En el piélago de la Paz

Actualizado
  • 23/03/2020 06:00
Creado
  • 23/03/2020 06:00
Recordando a Javier Pérez de Cuéllar, figura diplomática relevante para la obtención de la paz en diversas latitudes del mundo. Su obra y su carácter lo destacan como un hombre interesado en lograr la paz sin necesidad de usar la fuerza

Sus éxitos diplomáticos incluyeron, entre otros, la independencia de Namibia, el fin de la guerra Irán-Irak, la liberación de los rehenes estadounidenses secuestrados por Hezbolá en El Líbano y un histórico acuerdo de paz en El Salvador. Se trata de Javier Pérez de Cuéllar, Secretario General de la ONU desde 1982 a 1991, fallecido recientemente el miércoles 4 de marzo a los 100 años de edad dejando tras de sí una estela de reconocimientos por sus esfuerzos para evitar confrontaciones entre los pueblos e intentar llevar al mundo hacia el vasto campo de la paz.

¿Qué llevó a este hombre a trabajar con denuedo para llevar a las naciones hacia el piélago de la paz? Estuvo inspirado por una conversión constante, entendida ésta como un proceso de cambio, de mejora y renovación de sus convicciones éticas, así como políticas. Una conversión que naciendo del plano personal fluyó hacia su entorno profesional para iluminar con la brillantez de su inteligencia las opciones que las naciones tenían ante sí para encontrar el camino del diálogo que les llevara a asumir libremente la senda de la paz. Esta “cultura” diplomática no fue para Pérez de Cuéllar algo intelectual o parcial –con el sello indeleble de su peruanidad– sino la expresión de un modo de vida en su totalidad y profundidad y, como define M.A. Keller, un estilo de vida, de valores y criterios que insuflaron su forma de vivir, su relación con la naturaleza, con los demás y con Dios. Cuando todo esto está marcado por las enseñanzas que recibió de los sacerdotes agustinos en su niñez y adolescencia en el Perú es cuando se puede hablar que Pérez de Cuéllar poseía una cultura cristiana y una vocación ecuménica que lo inclinaba a contribuir de forma natural a la comunicación entre las comunidades de hombres que podían tener luces distintas pero que anhelaban una armonía basada en la justicia. Es por ello que los biógrafos de Pérez de Cuéllar afirman que nunca fue contrario a la dignidad de la persona y profesó constantemente una combinación de familia, política, arte y comunicación. El pasado 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer, una jornada de reflexión sobre el papel de la mujer en la sociedad y en el mundo, pero, como afirma Monseñor Ulloa, campo donde no se han dado todos los avances de derechos humanos ya que subsisten actos de discriminación que buscan someter la dignidad y el desarrollo de la mujer. Es momento de recordar aquí el valioso testimonio de Pérez de Cuéllar como impulsor de la lucha contra una visión reduccionista de la mujer, él, desde el inicio de su gestión como Secretario General de las Naciones Unidas, buscó visibilizar el esfuerzo silencioso de muchas mujeres que son modelos para la niñez y la juventud. En recientes epitafios publicados en la prensa peruana por quienes fueron sus alumnos recordaron que, por ese compromiso, en algún momento de su carrera política se le llamó protector de los pueblos olvidados del Perú. En ese empeño, Pérez de Cuéllar combatió la discriminación salarial que sufría la mujer frente al hombre por ejercer las mismas tareas a pesar de tener iguales capacidades y asumió el desafío de impulsar una mayor participación de las mujeres en los diferentes estamentos de la Organización. Asimismo, denunció el apartheid, discriminación racial que existió en Sudáfrica en el siglo pasado.

En sus cuarteles de invierno Pérez de Cuéllar se dio tiempo para escribir y así nacieron sus libros de memorias «Peregrinaje por la Paz: Memorias de un secretario general» (2000) y «Memorias: Recuerdos personales y políticos» (2012) que, como afirma R. Tola, cimentaron su fama de hombre discreto, puntilloso y diestro negociador, cualidades que se pusieron a prueba durante los agitados años en los que ocupó la Secretaría General de la ONU.

Pérez de Cuéllar ha partido no sin haber dejado una guía de conducta de hombre interesado en lograr la paz mediante la persuasión y no mediante el uso de la fuerza. Paz en su tumba.

Embajador del Perú en Panamá
Lo Nuevo
comments powered by Disqus