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- 21/11/2014 01:00
El imaginario colectivo ha quedado marcado con las ocurrencias de la duquesa de Alba, la mujer con más títulos nobilarios. Cayetana de Alba falleció ayer en Sevilla a los 88 años de edad, según indicaron familiares a razón de una insuficiencia respiratoria, asociada a una arritmia cardiaca.
Esta miembro de la realeza tenía por costumbre llamar la atención, ya fuera por sus osados outfits o por lo que decía sin temor alguno. Así como cuando un día dijo ‘¿Para qué quieres estudiar si vas a ser el duque de Alba?’, frase que (de acuerdo a lo registrado) le expresó a su primer marido (allá por el año 1946).
La hoy fallecida hizo dos publicaciones ( Yo Cayetana y Lo que la vida me ha enseñado ), en las que también dejó plasmadas algunas líneas difíciles de olvidar. Respecto a sus divorcios dijo en esos libros: ‘Hubo divorcios de mis hijos que no me han gustado. Nada. Y también otros matrimonios que desde el principio intuí que iban a fracasar y que, por desgracia, no me equivoqué’.
Cuando estaba en su apogeo su noviazgo con Alfonso Díez, su familia no dudó en criticarla; pero ella no se quedó callada. De hecho la polémica ardió cuando ésta le dijo a su nuera que era una ‘mentirosa, mala y envidiosa’.
Pero pese a la excentricidad que la caracterizó, la duquesa se negó a posar desnuda para Picasso. Hace poco en una entrevista a EFE habló del tema, de lo cual expresó: ‘Yo creo que me hubiera agobiado... eran otros tiempos’.
En varias ocasiones atribulada por la prensa, esta dama lanzó improperios contra los paparazzis que la perseguían.
En cuanto a moda, Cayetana de Alba supo marcar territorio. Su flor en la cabeza fue ese elemento distintivo y nunca le tuvo temor a los escotes, ni siquiera a los trajes de baño. Quizás no siempre lució armoniosa (no le interesaba ser armoniosa) pero sí denotó fashionismo en cada look . Aunque renegaba contra los protocolos reales, ella se los conocía muy bien y cuando debía atender alguna ceremonia, cumplía las normas tal cual.
La duquesa de Alba sin duda es un personaje que quedará grabado en la memoria de todos los que inevitablemente oyeron hablar de ella.