Libros tras las rejas: una ventana de escape

Actualizado
  • 05/06/2019 02:00
Creado
  • 05/06/2019 02:00
En el programa ‘Un libro para la cárcel', los reos de los centros penitenciarios de Panamá encuentran una vía cultural para aportar al país

La Dirección General del Sistema Penitenciario de Panamá (DGSP) ha logrado establecer espacios de convivencia en las distintas cárceles del país, a través del programa ‘Un libro para la cárcel. Una ventana a la libertad', que ya lleva ocho años. A través de las donaciones que reciben de diversas instituciones, colegios, empresas y ciudadanos, la entidad suministra literatura variada a los privados de libertad.

La Nueva Joya, en Pacora, que alberga a un máximo de 4,000 personas, es uno de los centros beneficiados con el programa. Allí los reos organizaron un grupo de lectura, en el cual debaten sobre las novelas, cuentos, ensayos y biografías de personalidades importantes de la historia que han llegado a conocer.

El grupo del Centro Penitenciario de Tinajita, en San Miguelito, fomenta la realización de obras de teatro.

En la cárcel pública de David, en Chiriquí, existe un área educativa desde sus inicios para apoyar en la formación a los reclusos.

Las remodelaciones que se realizan en la cárcel Nueva Esperanza, en Colón, y en el Centro Femenino de Rehabilitación (Cefere) contemplan espacios similares.

El programa se implementó con el Plan Estratégico para la Reforma Penitenciaria en Panamá, impulsado entre 2010 y 2014, y recibe el apoyo del Programa de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). ‘Hemos propuestos un plan de reforma del sistema en el cual atendimos lo dictado por la legislación en relación a la elaboración de programas de tratamiento y rehabilitación para los centros penitenciarios', señala Sharon Díaz, subdirectora general de la DGSP.

Desde sus inicios la iniciativa ha sido permanente. La sede de la DGSP, ubicada en Balboa, se ha convertido en el centro de acopio de libros y, en el caso de las provincias, establecieron ciertos centros penitenciarios para recibirlos.

Díaz detalla que durante el 2014 al 2018 obtuvieron cerca de siete mil libros y en los primeros meses del presente año ya llevan unos 10,600 textos y siguen recibiendo.

La funcionaria puntualiza que este es un trabajo social que aporta una herramienta de cambio ‘que no fuera posible sin la contribución de las personas', ya que de esta manera se ha podido lograr la instalación de las librerías.

Esfuerzos que hacen la diferencia

La subdirectora afirma que las bibliotecas son áreas tan importantes para la formación cultural en las cárceles como otros elementos de la infraestructura.

Expone que a partir del 2011, las diferentes penitenciarías en el país han ofrecido los lugares que tienen disponibles para ubicar los textos. Por ejemplo, en la cárcel pública de Chitré, provincia de Herrera, cuyo espacio es reducido, solo se ha podido destinar una pared para los libros y no una sala para abrir una biblioteca tradicional.

‘Nos hemos dado cuenta de que los privados de libertad ya toman la iniciativa de crear proyectos que surgen a través de estos espacios de convivencia',

SHARON DÍAZ

SUBDIRECTORA DGSP

Todas estas acciones demuestran el esfuerzo que se hace por suministrar estos contenidos a esa comunidad que busca salir adelante, ‘porque entendemos que un libro puede ampliar y cambiar en muchos aspectos la mentalidad de ellos y ellas', indica la subdirectora.

El objetivo de la institución es que cada actividad que se desarrolle en los centros existentes, en los que se están remodelando y en los que se abran en el futuro, sea supervisada por un equipo técnico que pueda enseñar a los presos cómo administrar, archivar y ordenar las obras, apuntó Rodríguez.

La idea es que ellos sean los encargados del cuidado y mantenimiento; por eso, cada día tendrán que cumplir con un horario previamente autorizado, que puede ser de ocho de la mañana a tres de la tarde.

‘Estos resultados generan avances para la transformación del sistema penitenciario. Nos hemos dado cuenta de que los privados de libertad ya toman la iniciativa de crear proyectos que surgen a raíz de estos espacios de convivencia. Como cuidadores de nuestro rol, nosotros debemos validar y promover la actividad', remarca la subdirectora.

De acuerdo con Díaz, los reclusos han comentado que hace tiempo querían un proyecto de este tipo, por lo que se sienten contentos con ello.

Hasta ahora, el sistema ha logrado que el 47% de los presos participen en algún programa para impulsar sus habilidades; hace falta introducir un poco más del 50% y entre los principales factores que lo impiden está la falta de personal técnico idóneo.

Acuerdo para crear oportunidades

AVANCES

La subdirectora indicó a La Estrella de Panamá que el convenio firmado por la DGSP con la Fundación Jesús Luz de Oportunidades para ofrecer cursos sobre habilidades blandas y capacitaciones técnicas laborales a los reclusos y que se inició en el centro juvenil, se llevará a las reclusas del Cefere, con clases que dictará el Instituto Nacional de Formación Profesión y Capacitación para el Desarrollo Humano (INADEH), el Ministerio de Educación y la Universidad de Panamá.

‘La fundación ubicará las plazas de empleo laborales para cada una de ellas, cuando finalicen su formación. Las empresas elegidas ya tienen noción sobre el estado oficial de las reclusas y que además se sumarán al control de seguimiento. Tenemos planes de llevar el próximo año esta iniciativa a la Nueva Joya', adelantó Díaz.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus