Cacao panameño, un grano clave para el país

Actualizado
  • 15/09/2022 00:00
Creado
  • 15/09/2022 00:00
El cacao panameño es considerado uno de los mejores del mundo debido a las condiciones del suelo y clima. Aprovechamos la reciente celebración del Día Internacional del Chocolate para ahondar en el mercado artesanal de este producto
El chocolate artesanal panameño viene de la mano de productores de las provincias de Colón y Bocas del Toro.

A Yoshiris Peña, master chocolatier, su primer encuentro con el chocolate le cambió la vida. Cuenta que después de un momento triste en 2010, lejos de su país natal, fue una amiga de Francia quien le ofreció una barra de chocolate para subirle el ánimo, sin saber que ese momento se volvería el punto de partida de su aventura como chocolatera.

A partir del primer bocado, Yoshiris quedó más que interesada en el cacao. En ese momento el cacao panameño era considerado como “oro sin explotar”, según relata, porque no había casas chocolateras dedicadas al chocolate 100% panameño, pues el cacao local tenía mala fama entre los consumidores citadinos, que a su vez preferían el producto europeo.

Pero esto no fue impedimento para la chocolatier de Cacao Bar, quien fundó la primera casa chocolatera que utilizaría cacao nacional en sus aperitivos en 2013. “Los chocolates artesanales son únicos... esa pasión que le imprime, o que le transmite realmente, cada maestro chocolatero (al producto) es algo único”, comenta.

Para ella, el chocolate artesanal representa la pasión, dedicación, cariño y compromiso de un maestro chocolatero dentro de su oficio. Según Yoshiris, el cacao panameño es ese plus, el ingrediente secreto de sus chocolates.

El cacao panameño es clasificado como tipo criollo lo que aumenta su valor en el mercado.

“Ser pionera es inspirar”, comenta la chocolatier, quien afirma que con su trabajo abrió puertas al interés del público general en el cacao del país, al igual que ser la base para que otros maestros culinarios apuesten por el chocolate hecho a mano.

David Willis también coincide en la importancia de esta industria en el país, y apuesta por el sector.

Como fundador de Cacao Bar, dice contar con un equipo capacitado y en seguir invirtiendo en dar a conocer sus productos “locales”, “trabajando en equipo” por Panamá.

Otra casa chocolatera con la misión de exaltar el “oro panameño” es Nomé Chocolate, destinada no solamente a la producción de chocolates, sino a apoyar al productor nacional y educar a sus consumidores. “Para nosotros (Nomé Chocolate), es súper importante trabajar de la mano con el productor, ya que sin ellos no habría cacao; ellos realmente son los protagonistas detrás de todo el proceso que existe, y es muy importante para nosotros enaltecerles”, explica Eric Reluz, fundador de Nomé Chocolate.

Apegados de manera fiel al trabajo que realizan los productores, Nomé Chocolate adquiere sus granos de cacao directamente de las personas que lo cultivan, Eric explica un poco del proceso de creación en Nomé y qué los hace únicos “Nos gusta trabajar con granos de calidad, jugar con los orígenes para apreciar muchos perfiles de sabores, aplicamos técnicas a la hora de elaborarlo en las máquinas y creamos únicas texturas”.

En Nomé, todos tienen la oportunidad de aprender; con la iniciativa y experiencia Nomé, tanto niños como adultos, extranjeros o nacionales tienen la oportunidad de hacer chocolate. Se trata de enseñar a sus consumidores el proceso que hay detrás de una barra de chocolate. Con esto buscan dejar un granito de arena para las futuras generaciones, sembrando el amor por el cacao. “Es una experiencia que las personas disfrutan y se llevan de recuerdo para siempre”, cuenta el fundador de Nomé Chocolate.

Imperio del cacao en Panamá

El cacao es la semilla fermentada del árbol de cacao, también llamado cacaotero, nativo de Sudamérica. Esta fruta es la base del chocolate y otras comidas mesoamericanas.

Actualmente, el cacao panameño se encuentra entre los 50 mejores del mundo, consiguiendo el galardón de Cacao of Excellence con la medalla de bronce dentro del top 50.

Asimismo, es uno de los preferidos por el público internacional, al ser 85% orgánico y clasificarse dentro de la categoría criollo, según afirma la Autoridad para la Atracción de Inversiones y la Promoción de Exportaciones en Panamá (Propanama).

Las semillas de este tipo de cacao son consideradas de mejor calidad, por ende tiene un lugar especial en el mercado internacional, y su precio es más elevado.

Hoy es considerado un cacao fino debido a las condiciones climáticas donde crece, además de tener mejor sabor que otras semillas y contar con olor a chocolate gracias a su alto contenido en grasas. Por su parte, Panamá ofrece al público extranjero el cacao en diferentes presentaciones: en grano, pasta y manteca.

Debido a la recesión económica provocada por la pandemia, en el año 2020 solamente se exportaron 710.035 kilos de cacao a Europa.

No obstante, las últimas cifras de exportación de cacao fueron de 1.486.800 para agosto de 2022. Esto fue el trabajo de 2.159 productores de las comunidades Cuango de costa arriba, Colón, y el Valle de Riscó en el distrito de Almirante, Bocas del Toro, entre muchas otras a lo largo del país.

La siembra del cacao es de gran importancia económica en Panamá, especialmente para los pequeños productores en lugares como Bocas del Toro, Ngäbe-Buglé y la costa arriba de Colón, según comenta Tomás Solís, el director de agronegocios en el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida).

En estas partes del país se encuentra la mayoría de hectáreas dedicadas al sembrado de cacao, que luego es exportado a Alemania, España, Bélgica y Países Bajos.

Las plantaciones de cacao son fuente de empleo para hombres y mujeres, y el sostén del ingreso para muchas familias en estas áreas, que se encuentran apartadas y forman parte de la línea de pobreza rural.

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