Manos que pueden salvar el mundo

Actualizado
  • 17/05/2011 02:00
Creado
  • 17/05/2011 02:00
PANAMÁ. Botellas de plástico usa das, papel periódico, revista viejas, cáscaras de frutas y escamas de pescado son la materia prima que ...

PANAMÁ. Botellas de plástico usa das, papel periódico, revista viejas, cáscaras de frutas y escamas de pescado son la materia prima que utiliza Zayra Lombardo para elaborar bonitas artesanías que exhibe y vende en su tienda ‘Papiro y Yo’, que está ubicada en el Casco Antiguo de la ciudad de Panamá.

Con estos materiales hace desde collares, pulseras, carteras, broches de blusas, posa platos y vasos, puestos de mesa, tarjetas, cestos de frutas y pan, entre otros artículos que ella misma diseña con creatividad y entusiasmo.

La idea de Zayra de confeccionar accesorios con desechos proviene de su infancia y su convivencia con la naturaleza. ‘En el interior nunca se bota nada. Si algo se rompe se guarda para luego volverlo a utilizar’. Así ocurre con los alambres y con las latas, pone como ejemplo.

La chitreana recuerda que las latas de alimentos vacías las usaba para jugar al supermercado con sus amigos. ‘La plata eran las hojas de los árboles’, dice. En la naturaleza esta diseñadora de arte, egresada de una universidad de Luisiana, encontró sus mejores juguetes y la fórmula para emprender un negocio.

Todo empezó hace dos años. En diciembre de 2009 se realizó la apertura de la tienda, que es ecológica en un 80 por ciento. Para lograrlo invirtió todo su capital, recuerda la joven señora de 43 años de edad.

NEGOCIO DE FAMILIA

Los padres, las primas y los hermanos de la diseñadora de arte acogieron de buena manera la idea de la joven empresaria. ‘La familia es muy unida. Por más descabellado que sea el proyecto de uno, luchamos para sacarlo adelante’, dice sonriente al recordar esta experiencia.

Todos pusieron las ‘manos a la obra’. Ellos le colectan desde revistas viejas, botellas plásticas usadas hasta cáscaras de árboles para fabricar los artículos que vende en la tienda.

Los padres de la joven, por su parte, recorrieron los rincones más alejados del país en busca de personas que lograron plasmar en artesanías los diseños de la hija. Las primas, que también son diseñadoras de arte, le ayudaron a crear artículos exclusivos. Lo que se quiere es que lo que se venda en este lugar no lo tenga nadie, ‘guardo celosamente los secretos de confección para que nadie pueda copiarlos’, advierte Zayra.

No obstante, las cosas no fueron tan fáciles para ella. El primer año fue difícil por la ubicación del local y por el concepto ecológico de la tienda. ‘La gente no está acostumbrada a comprar productos hechos con basura porque piensa que tienden a destruirse con mucha facilidad’, explicó.

Pero, con el paso del tiempo, las cosas han empezado a cambiar. Con frecuencia se recibe la visita de turistas y nacionales que no ponen pretextos para comprar las curiosas y bonitas artesanías —hechas todas a manos— cuyos precios oscilan desde $5 hasta $80.

Incluso el negocio se ha extendido. En los hoteles de Playa Bonita y Gamboa Rainforest hay un espacio destinado a la venta de estos productos ecológicos.

Pero, esto no es lo mejor. La empresa ha generado otros productores independientes. Hay alrededor de diez personas que reciben ingresos

ayudando a elaborar las artesanías.

Aunque Zayra reconoce que aún no ha recibido su primer sueldo, se siente satisfecha. Primero porque hace lo que le gusta. Segundo porque a través de esta actividad ayuda a otras personas. Y por último, porque con la hechura de sus manos ayuda a reducir la cantidad de desechos sólidos que llegan a distintos ambientes de la tierra.

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