La respuesta que el filósofo nunca dio

Actualizado
  • 01/11/2015 01:00
Creado
  • 01/11/2015 01:00
El que busque respuesta en la filosofía, que busque en otro lado. Solo sirve para hacer preguntas

Ayer, antes de ir a participar del concierto de Joan Manuel Serrat como telonero junto a mis colegas Joaquín Rodríguez, Karla Lambolglia, Horacio Valdés y Grettel Garibaldi en el legendario Teatro Anayansi de las islas de Atlapa, me fui a hablar con Roberto, hermano menor de David, el poeta. Roberto no es poeta pero es algo peor: es filósofo. Y mucho peor: filósofo existencialista que si vamos a los verdaderos hechos odia la filosofía.

Les explico: Roberto en realidad es medio hermano de David por parte de la madre, quien se casó con varios hombres, entre ellos el padre de Roberto, cuya cuenta bancaria asciende a millones por diferentes negocios que hizo en su vida de mozo y por lo cual Roberto no se tiene que preocupar de nada en la vida ya que su padre le tiene más o menos 10 tarjetas de crédito diferentes con las que Roberto se mantiene y vive su vida de niño de papá y mamá, niño consentido y malcriado, o será biencriado y feliz. No lo sabremos nunca.

La cosa es que, nos guste o no, ya sea que lo envidiemos o no, Roberto es un soberano gozador de la vida, rico, millonario que ni siquiera piensa jamás en el dinero porque siempre lo tiene a su disposición. Ergo: Roberto caga plata (o la cagan por él) y por lo tanto puede estudiar filosofía sin que realmente le interese esa materia. Asimismo podría estudiar arquitectura y fracasar, o graduarse y nunca ejercerla en la puta vida que lo parió, la cabrona. La cosa es que filósofo es porque eso dice el diploma que tiene. David, el poeta, su hermano, lo odia y lo ama alternativamente.

La cosa es que antes del concierto de Serrat decidí irme a hablar con él. Y en eso estaba hablando con Roberto de algunas cosas que he leído sobre filosofía y me di cuenta de que lo que decía David de Roberto era verdad: ‘Mi hermano está traumado', fueron las palabras de David. Le había dicho a Roberto ‘ven conmigo al concierto de Serrat' y me dijo que no, que no quería llorar y sentirse más viejo de lo que ya se sentía (Roberto tiene apenas 32 años y es un niño, su edad mental es de 18; y no es para culparlo; digo, con todo ese dinero que le llueve sin esfuerzo cómo no iba a sentirse de 18).

En fin, me di cuenta de que este Roberto tiene un trauma total. Especialmente con la filosofía analítica. Me dijo que se cabreó de la filosofía analítica porque cada cosa que la gente decía se volvía un número. Me dijo que quería oír mentiras, que estaba harto de verdad. O de la búsqueda de la verdad. Me dijo lo siguiente: el que busque respuesta en la filosofía, que busque en otro lado, la filosofía sirve para hacer preguntas, no da respuestas.

La verdad lo entiendo, pero su amargura me cabrea, es un cobarde. Yo quiero saber todo, y si me muero sin saber nada, de acuerdo, ni modo, pero me vale hostia; yo prefiero quedar loco buscando que meterme un palo en el culo y llorar que no hay verdad, ni nada que saber. ¡Sólo hacer preguntas!: cobarde. Dejé a Roberto en el restaurante en donde estábamos y me fui al concierto de Serrat. A escuchar a un filósofo de la palabra.

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