Todo por salvar a los rinocerontes

Actualizado
  • 17/05/2012 02:00
Creado
  • 17/05/2012 02:00
JOHANNESBURGO. Claus Mortensen es un granjero keniano con una pasión: los rinocerontes en peligro, y una misión: salvar a su manada de l...

JOHANNESBURGO. Claus Mortensen es un granjero keniano con una pasión: los rinocerontes en peligro, y una misión: salvar a su manada de la muerte a manos de cazadores furtivos que venden sus cuernos en Asia, donde se les considera una medicina milagrosa.

Pero proteger a los rinocerontes en estas reservas perdidas frente al número creciente de cazadores entraña un costo demasiado alto y a menudo los granjeros optan por trasladarlos a otros ranchos más vigilados. ‘Ver morir a un rinoceronte es terrible’, dice Mortensen, director de Mugie, una reserva situada a unos 300 kilómetros al norte de Nairobi.

‘Mugie está tan aislada que para garantizar la seguridad nos harían falta aviones y helicópteros’, dijo. En 2004, veinte rinocerontes negros fueron reintroducidos en este santuario de 18 mil hectáreas. Cuatro años después, el primer animal murió a manos de los cazadores. ‘Y el drama volvió a producirse una y otra vez’, explica Mortensen, explicando que su trabajo y el de otros granjeros consiste ahora en evitar que los cazadores accedan a sus propiedades.

TODO POR UN RINOCERONTE

Y esta realidad dispara sus cuentas: este granjero tuvo que triplicar el número de empleados y en este momento mantener un rinoceronte con vida cuesta unos mil 200 dólares (900 euros) al mes, en lugar de los 150 dólares (113 euros) que costaba antes. ‘Toda la noche, todo el día, estás pegado al teléfono y a la radio. Los dejas al lado de la cama cuando duermes y cuando alguien llama el corazón se dispara’, describe Mortensen, que perdió cinco rinocerontes en cuatro años.

Finalmente, Kenya Wildlife Service (KWS), una organización pública que protege a los animales en el país, decidió transferir 11 rinocerontes de los 24 que poseía en aquel entonces el rancho Mugie a un parque cerca del Lago Victoria y situó el resto en otra granja mejor protegida.

Kenia, tercera reserva mundial de rinocerontes con una población que roza el millar, libra una batalla permanente contra estos cazadores clandestinos. El comercio ilegal es liderado por Asia. ‘Todo comenzó en 2007 cuando un ministro vietnamita declaró que se había curado del cáncer gracias al polvo de cuerno de rinoceronte’, recuerda Patrick Omondi, de KWS.

OTROS USOS

Además, los cuernos de rinoceronte serían buenos para tratar la fiebre y las convulsiones, tienen queratina, una sustancia sin valor medicinal pero muy apreciada en tratamientos estéticos, o incluso poseerían virtudes afrodisíacas.

‘El aumento de la caza ilegal se debe sobre todo a la creciente influencia de la economía asiática. Es un mercado legal para cuernos obtenidos de forma ilegal’, resume Patrick Bergin, director de la asociación African Wildlife Foundation (AWF), con sede en Washington.

‘Es un fenómeno complejo. Los cazadores están relacionados con bandas internacionales y tienen armas cada vez más sofisticadas. Están dispuestos a todo’, agrega Omondi.

El precio del kilo de cuerno de rinoceronte puede llegar hasta 60 mil dólares (45.000 euros) en el mercado. Este apetitoso precio hizo que los cazadores clandestinos también se acercaran al santuario de rinocerontes de Laikipia, cerca del monte Kenia.

Según la organización británica Save the Rhino (Salvemos los rinocerontes), esta área concentra la más importante población de rinocerontes en el este y centro de África.

Los propietarios de estas tierras ya no tienen suficientes recursos para protegerlos. Entre 2007 y 2011, Kenia perdió 75 rinocerontes. Las autoridades locales han detenido a varios presuntos cazadores furtivos y han confiscado armamento, pero sus esfuerzos parecen pequeños comparados con la persistencia de estas bandas.

Pese a que la Convención sobre especies en peligro, firmada por 175 países entre ellos Kenia, prohíbe desde 1976 el comercio de los cuernos de rinocerontes, la población mundial de esta especie se redujo en un 90% desde los años 70.

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