El callejón sin salida del Che Guevara

Actualizado
  • 24/09/2017 17:30
Creado
  • 24/09/2017 17:30
Con la mirada puesta en el 50 aniversario de su muerte, sus hechos, sus palabras y su diario de campaña, son desgranados por estudiosos

El trágico final del revolucionario Ernesto Che Guevara comenzó el 3 de noviembre de 1966 cuando llegó a Bolivia para dirigir una guerrilla internacional pensada para encender un movimiento insurgente continental y convertir al país andino en otro Vietnam contra Estados Unidos. El legendario comunista no sabía que aquel día había entrado en un callejón sin salida.

Desde el principio, en su plan nada encajó como él quería: creyó haber llegado al país correcto para desatar el foco revolucionario, pero Bolivia ya había vivido su revolución en 1952 y repartido tierras a los pobres agricultores; eligió la selva húmeda de Ñancahuazú (sureste) para combatir, pero allá su asma se agravó; buscó apoyo de los campesinos, pero nunca logró reclutar ni uno.

Quiso repetir la triunfal conducción militar de su guerrilla en Cuba, pero el grupo insurgente cometió una seguidilla de errores hasta ser aniquilado por un Ejército al que había subestimado y que, además, contó con un apoyo muy calculado de parte de Estados Unidos.

Tras la batalla final, el guerrillero fue capturado con una herida en la pantorrilla derecha en la Quebrada del Churo, el 8 de octubre de 1967, y ejecutado 24 horas después en la escuela de La Higuera por el suboficial Mario Terán, cumpliendo una orden tomada, según los historiadores, por el propio presidente del país, René Barrientos, y los generales Alfredo Ovando y Juan José Torres.

"ELIGIÓ MAL EL PAÍS Y LA ZONA DE OPERACIONES"

“Guevara llegó a La Paz de forma clandestina con el nombre del funcionario uruguayo Adolfo Mena González, con el rostro cambiado, y se alojó en el hotel Copacabana, donde se hizo un autorretrato sentado mirando al espejo, igual que un "selfie"”, afirma a Efe el mayor estudioso boliviano de la guerrilla guevarista, Carlos Soria.

El 7 de noviembre, cuatro días después de llegar a Bolivia, Guevara ya estaba en Ñancahuazú comenzado una "nueva etapa", según escribió en su diario. Una fase pensada para repetir la experiencia de Sierra Maestra en Cuba y con un plan de expansión guerrillera, con la vista puesta, sobre todo, en su Argentina natal.

“No obstante, -agrega Soria- en medio de las dudas de los agentes cubanos de inteligencia sobre si la operación debía hacerse en Argentina, Bolivia o Perú y con la impaciencia propia del “Che” Guevara encima, la presión les hizo cometer errores, tanto en la elección del país, como de la zona de operaciones".

Los documentos muestran que Guevara quería ir a la zona boliviana de Alto Beni, pero lo convencieron de ir a Ñancahuazú. Su plan incluía entrenar a guerrilleros para desatar la insurrección en naciones vecinas, entre ellas Argentina, adonde Guevara estaba ansioso de volver para intentar un levantamiento.

Aunque hay quienes creen que era un "plan fantasioso", Soria explica que en Guevara influyeron la situación de asedio de Estados Unidos  contra Cuba, la intervención militar norteamericana en República Dominicana y el envío de 100,000 soldados a Vietnam.

"La consigna del “Che” de abrir otro frente para aliviar a Vietnam y a Cuba no es una idea descabellada. No funcionó, eso es otra cosa, pero había que intentarlo", comenta Soria, que en esa época era un militante comunista y estuvo cerca de sumarse a la guerrilla.

"BOLIVIA NO FUE VIETNAM"

“Sin embargo, Bolivia no fue Vietnam, debido a que Estados Unidos había aprendido las lecciones de su fracaso en la nación asiática, del enorme error que conllevaba una intervención militar directa”.

Así lo señala a Efe el analista político Gonzalo Mendieta, cuya investigación sobre la actuación del embajador estadounidense de esa época en La Paz, Douglas Henderson, muestra que ese país midió de forma muy precisa su ayuda al gobierno de René Barrientos, quien además era un presidente con el que simpatizaban los campesinos.

En su estrategia, Estados Unidos decidió no llevar tropas a Bolivia para cazar al “Che”, sino un grupo de Boinas Verdes que instruyó al Ejército boliviano en lucha antiguerrillera. Pero, sobre todo, la potencia prohibió de forma tajante que esos militares se acercaran a la zona de operaciones, para evitar una previsible reacción política contraria de connotaciones nacionales.
 
“El “Che” cometió dos errores: el primero creer que su pelea no iba a ser contra el Ejército boliviano sino contra militares de Estados Unidos y, segundo, hizo un mal diagnóstico de la “complejidad boliviana" y de lo que quería el propio Partido Comunista de Bolivia, cuyo líder, Mario Monje, es acusado de traicionar a Guevara, aunque él tenía como proyecto una insurrección popular y no una guerrilla”, explicó Mendieta.

"Como decía José Martí: 'es más fácil morir con honor, que pensar con orden'", recordó el analista.

"ES INÚTIL...HEMOS FRACASADO"

El general retirado Gary Prado Salmón fue quien, siendo capitán, dirigió a sus soldados el 8 de octubre de 1967 en el cerco definitivo a la guerrilla, e hizo prisioneros al “Che” Guevara y a Simeón Cuba (Willy), tras una batalla en la que él contaba con sesenta soldados que dispararon fuego intenso contra 17 guerrilleros arrinconados. Ese grupo de hombres era el que le quedaba a Guevara del medio centenar que tenía al principio.

En declaraciones a Efe, Prado ha defendido sus tesis de que se trató de una "guerrilla inmolada" y “sacrificada”, que fue conducida de forma “desastrosa” y que, a Guevara, le salió “todo al revés” respecto a lo que el cubano-argentino recomendaba en su libro  “Guerra de Guerrillas”.

Prado, que está en una silla de ruedas desde 1981 por un disparo accidental de un camarada, y los hombres de su compañía, fueron entrenados por los Boinas Verdes para derrotar al revolucionario que llegó desde Cuba.

"No se preocupe, capitán esto ya se acabó... Es inútil, hemos fracasado..." dijo Guevara a Prado el 8 de octubre cuando éste daba órdenes para buscar a más combatientes revolucionarios en el Churo.

Minutos antes, Guevara también dijo: "Supongo que no me irán a matar ahora. Valgo más para ustedes vivo que muerto", cita Prado. No obstante, al día siguiente, Mario Terán Salazar cumplió la orden emitida desde La Paz de ejecutar al revolucionario en la escuela de La Higuera.

Terán, que contaba con 25 años cuando mató a Guevara, prefiere mantener silencio y ahora, a sus 75 años, sufre los achaques de la edad y ha decidido no aparecer mucho para su propia tranquilidad y por el temor a posibles represalias de los seguidores del combatiente.

Pese al medio siglo transcurrido y su trascendencia histórica, lo sucedido en 1967 todavía no ha sido aclarado por completo, a falta de la apertura de archivos militares sobre el rebelde comunista que se mantienen en secreto en Bolivia, Cuba y Estados Unidos.

Por: Javier Aliaga

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