El caimito, la fruta que no se parece a nada, es netamente panameña

Actualizado
  • 06/08/2016 02:00
Creado
  • 06/08/2016 02:00
Un estudio da evidencia del origen panameño del caimito

‘El atractivo color del fruto del caimito invita a comerlo, sin embargo su pegajosa pulpa, que al ingerirse madura tiñe los labios de un tono morado, no se parece a ninguna otra que crezca en los bosques tropicales', describe la bióloga Ingrid Parker, quien desde hace más de diez años investiga esa especie que poco a poco ha ido desapareciendo de los campos panameños.

INGRID PARKER

‘Estos resultados hacen más consistente mi historia sobre el origen panameño del caimito'

INVESTIGADORA

Mario y José todavía recuerdan cómo, cuando pequeños, se cansaban de tirar piedras y palos en un intento de tumbar caimitos en aquella época en que todavía abundaban en las fincas del interior. Ahora, una década después, se lamentan de que sus hijos no puedan disfrutar de esas experiencias y, más aún, del dulce azúcar de esa fruta sinigual.

‘Con los años, el desarrollo inmobiliario y de la construcción se ha ido tomando las zonas donde crecen estos árboles y ya muy pocas personas se interesan por sembrarlos. Eso es lo que a nosotros, los científicos no ha estado preocupando', señaló Parker, bióloga investigadora de la Universidad de California y asociada del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés).

El árbol del caimito se distribuye en los bosques secos y húmedos desde México hasta Argentina, pero, de toda la región, Panamá es el único país —al igual que sucede en África— que conserva los genes originales del fruto. En Panamá, los árboles del caimito generalmente crecen a orillas de los ríos de los bosques tropicales de la vertiente del Pacífico, en donde florecen y fructifican entre los meses de septiembre y mayo. Sus semillas deben aguantar toda la estación seca para germinar.

Para su investigación, Parker recorrió todos los rincones de los países donde se distribuye la especie, incluyendo a Panamá, para conocer más sobre el origen y la genética de los árboles y los frutos de caimito, cultivados y silvestres. La experiencia le permitió confirmar que los árboles cultivados y silvestres crecen con la misma efectividad.

Otro hallazgo muy curioso es que en ambos ambientes se da la diversidad genética, lo que ha influido en el tamaño de los frutos y que, en Panamá, los caimitos que crecen de forma silvestre tienen rasgos genéticos muy similares a los de África, donde crecen de forma natural.

Para Parker, esos hallazgos son muy curiosos, porque aunque todavía no se sabe a ciencia cierta el origen del caimito, estos resultados confirman su hipótesis sobre el origen de ese árbol en el istmo.

‘Estos resultados hacen más consistente mi historia sobre el origen panameño del caimito. Mi hipótesis es que durante su etapa de distribución a través de Centroamérica, la especie cambió sus rasgos y su tasa de diversidad genética disminuyó, quedando solamente los frutos grandes que todavía encontramos tanto en Panamá como en África. Parece que la fruta invadió Centroamérica y luego se fue a África', dijo Parker, durante la presentación de los resultados de su investigación en el STRI.

Según la científica, ‘los cambios de la diversidad genética de los árboles se pudieron haber dado por la cantidad de flujo e intercambio de genes entre los árboles silvestres y los cultivados, así como por la migración y la domesticación de las especies'.

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