Dejémonos de estupideces

Actualizado
  • 21/05/2017 02:00
Creado
  • 21/05/2017 02:00
Me van a matar ustedes de un disgusto

Me van a matar ustedes de un disgusto. Ya tenía la columna escrita, ya había vertido mi indignación sobre los que, enarbolando la bandera de la pobreza, se creen que tienen más derechos que los otros. Tras lamentar profundamente las muertes colaterales, despotricaba contra aquellos que utilizan decesos y mártires para sacar provecho y tajada, mientras que los que nos zurramos todos los santos días nos quedamos con cara de imbéciles viendo como los de arriba y los de abajo se llevan todas las ventajas sin ningún inconveniente. Entonces, seiscientas palabras después, con una columna redondita y prístina, va el abanto que tenemos de Excelentísimo Señor Presidente, democráticamente elegido, y suelta una perla de soberbia, fatuidad y pedantería cuando lo cuestionan acerca del uso de sus partidas discrecionales: ‘No tengo tiempo para contestar críticas', dice, ‘es mi facultad como presidente de la República, o sea, yo gane las elecciones el 4 de mayo', dice. No salgo de mi asombro. O sí, ya salí de mi asombro y entré directamente en el cabreo. ¿Perdón, Sr. Adufe, me decía que qué? ¿Qué usted no está para contestar críticas de sus jefes? Porque mire usted, a ver si se lo explico despacito para que lo entienda, (no se estrese, si no lo entiende me lo dice y le mando un croquis). La democracia implica que usted se debe a todos los panameños, no solo a los que le aplauden como focas. Y sí, las críticas son parte del puesto, la parte fea, claro, la que no es comilonas en Presidencia, chóferes que van a buscarle mentitas si le apetece, o que le abran el tráfico para que usted no tenga que sufrir los atascos en los que el resto de los mortales perdemos media vida y toda la paciencia. La parte fea de su trabajo es escuchar lo bueno, lo malo y lo feo.

Y las críticas en este caso están más que justificadas. Las partidas discrecionales (de las que podemos hablar en otro Aullido, si usted gusta, Señor Presidente), están hechas, en principio para apoyar casos de urgencia notoria. Y no, lo del señor ese que sale al lado de Goofy en la foto, y que cobra en un mes lo que muchos panameños no ven junto en toda su vida, no era urgencia notoria.

Pero es que para acabar de arreglar el desaguisado va y sale al quite su lugarteniente, Su Excelencia la Señora Vicepresidenta, que en un tuit nos abofetea de nuevo: ‘Perdón! (sic) La corrupción es del pasado. Si hay denuncia de coima en este gobierno díganlo. Podemos opinar sobre la ayuda pero no es lo mismo'.

Y con este escupitajo en ciento cuarenta caracteres ya sí que me quedo turulata. ¿Será que en su mundo de nubecitas rosas y unicornios cagando pastelillos de merengue para las tardes de té, piensan que en el mundo real no existen los diccionarios? Bueno, pues para su información, Sra. Vicepresidenta:

Corrupción (Del lat. corruptio, -onis):

4. f. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.

Y yo creo que el señor ex gordo se aprovechó, siendo parte y gestor de la organización pública, de ella y de sus recursos, sacando beneficio ‘de otra índole' de los impuestos que pagan todos los panameños.

¿Podemos hablar ahora de corrupción, una vez que hemos aclarado y definido los conceptos?: ‘eso' es corrupción.

Y el Presidente ha declarado, palabras más, palabras menos, ‘Sí, lo hice, ¿y que?'. La pregunta ahora es, ¿quién tira la primera piedra?

COLUMNISTA

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