Un fantasma entre los frenes

Actualizado
  • 10/02/2018 01:02
Creado
  • 10/02/2018 01:02
Dispuesto a tratar de comunicarse con sus familiares y amigos, Hugo abre el cajón de aquel viejo escritorio en su apartamento

Dispuesto a tratar de comunicarse con sus familiares y amigos, Hugo abre el cajón de aquel viejo escritorio en la sala de estar de su apartamento. Con pluma y papel, empieza a pensar cómo poder dejar algún tipo de crónica, documentación o registro de este suceso.

Seguía sin poder ser visto por sus seres queridos, y aunque Stephanie estaba recostada llorando justo a su lado, él era incapaz de ser escuchado luego de horas de gritar desesperadamente.

Estaba solo, tenía frío, estaba en pausa.

Frustrado por la impotencia, decide no rendirse. Sabe que debe darle una última carta antes de que todo oscurezca. Las manos le sudan, y sus labios se resecan con el pasar de los minutos. Los hombros le pesan, y sigue preguntándose una y otra vez por qué su botella de whisky no desciende con cada servida.

De repente se da cuenta de que no hay nada bien. El tiempo no corre como debería y el espacio se mueve continuamente. Escucha voces, que no lo atemorizan, lo alientan a sentir una última vez esa llama de vida que tanto encontró en aquellos ojos dulces, los de su amada perdida hace un tiempo atrás.

Está listo.

Ya sabe qué plasmar en papel. Pero siente curiosidad de lo que ocurrirá al terminar de decir aquellas palabras. Se seca el sudor de la frente, enciende su cigarrillo Marlboro rojo y toma su pluma.

Hugo empieza a escribir:

‘Escribir sobre amor siempre es un tema delicado. Debes encontrar las palabras perfectas para expresarlo, pero nunca encuentras las frases correctas para describirlo.

A veces hablar sobre el amor es pensar en las personas que nos tratan diferente. Las personas que sonríen cuando entras a la universidad en la mañana, los padres y madres que lloran cuando un hijo se gradúa, la chica por la cual tienes insomnio y, aunque lo niegues, un 90% de tus canciones románticas suenan al son del movimiento de su cadera, pues para ti es ella la que resuena en cada letra de esas canciones.

Para otros, el amor es una decepción, un corazón roto, el vacío que deja la muerte de un ser querido, e incluso hay algunos que lo usan como pretexto para sus aventuras de una noche.

Pero realmente, ¿quién de nosotros tiene una definición precisa de la palabra amor?

Como un joven escritor, durante varios años he buscado esta respuesta entre mis conocidos. He tratado de ver y sentir el amor como ellos. Busco las respuestas en esas escenas dolorosas y placenteras que todos tenemos la dicha de conocer.

Yo tuve la dicha de experimentar el amor, en la más infinita gama de cariño en todo el universo. El amor de una madre.

Una madre me parece un ejemplo perfecto de amor encarnado. Una persona que lucha por ti sin cesar. Que no duerme hasta que llegues a casa, y que interpone toda su felicidad solo por una sonrisa de su bebé. Los padres también saben amar como ningún otro hombre te amará en tu vida, pero siendo realistas, abrazar a tu madre es abrazar tu infancia, tu hogar, y es incluso abrazar esa pequeña parte de ti mismo que nunca deseas dejar ir.

Pero, ¿qué tan lejos llegamos para encontrar un amor tan puro como este a lo largo de nuestras vidas?

Una vez salí a fumar un cigarrillo, cerca de mi barriada. Para este tiempo, sufría.

Sufría una de las más fuertes experiencias que un ser humano puede vivir a lo largo de su vida, el desamor. Una mezcla de vacío y tristeza, frustración y rabia, todo mezclado en un torbellino de desesperación, anhelando volver a despertar con el sol iluminando su cabello cada mañana.

En este paseo, me encontré a un seguridad que solía cuidar una de las calles de mi vecindario. Al verme fumando me pidió un cigarrillo. Le respondí altaneramente, molesto por los problemas que solo afectaban mi corazón. Curiosamente, el seguridad solo comentó: ‘Si pasó, era la vida divirtiéndose contigo, tranquilo.'

Es allí donde comprendí el amor por primera vez en mi vida. El amor es un grito de auxilio. Un ‘aleluya' sufrido, una esperanza, son los ojos de la mujer que te hace verte como jamás te has visto a ti mismo. Es algo tan efímero que a veces es inevitable apreciarlo cuando lo tenemos al frente.

El amor es esa vaga esperanza que nos recuerda que el dolor es pasajero. El amor es esa fe en tu propio futuro, la cual no logras sentir hasta estar a su lado. Junto a esa persona, que tanto odias y que tanto te frustra. Esa persona a quien no logras recordar cómo empezaste a odiar y terminaste amando.

El amor tiene muchas formas de presentarse, tal vez por eso lo confundimos bastante. A veces empiezas odiando a la persona y al día siguiente te preguntas cómo podías seguir tu vida tranquilamente sin chatearle a esa persona tan especial.

Es no poder resistir las ganas de voltearla contra la pared mientras por detrás, le susurras al oído todo lo que tomará lugar en los próximos segundos. Es arrancarle la ropa mas rápido de lo que pestañea. Es recorrer todo su cuerpo delicadamente con tus labios, y luego jalar de su cabello con rabia. Es complacer sus deseos más inocentes, y amar su lado más desenfrenado.

Pero no todo en el amor es cuento de hadas. A veces el amor nos lastima muy profundamente, nos hace pensar que ya nadie más sabe amar, entonces decidimos no darles nuestro amor real a las personas. Las engañamos, les mentimos y las quemamos. Pero es aquí donde me doy cuenta de la infinita belleza de esta idea. A pesar de todos los defectos que trae consigo, siempre encuentra la forma de recrearse en una nueva persona en nuestra vida.

Es inmortal, es genuino y extremadamente mutable. Por esto es que para mí existe más de un solo ‘amor de tu vida'.

En fin, pocas páginas para demasiadas ideas. Al final solo puedo decir que el amor ha cambiado mi forma de ver las cosas. No solo por amar a mi novia, o por decirle a mi mamá que la amo antes de salir de casa. El amor me ha cambiado porque le di la oportunidad de ser sentido en todas sus formas. El dolor, la dicha, la atracción, la arrechura, el capricho, la delicadeza, la confianza, e incluso el pesimismo y la infidelidad, no son batalla contra esta gran idea.

Pues no importa Si para ti el amor es Dios, tus padres, tu novia, tu pareja homosexual, tu mascota, tus hermanos, e incluso ese viejo amor que nunca pudiste concretar pero que te marcó para toda la vida, tan solo déjalo entrar, siéntelo, pues dentro de lo que llamamos la naturaleza humana, lo que siempre prevalece es nuestra inmensa capacidad de amarnos por encima de nuestros defectos.

Así que tomen a sus seres queridos, besen a su chica, persigan a la persona que siempre han amado y díganle lo que sienten. No sean cerrados, vivan la vida al máximo, permitiendo que miles de personas les lleguen, sientan al máximo y lloren al límite, pues el mayor logro del amor es habernos logrado enamorar de nuestra propia vida cuando llegue el final de la misma.

Ojalá pudiera retroceder en el tiempo, y valorar lo que una vez tuve, lo que una vez sentí, decirle a mis amigos lo mucho que extraño esos jueves de Altabar, poder decirle a mi novia lo mucho que me mata verla llorarme a diario. Debí abrazarla mientras podía sentirla, besarla, escucharla.

Esta es la historia de lo que debí haber amado cuando estaba con vida...'.

ESTUDIANTE

‘ El mayor logro del amor es habernos logrado enamorar de nuestra propia vida cuando llegue el final de la misma...'

DIEGO GUERRA

Estudiante

Estudiante de Comunicación Social en la Universidad Santa María La Antigua. Se caracteriza por jugar con la redacción de sus historias, hacer rompecabezas y juegos mentales en sus libros. Disfruta plasmar lo complejas que pueden llegar a ser las personas cuando se les presta atención.

Como escritor le gusta abarcar la mayor cantidad de géneros posibles, desde romance hasta suspenso y terror. Para Diego, escribir es un hobby que creció exponencialmente, y ahora planea incorporarlo a su vida profesional, siempre recordando que empezó como la pasión de un niño de 14 años escribiendo en su terraza.

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