Desmitificando el amor romántico

Una definición del psicoterapeuta canadiense Nathaniel Branden dice que el amor romántico es: “un vínculo apasionado espiritual-emocional-sexual entre un hombre y una mujer que refleja una alta estima mutua  de  su valor como persona”. La idea del amor romántico es tan antigua como la historia de la humanidad, y los mitos sobre el amor se han asentado social y culturalmente a través del tiempo. Su conceptualización deriva de la época del romanticismo, posterior a la Revolución Francesa, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Social y culturalmente se acumularon diferentes creencias y enseñanzas que han pasado de generación en generación, con ligeras variaciones respecto al amor y a las relaciones de pareja, que aunque practicadas por una gran mayoría, no significa que sean las más sanas o las que mejor puedan funcionar. Es cierto que en algunos casos son positivas y funcionan, pero también en muchos casos son negativas y dañinas. Es allí donde entran en juego los mitos respecto al amor y a las relaciones, que en los últimos años se tratan de desmitificar, por considerarlas creencias nocivas.

Estas creencias se basan en mitos románticos y pasionales que promueven relaciones desequilibradas y tóxicas, que refuerzan los estereotipos de género, naturalizando los vínculos afectivos fundamentados en la posesión, el poder y la violencia. El problema no es la relación en sí, sino las creencias que nos hacen moldearla con una serie de características perjudiciales.

Hay que saber diferenciar lo que es la emoción del amor de lo que es una relación de pareja. La emoción del amor ayuda a vincularnos en un espacio seguro, mientras que una relación de pareja es un constructo social que si no se produce desde estructuras seguras, puede dejar efectos y secuelas psicológicas dañinas.

¿Cuáles son esos mitos y qué nos dicen? Debemos conocerlos, entenderlos, desmitificarlos y erradicarlos de las creencias populares para que las relaciones puedan construirse desde el equilibrio, el respeto, la confianza y la seguridad. Cuando se piensa en el amor romántico vienen a la mente palabras como: enamoramiento, pasión, pareja, apego, posesión. El amor es querer racionalmente con base en la comprensión, compañía, igualdad, reciprocidad, cuidado mutuo, compartir deberes y responsabilidades.

Mito del alma gemela o media naranja: esta creencia induce a buscar desesperadamente una persona ideal, que supuestamente nos complementa y que estaba predestinada. Esa desesperación nos hace incurrir en malas decisiones.

Mito de los celos: pensar que son un signo de amor y que si te celan es porque realmente te quieren. No obstante, esto no es sinónimo de amor, pero sí de desconfianza e inseguridad.

Mito de la exclusividad: creer que el amor se siente una vez en la vida y que se pertenece en exclusiva a la pareja.

Mito de los polos opuestos que se atraen: es una mera ilusión y aunque en raras ocasiones puede ocurrir que una persona opuesta te atraiga, esto no es sano y las incompatibilidades terminan siendo nocivas en una relación.

Mito de que el amor todo lo puede: esta falsa creencia de que las personas cambian por amor, puede llevar a aceptar y tolerar comportamientos ofensivos de la pareja desde el convencimiento de que los cambiará porque “te ama”.

Mito de “hasta que la muerte nos separe” o para toda la vida: es otra falsa creencia del amor romántico. El amor es una emoción que cambia y por sí solo no puede ser la base para una relación a largo plazo.

Mito de felices para siempre: creencia de que el matrimonio nos hará felices, pensando que si nos casamos lograremos la felicidad con la pareja. Sin embargo, una persona soltera e infeliz equivale a un matrimonio infeliz e insatisfecho. La actitud como soltera será la misma dentro del matrimonio; este no produce una transformación de vida o de carácter.

Hemos mencionado siete mitos del amor romántico, pero no son los únicos; existen muchos otros asentados en el inconsciente colectivo. Actualmente, los modelos psicopedagógicos luchan por eliminar esas creencias insanas sobre la forma de vincularnos. Desmitificar el amor romántico implica bajarlo del pedestal en que fue erróneamente colocado, hacerlo más real y terrenal, aunque eso pueda parecer quitarle la magia a corto plazo. Por otro lado, a largo plazo terminaría con las relaciones en que no hay estructuras seguras.

El mito del amor romántico es generador de violencia dentro del noviazgo, porque se crean expectativas irreales, generando relaciones dañinas. Es fundamental identificar estos mitos, para desmitificarlos y prevenir las relaciones tóxicas basadas en la desigualdad, el desequilibrio y el machismo.

La autora es abogada, escritora y defensora de derechos humanos