¿Se está perdiendo el sabor panameño en la Navidad?

  • 23/12/2025 07:39
La Navidad es una celebración de unión, pero también de raíces. Mantener viva la cocina panameña en estas fechas es una forma de honrar nuestra historia, nuestras familias y nuestra cultura.

La Navidad en Panamá siempre ha tenido un sabor propio. Un sabor que huele a arroz con guandú, a pernil al horno, a tamales envueltos en bijao y recetas que se repiten año tras año como un acto de memoria familiar.

Sin embargo, en los últimos tiempos, el menú navideño panameño ha ido incorporando platos de otras latitudes que hoy comparten espacio en la mesa decembrina muchas veces por curiosidad.

¿Qué pasó cuando otros sabores llegaron a nuestra mesa?

El pavo, el pan de jamón y las hallacas se han vuelto cada vez más comunes en las celebraciones. Su presencia no es negativa ni debe verse como una amenaza.

Panamá es un país de puertas abiertas, construido a partir de la mezcla cultural, y la gastronomía no escapa a esa realidad. Probar, compartir y adoptar sabores de otros países también es una forma de convivencia.

¿Sumar platos significa perder identidad?

No obstante, abrir la mesa no debe significar desplazar lo nuestro. El riesgo no está en sumar nuevos platos, sino en olvidar los que nos definen. Cuando el arroz con guandú deja de ser el centro, cuando los tamales aparecen solo por compromiso o cuando las recetas tradicionales se cocinan menos porque “ya casi nadie las hace”, algo de nuestra identidad comienza a diluirse.

Lo mismo ocurre con los postres. El panettone, de origen italiano, se ha convertido en un infaltable de diciembre, presente en supermercados, intercambios y cenas familiares. Su llegada ha sido bien recibida, pero no debería opacar dulces profundamente nuestros como la pesada de nance, el dulce de ron con pasas, los bollos de maíz nuevo o el tradicional ron ponche, que durante años han cerrado las celebraciones navideñas con sabor panameño.

Valorar la comida panameña no implica menospreciar la de otros países. Al contrario, reconocer lo nuestro nos permite compartir desde una base sólida. El panettone puede convivir con nuestros dulces tradicionales, así como las hallacas pueden hacerlo con los tamales y el pavo con el jamón al horno.

La Navidad y año nuevo es una celebración de unión, pero también de raíces. Mantener viva la cocina panameña en estas fechas es una forma de honrar nuestra historia, nuestras familias y nuestra cultura. Que la mesa sea diversa, sí, pero que nunca pierda ese sabor que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos.

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