Elodia Muñoz: cuando la voluntad supera las limitaciones

Actualizado
  • 23/07/2022 00:00
Creado
  • 23/07/2022 00:00
A los 11 años perdió la visión a causa de una retinosis pigmentaria. Hoy, con 59 años, posee una licenciatura, dos maestrías y está a punto de cumplir tres décadas de labores en el sector público. Aquí su historia
Elodia Muñoz es profesora, escritora y licenciada en relaciones públicas.

“La discapacidad está más en el ojo del espectador, que en quien la padece. Y es que cuando existe voluntad no hay limitaciones”. Esa expresión distingue a Elodia Muñoz.

Elodia tiene 59 años de edad. A sus 11 años perdió la vista: cuando los ojos empiezan a descubrir el mundo, los de ella se cerraban para siempre.

Es oriunda del distrito de Capira, en Panamá Oeste. Allí tuvo una infancia plena de momentos alegres y muchos juegos, entre ellos, el escondido, la rayuela y el béisbol, y donde disfrutaba nadar en el río.

Estudiaba en la escuela Federico Boyd cuando los primeros síntomas de una enfermedad empezaron a manifestarse.

Elodia perdió la visión a los 11 años de edad, debido a la enfermedad retinitis pigmentosa.

El día menos pensado, las letras de los libros empezaron a desaparecer de su vista. Era una niña, y en su ingenuidad no entendía cómo comenzaban a perderse los renglones de los cuadernos. Lo peor ocurrió cuando el rostro de la maestra desapareció. “¡Ya no podía verla!”, contó a La Estrella de Panamá.

La niña se sentía como un animalito acorralado, con miedo a un mundo desconocido, que sin saberlo sería donde viviría para siempre.

La enfermedad

A mediados de la década de 1970, la retinitis pigmentosa era una enfermedad poco conocida en Panamá. Hoy sabemos que es un grupo de problemas oculares que provoca una degeneración de la retina, que es progresiva hasta perder la visión. En Panamá ocurren entre uno y cinco casos de 10 mil nacimientos, según orpha.net, portal sobre enfermedades raras y medicamentos huérfanos.

Elodia Muñoz: cuando la voluntad supera las limitaciones

Es genética, es decir, que puede transmitirse de generación en generación. Una persona puede nacer con esta enfermedad o sus síntomas pueden ir apareciendo paulatinamente en la adolescencia o en la vejez.

Leer y escribir con Braille

Los cambios hormonales de la adolescencia aceleraron la pérdida de la visión de Elodia. “¡Todo fue rápido!”, dijo. En menos de lo que esperaba, el maestro puso en sus manos un enorme libro comparado con el tamaño de “una enciclopedia” y “más gordo que una biblia”, evocó. Era el cambio de la tinta al Braille, un sistema de puntos que permite a las personas ciegas leer y escribir guiándose por el tacto.

Al principio mostró reticencia al sistema, era un cambio abrupto. Aquel día, al llegar a casa, “le dije a mi mamá que no iba a poder hacer eso”.

¿Cómo enfrenta una adolescente una discapacidad visual? Elodia tuvo una intervención médica y educativa oportuna. Y el apoyo de su mamá, una excepcional y abnegada mujer, que no tuvo reparos para ayudar a su hija.

Los médicos orientaron la situación y la atención de salud de la niña.

El director de la escuela (Pedro Salinas) la incluyó en un plan piloto educativo del Instituto América. Junto con otros cuatro invidentes emprendió el reto de integrarse a la sociedad, en tiempos en que la inclusión social no era reconocida.

La directora del Instituto América (Gloria Laurel) los recibió y otorgó una capacitación con los docentes. “¡La aceptación fue fabulosa!”, expresó. En tres meses aprendió a leer y a escribir. Aquellos cinco jóvenes, hoy son profesionales y padres de familia. Unos continúan trabajando, otros están jubilados. “Esto demostró que los ciegos podemos seguir adelante, podemos ser productivos a la sociedad”, aseguró la mujer.

No todo fue color de rosa. En medio de la condición de salud y la adaptación que estaba experimentado, Elodia perdió a su madre, un pilar fundamental en su desarrollo.

Además, tuvo que acostumbrarse a vencer otros obstáculos. De lunes a viernes tenía que viajar de Capira a Panamá, 69 kilómetros, en un transporte público para asistir a la universidad.

Educación

En 1991, cuando concluyó sus estudios universitarios, una licenciatura y otras dos carreras, no encontraba trabajo. Una fundación de ciegos le ofreció apoyo: la contrató como bibliotecaria, una carrera distinta a lo que había estudiado, con un salario mínimo, siendo una profesional.

Pero los sueños son para alcanzarlos. Y con esa premisa continúo tocando puertas y buscando oportunidades una... dos... tres y hasta cuatro veces.

Elodia es una mujer de una fe inquebrantable. Así llegó a la oficina del exministro de Gobierno Juan B. Chevalier, quien mostraba cierta sensibilidad hacia las personas con discapacidad porque tenía una nieta en la misma condición.

La secretaría del ministro intentó alejarla de sus intenciones: “El ministro llega tarde”, le dijo. Pero no lo consiguió. Ella estaba dispuesta a esperar el tiempo que fuera necesario. Así se animó a pedir una silla, que colocó frente al despacho del ministro, donde se sentó a esperar a Chevalier.

En medio de un remolineo de gente y de la avanzada de seguridad, llegó el ministro. Ella se levantó de la silla cuando escuchó el movimiento. Con suerte, él la reconoció. “Tú no estás trabajando aquí”, le dijo. “No, no me han nombrado”, contestó ella.

Desde entonces tiene 29 años de trabajar en el Ministerio de Gobierno. Primero lo hizo (12 años) en el departamento de Relaciones Públicas de la Gobernación. Después (17 años) en el departamento de correos y telégrafos. “Por eso siempre insisto que cuando hay voluntad todo se puede lograr”, expresó.

Pero los retos no terminan para una mujer invidente. Elodia reconoce que existen personas que no creen en las personas con discapacidad. Es de la opinión que en el ámbito laboral aún existen muchos prejuicios contra ellos, que los ponen en desventaja frente a otros panameños.

Del pasado al presente los cambios son muchos, pero son solo estéticos. Se han creado muchas leyes, becas, tecnología y otras oportunidades, pero es cuando más desempleo existe entre las personas con discapacidad, opina.

Elodia afirmó que hay mucho desempleo porque ellos deben hacer trabajos específicos. A la mayoría no los contratan a pesar de estar preparados profesionalmente, porque incluso cuentan hasta con cinco títulos universitarios. “A raíz de que no se nos da trabajo, optamos por estudiar”, dijo.

El Artículo Nº 51, de la Ley 15 del 31 de mayo de 2016 establece que la empresa que tenga más de 50 colaboradores, deberá tener una proporción mínima del 2% de personas con discapacidad.

En ese sentido, el director de empleo del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, Alfredo Mitre, dijo que las personas deben garantizar un ambiente laboral seguro para las personas con discapacidad. “Todas las personas con discapacidad tienen derecho a optar por un empleo productivo y remunerado”, señaló.

Pero, ¿se cumple con la ley? Las cifras no existen, la inclusión laboral de las personas con discapacidad no se puede medir. La Secretaría Nacional de Discapcidad (Senadis) aseguró que el Mitradel debe tener las cifras. El Mitradel, a su vez, dijo que el Senadis.

Gran reto

El reto de las personas con discapacidad es doble: se enfrentan a un mundo desigual y se les dificulta acceder a empleos dignos. “No le des un (subsidio) 'Ángel Guardián' de $80, dale la oportunidad de un trabajo”, exigió al Estado.

Ella, sin embargo, es un ejemplo de que quien persevera alcanza. Es una profesional, una mujer apasionada por las letras, que ha podido encontrar un empleo, que está felizmente casada, aunque decidió no tener hijos porque no desea “transmitir su condición”. Ahora, lucha por el resto de las personas con discapacidad.

Itzel Palacios de Guilbauth, activista de las personas con discapacidad, la conoce hace 25 años. Ambas han compartido la lucha y empoderamiento de las personas con discapacidad. La describe como una persona que ante la adversidad se levanta y sigue adelante. “Ella se hace más fuerte frente a los retos que le ha puesto la vida”, dijo Palacios de Guilbauth sobre su amiga.

José Luis González, docente universitario, comprobó la disciplina y la perseverancia de la mujer que se propone metas y las alcanza. “Es una mujer brillante, un digno ejemplo a seguir”, dijo.

“El optimismo es la fe que conduce al éxito; nada puede hacerse sin esperanza y confianza”, dijo Helen Keller, una expresión que comparte Elodia en su libro Vivir sin Ena, un homenaje a su madre.

Keller es una escritora, oradora y activista política sordociega estadounidense, que a los 19 años sufrió una enfermedad que le causó la pérdida de la visión y la audición. Fue la primera persona sordociega en obtener un título universitario. Una referente para Elodia.

“No es la discapacidad la que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás”, es la reflexión de la mujer invidente, que deja Elodia.

En Panamá existen 83.757 personas con discapacidad visual. 40.689 son hombres y 43.068 son mujeres. El 22% del total (83.757) es invidente. Estos son datos de la Contraloría General de la República.

Congreso

En el marco de la celebración del adulto mayor, el 1 y 2 de octubre de 2022, la Unión Latinoamericana de Ciegos promueve el congreso “Mirando hacia el futuro”, para personas con discapacidad visual de la tercera edad.

En la actividad serán expuestos diversos temas. Por ejemplo, la sexualidad. Además, se actualizará a los adultos mayores sobre los avances tecnológicos para personas con discapacidad.

Otro de los propósitos del congreso es reactivar el gremio de adultos mayores con discapacidad visual. El evento se realizará en Torres de Alba.

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