Danilo Pérez: 'Mientras seamos humanos, el jazz no dejará de existir'

Actualizado
  • 15/01/2023 00:00
Creado
  • 15/01/2023 00:00
El Panamá Jazz festival llega a su vigésima edición con logros muy concretos e importantes retos: su sostenibilidad económica y la necesidad de que la música sea reconocida como una disciplina integral con grandes aportes a la educación. El jazz es una forma de expresión que puede ayudar a la solución de los problemas de la sociedad
El programa completo de actividades y conciertos lo encontrará en panamajazzfefstival.com

Para Danilo Pérez, la consecución de una gran meta, como la presentación de una vigésima edición del Panama Jazz Festival es motivo de una gran satisfacción. “Es ver cómo un proyecto que nació como una idea personal se ha convertido en un sueño colectivo, en un proyecto país”, afirma Danilo Pérez, director artístico y fundador del Panama Jazz Festival, que en su edición 20, arranca mañana con una acostumbrada batería de actividades artísticas, educativas y académicas.

“Hemos podido trascender, hemos podido educar, hemos podido abrir espacios, hemos podido crear un equipo de lujo con voluntario sy profesionales, ser testigos de jóvenes que han ido creciendo; hay gente que empezó a los 10 años de edad y ahora son coordinadores del festival, es algo maravilloso”, sostiene.

El festival, el más exitoso en convocatoria a nivel nacional ha sido la plataforma para contas las historias de grandes artistas panameños, fortaleciendo la marca país. “Panamá tiene una gran responsabilidad de la historia del jazz que conocemos, famosa. Para mencionar a Louis Armstrong no podemos dejar de mencionar a Luis Russell. Para mencionar a Billie Holiday no podemos dejar de mencionar a Sonny White, que nació en la Zona del Canal, pero es panameño. No podemos dejar de mencionar a Erick Dolphy. Rescatar la memoria histórica ha sido otro de las grandes contribuciones que ha tenido el festival”, asegura el pianista, Pero tal vez el mayor hito de este encuentro anual es que se ha convertido en una gran mina de talentos.

El festival de Jazz ha becado a alrededor de 4 mil estudiantes por edición, elevando el nivel de los jóvenes que se interesan por la música. “La oportunidad que tienen los jóvenes nuevos de seguir audicionando, gente de cualquier parte de Panamá, de Latinoamérica, que pueden llegar a Panamá en la semana del festival pueden audicionar por una beca en el New England Conservatory o en el Berklee College of Music”, menciona. A través del festival una buena cantidad de músicos se han profesionalizado en el exterior y han regresado para impulsar el movimiento en Panamá, convirtiéndose en mentores.

Danilo Pérez ofreció entrevista para el programa Portada en La Estrella de Panamá

“Los grupos, las manifestaciones artísticas, musicales que ves hoy en día en Panamá, son producto de ello, la banda de Rubén Blades, que cuenta con profesionales de este proyecto… y así vas viendo cómo el festival ha abierto ese espacio, ha generado oportunidades y ha dado seguimiento porque, el festival se desarrolla en una semana, pero la fundación se mantiene en un trabajo constante”, cuenta.

Actividades alternas como el Simposio de Musicoterapia, impulsado por Patricia Zárate, esposa de Danilo o el Simposio Afrodescendientes en Panamá, el simposio de Pueblos Originarios son actividades que acuerpan al festival y ponen en evidencia que la música no es solo un entretenimiento. “Vamos a ver cómo podemos seguir abriendo espacios para que conecten con otras artes, con otras exposiciones, disciplinas y que se puedan trabajar los mismos temas, la autoestima, el trabajo en equipo, la confianza, la creatividad, la innovación, y viendo siempre que la música, en realidad, para poder darle el espacio que necesitamos que se le dé, tenemos que incluirla en una ley de salud pública. La música, las artes todas tienen que entrar como parte de una ley que establezca su importancia en el desarrollo del ciudadano del Siglo XXI”, sugiere. Sin embargo, quedan algunos pendientes.

“Algo que todavía me quita el sueño es el crecimiento descontrolado que ha tenido el festival; ha crecido y ese éxito no lo hemos alcanzado en términos económicos”, reconoce Danilo. “ha crecido la audiencia, las colaboraciones, las actividades y ahora eso está en desbalance con respecto al apoyo económico que tenemos. Eso puede crear un problema serio”, admite.

Un programa de lujo
La música debe entenderse como una disciplina integral no solo como un entretenimiento, dice el jazzista

Para la celebración de este vigésimo aniversario las actividades arrancaron medio año atrás, a manera de preparación para La Ruta del Jazz. Un slogan que nos acerca a la relación que Panamá tiene con este género musical. Una de las principales invitadas para este año es Catherine Russell hija de Luis Russell uno d ellos principales eslabones en la cadena de aportes de Panamá al jazz.

Catherine es una de las exponentes de este género que han creído y apoyado el festival. Visitó Panamá para esta cita musical en 2008. Otros viejos amigos también repiten para esta gran celebración.

“Contar con la presencia tan cercana de una figura como Chucho Valdés es maravilloso para nosotros. John Pattitucci, luego de 2 años de no poder venir estaba con unas ganas increíbles de volver y Brian Blade – con quien completa Danilo el trío Children of the Light - son músicos muy requeridos mundialmente. Hay gente que viene de Costa Rica, de Colombia, nada más porque nunca los han visto allá. Ellos nos llaman súper afortunados porque se puede decir que tienen cédula panameña, siempre nos apoyan en todo”, afirma Danilo. Otro músico que no requiere de mucha presentación para los panameños es el salsero Gilberto Santa Rosa, quien participará en el tan esperado cierre, evento que debido a la pandemia dejó de presentarse por dos años.

Pero lo que considera más importante en el programa de los 20 años del PJF es la participación femenina. “Este año las mujeres se van a tomar el festival. Este año el panameño va a ver una convocatoria de mujeres talentosas, a nivel mundial, que se van a quedar con la boca abierta”, sostiene.

Además de Catherine Russell, participarán intérpretes como Erika Ender y Judith Lorick, e instrumentistas como Farayi Malek y su cuarteto, Nadia Washington y su cuarteto, Lihi Haruvi Luz Acosta y su cuarteto y el estreno de Las Hijas del Jazz Big Band. “Son mujeres y tocan increíble. Vienen de Cuba, Israel, Chile, de Panamá y se pregunta uno, ¿por qué no hay tantas mujeres haciendo música? Porque el sistema hay que cambiarlo desde abajo. Hay que darles la oportunidad a las mujeres y cuando aprenden… es increíble lo que van a oír”, dice.

Las raíces del jazz lo ubican como un género popular, pero es percibido como elitista. No obstante, en Panamá “no hay un festival que tenga más convocatoria. Aquí suceden fenómenos increíbles que corroboran que el jazz es accesible y no es música elitista”, destaca y trae a discusión las diferencias entre Dizzie Gillespie y Charlie Parker. “Dizzie Gillespie me contaba que él tenía desacuerdos con Charlie Parker porque él veía el jazz como música del arte, mientras que Dizzie no quería desconectarla del baile, de la juventud, del pueblo. Yo creo que naturalmente esta música es tan de pueblo que ves lo que pasa en Panamá. Eso demuestra dos cosas: que el jazz viene del pueblo y que el jazz está en el ADN del panameño”, considera.

Y se mantendrá a pesar de las fuertes influencias de otros géneros más en la escena comercial como el reguetón.

“Entiendo el jazz como una vivencia de expresión, no un estilo de música. Cuando así lo haces, te das cuenta que hasta el reguetón pudiera ser una nueva forma de cómo el jazz sigue abriendo puertas, porque tiene que ver mucho con la herencia africana, la herencia de contar historias con el ritmo, con la palabra, todo se dice, todo se cuenta, todas las historias (…) encuentro muchas conexiones entre el reguetón y el jazz. Algunas personas se van a molestar pero, qué vamos hacer… para mí es verdad. Además, si escuchas el reguetón, ellos 'samplean' ideas de discos de jazz y se convierte en una referencia nueva.

Pero esto no significa que el jazz vaya a desaparecer. “Mientras seamos humanos el jazz no va a dejar de existir. Cuando entremos en la robótica, allí me voy a empezar a preocupar. Pero mientras estemos hablando de temas de expresión personal, de creatividad, de quién eres tú, quién soy yo, qué hago aquí, el jazz no va a dejar de existir”, asevera. Lo que no asegura es la existencia de la música “que se hace para cobrar un cheque, para que venda… pero sí te puedo decir que las expresiones que vienen desde adentro y que pintan un panorama, tratan de reimaginar un mundo nuevo, o tratan de darte buena energía, nunca va a pasar de moda”.

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