No seáis así

Actualizado
  • 12/03/2017 01:00
Creado
  • 12/03/2017 01:00
Inicio este aullido queriendo que sea una carta abierta para mis hijos

Inicio este aullido queriendo que sea una carta abierta para mis hijos. Para esos dos proyectos de hombre que algún dios inconsciente (no se crean, que también hay dioses que hacen las cosas así, a la bulla de los cocos, sin pensar en las consecuencias), ha decidido poner bajo mi égida.

Mis hijos han nacido en Panamá. En esta patria pequeña, tendida sobre un istmo, donde dicen que es más claro el cielo y es más vibrante el sol. Yo también, como aquel que escribió el poema, cada nuevo día que pasa revuelvo la mirada y siento espanto. Aquí no va a quedar títere con cabeza, con cabeza limpia, quiero decir.

Aquellos que claman por una limpieza y una renovación total no se han parado a pensar, pero a pensar de verdad, señores, si sacamos a todos los que están pringados de caca ¿a quien ponemos? Esto es una debacle. Todos son hormigas de la misma marabunta.

No es un tema de ‘los que robaron mucho', ‘los que robaron bastante', ‘los que aún no han podido robar todo lo que desean' y el resto. No. Aquí el tema es que la corrupción ha impregnado de tal manera la sociedad actual que si uno no ha pecado por recibir ha pecado por ofrecer. Nos extraña que no pase nada con lo del escándalo de Odebrecht, no seamos ingenuos, no va a pasar nada porque están todos llenos de mierda hasta las orejas, y ahora mismo están como locos tratando de deslindar responsabilidades con pinzas. Este país es tan chiquito que ‘si acuso a este queda pringado el primo de mi madre; si acuso al otro, va a salir el nombre de mi cuñada; si sale el nombre del de más allá, al que van a implicar es a mí, ¿sabes qué? Mejor dejamos esto así y aquí paz y después gloria'

Nos echamos las manos a la cabeza por el escándalo de las falsas donaciones de los diputados y pedimos investigación. Y ellos se carcajean hasta que les duele la mandíbula. ¿Quién puede vigilar a los vigilantes? Si el que hizo la ley hizo la trampa.

Todo el sistema está corrompido desde la raíz. Los pájaros disparando a las escopetas, que diría alguien a quien quise mucho.

La solución, (si es que no queremos un golpe de estado, otro hombre fuerte y cuarenta años, o así, de limpieza moral para poder empezar de nuevo), es que aparezca alguien que no tenga empresas, socios, nexos, lazos, primos, sobrinos, hermanos ni amigos. Que esté dispuesto a investigar, enjuiciar y encarcelar a todos y cada uno, de los anteriores y de los suyos, si ese fuera el caso. Y necesitamos que todos los funcionarios que lo acompañarán se comprometan a no meter mano o estén dispuestos a asumir las consecuencias. Y eso no va a pasar.

Necesitamos que esta quimera desmonte el sistema y cree uno nuevo, una constituyente, otro sistema electivo, otro sistema partidista, que regule las atribuciones de los legisladores, o diputados o asambleístas, o como quiera que se vayan a llamar.

Necesitamos un pacto de estado de todos los partidos por la educación, con un plan a corto, medio y largo plazo. Necesitamos que la Iglesia, todas las iglesias, cualquier religión, saquen sus zarpas de los asuntos de todos, que dejen a Dios en lo escondido.

Pero esto que acabo de escribir no va a ocurrir. Nunca. Y ustedes, en su fuero interno, lo saben.

Con lo que solo me queda regresar al título de esta columna y decirles a mis hijos: no seáis así. No seáis como ellos.

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