Taponan fuga de crudo

Actualizado
  • 28/05/2010 02:00
Creado
  • 28/05/2010 02:00
WASHINGTON. El comandante de la Guardia Costera de EEUU, Thad Allen, dijo ayer que la complicada operación de sellado del pozo de Britis...

WASHINGTON. El comandante de la Guardia Costera de EEUU, Thad Allen, dijo ayer que la complicada operación de sellado del pozo de British Petroleum está funcionando y, de momento, se ha frenado la fuga de crudo.

En declaraciones a la emisora de radio WWL , Allen explicó que, por primera vez desde que se hundió la plataforma petrolera de BP en el Golfo de México, el 22 de abril, no se está filtrando crudo al mar.

“Han parado la salida de los hidrocarburos. Han podido estabilizar la salida del pozo”, dijo ayer a la emisora.

British Petroleum inició el miércoles el procedimiento para intentar sellar la fuga con la inyección de lodo y cemento, una operación que nunca se ha realizado a la gran profundidad a la que está la tubería abierta, más de 1.500 metros.

El procedimiento, conocido como “top kill”, que intenta sellar el pozo mediante la inyección de un fluido compuesto por una mezcla de agua, arcilla y químicos, a la que se sumarán después capas de cemento, fue autorizado por la Guardia Costera ayer mismo, después de que se retrasara durante varias horas debido a dudas planteadas por los científicos que asesoran al Gobierno Federal.

BP ha advertido de que tardará algunos días en determinar si la operación finalmente funciona.

No obstante, el comandante de la Guardia Costera ha anunciado ya que el vertido se ha frenado. La incógnita que planea sobre la operación es si el lodo y el cemento inyectado serán capaces de contener la salida de petróleo y gas natural. Si fuera así, explicó a la emisora, se podría sellar el pozo.

“El objetivo es inyectar el suficiente lodo en el pozo como para frenar la presión de salida de los hidrocarburos, y entonces poder sellar el pozo con cemento”, indicó.

EL PEOR DERRAME

El derrame del Golfo de México es el peor en la historia de EEUU y mayor que el que provocó el accidente del petrolero “Exxon Valdez” en Alaska en 1989, que vertió más de 40 millones de litros de crudo, según los científicos.

Marcia McNutt, directora del Servicio Geológico de EEUU, una agencia científica del Gobierno, dijo ayer que los cálculos preliminares señalan que el pozo abierto en el Golfo de México ha escupido entre 71 y 147 millones de litros de petróleo al mar.

La agencia calcula que han manado al mar alrededor de 1,9 millones de litros diarios desde el accidente del 20 de abril en la plataforma operada por British Petroleum (BP), muy por encima de los alrededor de 800.000 litros que estima la multinacional británica.

MORATORIA PARA POZOS

Por su parte, el presidente de EEUU, Barack Obama, dijo ayer que el Gobierno dirige las operaciones de British Petroleum para tapar el vertido en el Golfo de México, con lo que salió al paso de las críticas por no asumir la responsabilidad de poner fin al derrame.

En una rueda de prensa, Obama dijo que la compañía lleva a cabo sus intentos para cerrar la tubería que suelta el crudo “bajo la dirección” del Gobierno y que BP requiere de la autorización de la administración para actuar.

En la conferencia de prensa convocada para hablar del desastre, el presidente reconoció su “frustración” por el derrame de crudo, que se inició tras la explosión de una plataforma en el Golfo de México el 20 de abril, que mató a once trabajadores.

El mandatario anunció una extensión de seis meses de la moratoria para realizar nuevas perforaciones petrolíferas en aguas profundas y defendió la respuesta al desastre por parte de la Casa Blanca, que ha sido criticada y calificada de lenta.

Agregó, además, que la agencia encargada de la supervisión de las plataformas petrolíferas ha estado plagada de “corrupción” durante años.

Obama agregó que el desastre actual subraya la importancia de que Estados Unidos desarrolle energías alternativas, “limpias y renovables”.

Un informe elaborado por dos congresistas demócratas y divulgado el martes aseguró que representantes de la empresa reconocieron en conversaciones privadas que hubo señales de una “gran anomalía” en el pozo horas antes de la explosión, en la que murieron once trabajadores.

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