos muñecos llamados Judas en numerosas festividades que tienen lugar en Semana Santa en España y América.

‘Una traición es una situación que quebranta los sentimientos de confianza, lealtad y reciprocidad del ofendido’, explica a Efe, la psicóloga María Beatriz Pereira, de ISEP Clínic Barcelona .

Según Pereira, las traiciones más habituales se realizan alrededor de los seres queridos o en los entornos más cercanos y, generalmente, se trata de temas de infidelidad, rivalidad en los ámbitos de la amistad, familiar o académico, codicia dentro del ambiente profesional y laboral, y venganza por perjuicios causados en el pasado.

‘Una persona traiciona a otra, sobre todo, debido a una baja autoestima, inseguridad, falta de confianza en sí misma, temor al rechazo, vergüenza, miedo al castigo o pérdida, y a la crítica. En muchos casos también por insatisfacción con la situación actual, resentimiento, ansias de poder y sentimiento de superioridad’, añade esta experta.

‘Desde la perspectiva psicológica, la traición es uno de los comportamientos más destructivos en las relaciones humanas, que se produce por una necesidad que el traidor debe cubrir, y que pone en evidencia su incapacidad de satisfacer dicha necesidad por medios justos, así como sus problemas más profundos de autoconcepto y seguridad personal’, añade.

EL LADO POSITIVO DE UNA SITUACIÓN NEGATIVA

¿Puede extraerse alguna lección positiva de una traición? ‘Siempre, aunque al principio es difícil verlo’, responde Pereira.

Para esta profesional, ser traicionados ‘nos da oportunidad de madurar emocionalmente, dejando a un lado la posición de situarnos como víctima ante los hechos y exhibir la superioridad moral de ser el que lleva la razón’.

‘Sentirnos víctimas nos estanca en el rencor y el sufrimiento, alejándonos de la pregunta clave: ¿Prefiero tener la razón o ser feliz?’, matiza la experta.

Por otra parte, vivir una situación de traición ‘nos permite aprender que la confianza ingenua en el mundo y las personas, solo responde a un ideal de seguridad, confiabilidad y resultados satisfactorios, que no es plausible en su totalidad’, añade.

Esta experiencia puede dar paso a ‘la confianza real, basada en la capacidad de evaluar, de forma equilibrada, a una persona o situación, preguntándonos: ¿Hasta qué punto es segura? ¿Cuán realistas son mis expectativas en esta relación?’, explica.

Sufrir una traición, según Pereira, también posibilita que nos flexibilicemos con nosotros mismos y con el otro, al intentar comprender a quien nos engañó, reconociendo aquellas partes de nosotros que también son capaces de realizar deslealtades y, por tanto, dando cabida al perdón, las segundas oportunidades y el deseo de continuar hacia adelante dejando atrás sentimientos negativos.

Para la experta del ISEP, lo primero que hay que hacer cuando nos sentimos traicionados por una persona es recordar, ante todo, ‘que quien traiciona es también un ser humano, con sus defectos y virtudes’.

Es importante tomarse un tiempo para ‘enfriarse’ y calmar todas las emociones y reacciones negativas que surgen al momento inicial: ira, odio y necesidad de hacer un reproche inmediato’.

‘Luego, lo adecuado es tratar de ponerse mentalmente en el lugar del desleal para ver qué pudo haberle llevado a comportarse de esa manera, ya que así se puede valorar con mayor objetividad la gravedad del daño", sugiere..

QUÉ HACER Y EVITAR SI ALGUIEN NOS FALLA

‘Posteriormente, la persona que se siente engañada está en su pleno derecho de manifestar sus emociones y sentimientos al otro, así como asumir las consecuencias que acarrea su acción’, reconoce.

‘Si somos traicionados tampoco debemos permitir que el resentimiento y dolor invadan el resto de ámbitos de nuestra vida, ya que solo mermaría nuestro estado de ánimo, autoestima, productividad y bienestar en general’, señala. Por último, ante una felonía ‘es recomendable prescindir de la venganza y que hay que estar dispuestos a curar las heridas con perdón’.

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