Sociología y religión: Lo sagrado en la vida social

Actualizado
  • 29/01/2023 00:00
Creado
  • 29/01/2023 00:00
Comprender cómo millones de personas en todo el mundo organizan sus vidas de acuerdo con sistemas de creencias tan distintos, cada uno de los cuales propone la existencia de su propio Dios o dioses
Las religiones varían considerablemente según la región del mundo de la que se trate.

La religión es un hecho social universal. Eso significa que se trata de una realidad que encontramos, en una u otra forma, en todas las culturas. El 16 de enero de cada año se celebra el día mundial de la religión, en ese sentido compartimos algunas visiones importantes desde la sociología.

En algunos casos la religión se ocupa de responder a los problemas escatológicos del ser humano: ¿tiene sentido la vida, la muerte, la angustia, el sufrimiento, el mal? ¿Hay algo después de esta vida? Todos los pueblos, al menos en forma implícita en sus creencias y ritos, se han hecho estas preguntas, en forma personal y colectiva, y han tratado de contestarlas por medio de la religión. El proceso de racionalización que sufrieron en distinta medida todas las religiones hizo que se fueran encontrando otras respuestas, basadas en la filosofía y en la ciencia. Pero todavía hoy la mayoría de las personas sigue recurriendo a la religión para tratar de encontrar una respuesta satisfactoria a estos cuestionamientos naturales en el ser humano.

Por ende, la religión es una cuestión de fe, esto es, de creencias ancladas en la convicción, más que en la evidencia científica.

El hecho de que las religiones varíen considerablemente en distintas partes del mundo, y de que no exista algo que todos consideren sagrado, plantea el problema del relativismo, y nos lleva como sociólogos a formular la siguiente pregunta:

¿Cómo es posible que millones de personas en todo el mundo organicen sus vidas de acuerdo con sistemas de creencias tan distintos, cada uno de los cuales propone la existencia de su propio Dios o dioses?

Visiones teóricas

Los sociólogos reconocen que la religión es un elemento central en prácticamente todas las culturas, e intentan entender cómo las creencias y prácticas religiosas guían las sociedades.

Durkheim, sostenía que, como seres humanos, definimos la mayor parte de los objetos, los acontecimientos y las experiencias, como profanas (fuera del templo), esto es, como aquello que es un elemento corriente en la vida diaria. Según Durkheim, consideramos algunas cosas sagradas, que se definen como fuera de lo ordinario, y que inspira un sentimiento de sobrecogimiento, reverencia e, incluso, miedo. La distinción entre lo sagrado y lo profano es la esencia de todas las creencias religiosas.

Las cuestiones relativas a la fe varían enormemente en distintas partes del mundo, y ninguna cosa es sagrada en todas ellas. Si bien casi todas las personas consideran la mayoría de los libros como objetos profanos, los judíos ven la Torá (los cinco primeros libros de la Biblia hebrea, o el Antiguo Testamento cristiano) como sagrados; lo mismo sucede con los cristianos respecto de la Biblia en su totalidad, y con los musulmanes respecto al Corán.

Para Durkheim una comunidad de creyentes establece ciertos límites de carácter religioso. La gente entiende que las cosas profanas forman parte de su vida cotidiana: nos sentamos ante nuestra mesa de trabajo o ponemos en marcha el carro para realizar ciertas funciones. Pero, por otro lado, distinguimos y separamos lo sagrado de lo cotidiano, y lo percibimos con veneración.

Sobre la práctica religiosa: Lo sagrado y lo profano

Un hecho común es que todas las religiones proponen modelos de vida en torno a los cuales la gente puede organizar sus actividades. Por lo general, estos modelos incluyen una “cosmogonía” (una historia acerca de cómo fue creado el mundo o el universo), una “teodicea” (una explicación del mal en el mundo), y “una amplia visión de la vida ética” (cómo deben comportarse los individuos).

Además, suelen comprender muchos rituales: meditaciones y mantras, adoraciones, regulaciones de la higiene, la alimentación y el sexo, además de festivales. Para marcar claramente la línea divisoria que separa lo sagrado de lo profano, los musulmanes se quitan los zapatos antes de entrar en una mezquita, a fin de no profanar un lugar sagrado y de culto con las suelas que han pisado la tierra profana.

De la misma manera, todo hindú debe practicar abluciones (baños rituales) mientras que los judíos observan ritos de iniciación, tales como el bar mitzvah para niños o el bat mitzvah para niñas. Lo sagrado constituye el centro del ritual, el comportamiento formal y ceremonial. La comunión es el centro del ritual cristiano; la hostia y el vino consumidos durante la comunión simbolizan el cuerpo y la sangre de Cristo, por lo que nunca son tratados como alimentos cualesquiera

Religión y desigualdad social

Otra visión o perspectiva sociológica de la religión es la de Karl Marx, quien sostuvo que la religión servía a las elites gobernantes para legitimar el statu quo y alejar la atención de la gente de las desigualdades sociales.

La mayoría de las religiones crean o refuerzan sistemas de estratificación. Por ejemplo, la estructura de la iglesia cristiana ha permitido con frecuencia que sus líderes religiosos disfrutaran de considerables riquezas. El monarca británico es coronado por el cabeza de la iglesia anglicana, y el Vaticano goza del estatus de país independiente en muchas organizaciones internacionales, lo que ilustra la estrecha alianza entre las elites religiosas y las políticas.

La relación estrecha entre la religión y la desigualdad social

Prácticamente todas las religiones principales del mundo reflejan y promueven la dominación masculina en la vida social. Muchas religiones son predominantes en una región geográfica o país específicos. El islam es la religión de la mayor parte (aunque no la totalidad) de la población en sociedades árabes y en Oriente Medio, el hinduismo está íntimamente arraigado en la cultura de la India, al igual que lo está el Confucionismo en la de China. Durante la época en que Marx vivió, las naciones cristianas de Europa occidental justificaron la explotación colonial de África, América y Asia, al sostener que estaban simplemente “convirtiendo paganos”.

Según Marx, la religión incita a la gente a luchar con esperanza por alcanzar el mundo mejor del más allá, esfuerzos que llevan a minimizar los problemas de este mundo. “La religión es el opio del pueblo”, frase célebre de Marx en la que hace una dura crítica a la religión, caracterizándola como “el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, y el alma de las condiciones tediosas y monótonas”.

Concluyendo, las ciencias sociales y la sociología en particular tienen el deber de responder esas preguntas de comportamiento y prácticas referidas desde el principio de la humanidad y que se muestran hacia el futuro con más fuerza y control de las masas, con las respectivas evoluciones en cada rito y en cada forma de fe.

El autor es sociólogo. Docente e investigador de la Universidad de Panamá

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