Rosa María Britton, una historia de herencia sociocultural para el istmo

Actualizado
  • 16/07/2020 00:00
Creado
  • 16/07/2020 00:00
Hoy se cumple un año de la desaparición física de la doctora y escritora. A continuación un repaso de sus obras y de los momentos más memorables de su trayectoria
Su pensamiento quedó plasmado en numerosas obras literarias.

Rosa María Britton (28 de julio de 1936-16 de julio de 2019) escritora, médico y docente, dio su último suspiro hace un año. Como legado para el país dejó tras de sí importantes aportes en el campo de la medicina y de la cultura.

Britton es recordada por su personalidad solidaria y por la fuerza de una voz que no dudaba en dar declaraciones contundentes. Para sus allegados fue una dama que no creía en los tabúes, directa y natural, a quien le fascinaba reflexionar sobre los derechos de las mujeres.

“Mi madre fue una mujer singular, y en los últimos años de su vida fue también una amiga, más que una madre para mí. La extraño cada vez que necesito un punto de vista de una mujer como ella, que tuvo una vida repleta de experiencias”, comparte Gabrielle Britton.

Gabrielle, quien decidió incursionar en el campo de la medicina al igual que su progenitora, admite que uno de sus mayores deseos es poder escuchar la voz de su madre en medio de la pandemia. “Seguro que ella hubiera estado orgullosa de los científicos y científicas, y de todo el personal de Salud, los que se arriesgan por todos nosotros a diario, mientras que a los que gobiernan les hubiera dado palo. No tengo pruebas, pero tampoco dudas”.

Confiesa la melancolía de la ausencia materna, y de la mirada crítica de una mujer siempre atenta a las problemáticas sociales que aquejan a Panamá, deseosa de hablarle cada vez que siente “frustración” por el país, “que a pesar de tener todos los recursos necesarios sigue estancado en la desigualdad y la corrupción. Cada domingo quisiera tomarme unas mimosas y hablar de literatura y política con ella”.

Rosa María Britton murió a los 82 años. Fue narradora, dramaturga, doctora especialista en ginecología y obstetricia.

La polifacética mujer dio en vida pasos importantes en el universo de las letras, con 15 obras literarias, que le permitieron convertirse en la escritora panameña con mayor internacionalización. También acogió otros reconocimientos como el premio Ricardo Miró, en tres ocasiones: la primera en 1983, en la sección de novela con El señor de las lluvias y el viento, mientras que en 1985 fue galardonada con el cuento ¿Quién inventó el mambo?, y en 1990, con No pertenezco a este siglo.

“Mi primer libro se lo dediqué a mi abuelo, en 1981. Saqué a relucir la historia de él, bastante cruda. Yo no pensaba que ese libro sería tan popular, le tengo mucho cariño porque lo escribí a mano. En esa época no había computadora. Y mi obra Tocino del cielo se la dediqué a mi hijo, porque él es como yo, le gusta la cocina”, compartió la escritora durante una entrevista con este medio para Mia Voces Activas.

Remembranzas

El amor por la cultura y los libros fue el lazo que unió la entrañable amistad entre Britton y la escritora panameña Griselda López, quien describe a la fallecida como una mujer gentil.

“Éramos muy buenas amigas. Ella siempre denotaba su amor por los libros. Soy una gran lectora de sus obras porque hizo varios escritos trascendentales”, expresa la docente y periodista.

López rememora la gran labor de Britton mientras ocupaba el cargo como presidenta de la Fundación Pro Biblioteca Nacional entre los años 2001-2019.

“Su obra en la Biblioteca Nacional es una de las más importantes que han existido. Ella siempre se dedicó a apoyar las iniciativas culturales en el territorio nacional e internacional. Le debemos mucho a ella. Su literatura quedará plasmada para siempre”, dice.

Aunque ambas tenían mucha afinidad por las letras, su hermandad no surgió en el escenario cultural. “La conocí en el hospital Oncológico. En ese momento, mi hermana estaba enferma. Rosa era muy entregada a su trabajo como médico. Era una mujer muy humana”.

Sin titubeos, López asegura que uno de los mayores legados de Britton es el fortalecimiento de la Biblioteca Nacional, además de sus esfuerzos en torno al estudio del cáncer. “Rosa y otros médicos empezaron a descubrir e investigar las maneras en que esta enfermedad crónica se podía disminuir”.

Britton, especialista en ginecología y obstetricia, rompió esquemas en un mundo científico que parecía estar dominado por hombres; sin embargo, demostró que con trabajo y profesionalismo las mujeres también podían destacar.

Entre sus esfuerzos es reconocida por liderar la modernización del Centro Cancerológico Juan Demóstenes Arosemena. Britton luchó para que este se independizara mediante la Ley 11 de 1984, un paso necesario para la creación del Instituto Oncológico Nacional Juan Demóstenes Arosemena, donde laboró durante 20 años.

Priscilla Delgado, directora de publicaciones del Ministerio de Cultura, describe a Britton como un ser humano con un valor que trasciende lo literario. “Una de las cosas que la caracterizó fue el compromiso con sus pacientes. Fue una mujer con la palabra derecha, así la recuerdo. De hecho, quiero ser como era ella”, evoca.

Para Delgado, la mayor herencia de Britton a la sociedad panameña es su ejemplo de vida. “Su palabra y discurso quedarán guardados en la mente de todos. Ella siempre fue una mujer de una sola línea. Su hija Gabrielle Britton sigue sus pasos en la ciencia, quien también está abriendo un camino importante en este campo”, reconoce.

Durante una entrevista con La Estrella de Panamá, Britton se refirió a la muerte como “una vieja amiga” que algún día tocaría a su puerta. “Todos debemos morir en la casa, no en un hospital”, expresó.

Tras un año de su desaparición física, hoy se reafirma el valor y coraje de esta panameña, que siempre será recordada por su compromiso constante con el país y la humanidad.

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