Obtenemos aquello por lo que pagamos

Actualizado
  • 11/12/2016 01:00
Creado
  • 11/12/2016 01:00
La sociedad en su silencio refuerza un modelo que permite a corrupción quedarse con grandes cantidades de dinero

Piense en la última cosa que compró para su uso personal, yo por ejemplo compre una tablet Android y estoy feliz con ella.

Normalmente cuando pagamos por algo esperamos recibirlo. Este es tal vez uno de los principios más importantes en una economía de mercado, ese derecho que adquirimos al comprar un producto o servicio. Esperamos recibir cada centavo de lo que pagamos.

Hace poco leí en este mismo medio, que el 1% de PIB ($520 millones) se pierde anualmente por culpa de la corrupción. Como mi columna tiene que ver con la ‘economía digital y de la innovación' quiero analizar este asunto desde ese ángulo, así tal vez podemos ver este hecho desde otro contexto.

Siguiendo la línea de pensamiento del principio de esta nota, quiere decir que estamos pagando como sociedad por tener ‘un ecosistema de la corrupción'.

Así como yo pagué un dinero por mi tablet y la recibí, todos como sociedad estamos pagando por tener un esquema de corrupción en el cual vivimos. Y creo que estamos recibiendo cada centavo.

Semejante inversión no puede hacerse sin que todos tengamos que ver.

Para que un ecosistema así funcione, todos y cada uno de nosotros en la medida de sus posibilidades, estamos aportando a la compra de este ‘el ecosistema de la corrupción', desde aquel que paga un puesto en la fila, hasta aquel que le paga una coima a un funcionario público o aquel que recibe ‘una propina' para ‘acelerar' alguna cosa. El que paga y el que recibe el dinero, todos participamos de esta inversión.

¿Que recibimos por semejante cantidad de dinero? Una economía que genera inequidad, un tablero donde no ganan los mejores sino los que estén más dispuestos a ‘torcer las normas'.

Crea además un grupo de empresarios que están dispuestos a vender el alma con tal de triunfar, empleados que no tienen ética, entes de control que se acomodan y no garantizan un espacio justo. Castigamos al talentoso que quiere ser legal y premiamos al avivato que solo piensa en transar. En fin, creo que podemos asegurar que si estamos recibiendo cada centavo de nuestra inversión.

Yo quisiera pensar que ya que somos una sociedad tan rica, que está dispuesta a pagar 520 millones por un ecosistema que le hace daño, podríamos gastarnos esa cantidad de plata en algo mejor.

Podríamos crear un ‘ecosistema de la transparencia' que alentara al talento a quedarse, a los emprendedores a generar opciones, a los empleados a sumar en su puesto de trabajo, a los inversionistas correctos a venir. Si ya que queremos comprar una forma de operar ¿que tal comprar una que nos ayude?

Si lo pensamos, creo que hasta más barata nos saldría, estaríamos invirtiendo en activos, y éstos son siempre buena inversión.

Dejemos de botar la plata, es momento de aprovechar que estamos en una época de ‘repensarnos' e invertir en un mejor ecosistema, el asunto es que nos toca tomar la decisión a todos.

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