Manejo integrado de los desechos, la visión de la 'ciudad basura' de Manshiyat Nasern

Actualizado
  • 03/06/2022 00:00
Creado
  • 03/06/2022 00:00
En el país se están generando ciudades en las periferias urbanas que carecen de servicios mejorados de agua y saneamiento. Modelos de comunidades de recicladores de base, como las que se han creado en las afueras de El Cairo, pueden ofrecer algunas respuestas
Grupos de recicladores base pueden apoyar el trabajo de recolección de desechos en la ciudad, y con una estructura establecida pueden mejorar su calidad de vida (foto ilustrativa).

Hace unos días leí en un artículo de un periódico local sobre la ciudad basura, Manshiyat Nasern, una ciudad ubicada en el distrito de El Cairo, Egipto, rodeada de desechos que le dan su olor “característico de basura”, de allí su nombre.

La Gobernación de El Cairo, parte de 27 gobernaciones egipcias, compone la subdivisión principal de la República Árabe de Egipto. Su capital es la ciudad de El Cairo, que es también la capital nacional de Egipto.

Manshiyat Nasern está dentro de la Gobernación de El Cairo y tiene una extensión aproximada de 5,5 kilómetros cuadrados, fue el hogar de 262.050 personas en el censo de 2006, frente a las 168.425 del censo de 1996. La plataforma digital citypopulation.de estima que la densidad de población es de 47.663 habitantes por km² a 2021.

Esta ciudad está ubicada en la base de las colinas de Mokattam en las afueras de El Cairo y es un asentamiento que alberga la mayor concentración de recolectores de basura, conocidos como zabbaleen.

Los zabbaleen descienden de familias de campesinos que al perder sus tierras emigraron a El Cairo y debido a esto transformaron sus actividades económicas del cultivo a la cría de cerdos, cabras, gallinas, y otros animales domésticos a los que alimentaban con forraje y compuestos orgánicos que les compraban a la comunidad Wahiya. Sin embargo, en el año de 1970 el gobernador de Giza decretó una orden de desalojo que los obligó a asentarse a las afueras de la ciudad.

He allí el porqué se establecieron en canteras abandonadas al pie de las colinas de Mokattam, donde empezaron a destacar como recolectores de papel y cartón.

Los habitantes de “ciudad basura” viven en una ciudad que carece de infraestructura, y de servicios de agua y saneamiento seguros, es decir, la frecuencia de disponibilidad de agua potable, alcantarillado o electricidad no es continua.

Cuando leí en el artículo de prensa sobre la vida útil de cerro Patacón, pensé en cómo en El Cairo los zabbaleen iniciaron su servicio puerta a puerta de recolección de desechos. El Cairo, una ciudad con cerca de 60 millones de habitantes, 12 veces los habitantes en Panamá, no cuenta con un sistema de recolección eficiente y continuo, por lo que los zabbaleen se transformaron en recolectores de basura para llenar este vacío en el mercado.

Es así como de ser agricultores y porcicultores evolucionaron a ser 100% recicladores de base, que son aquellos recuperadores primarios, trabajadores que realizan el oficio de recolectar, seleccionar, recuperar, transformar, comercializar y reutilizar los residuos sólidos, cumpliendo así la labor de reciclar en el primer eslabón de la cadena de comercialización y recuperación de material.

A mi entender, los recicladores de base de El Cairo se originaron por tres condiciones: la primera, porque tuvieron que migrar al no contar con tierras propias; la segunda, por haber perdido su fuente de ingresos y alimentación ancestral, y la tercera, por no contar con viviendas asequibles que proveyera el Estado.

Esta combinación de hechos los obligó a innovar y transformarse para generar un negocio del que viven al 100%.

Al pensar en la vida útil de cerro Patacón pienso en las posibilidades de crear, diseñar y construir sitios de reciclaje donde, además de construir un nuevo relleno sanitario, la infraestructura de manejo de los desechos incluya estos tres componentes para los recicladores de base: viviendas asequibles con títulos de propiedad y con todos los servicios sanitarios adecuados.

Así, el Estado ganaría al dotar de fuentes de ingresos a esta población vulnerable, es decir, apoyaría en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS No. 6 y No.13, agua, saneamiento y acción por el clima, al igual que otros de manera indirecta, como el ODS NO. 11, ciudades y comunidades resilientes.

Los zabbaleen transportan la basura desde El Cairo hasta Manshiyat Nasenr, la clasifican y recuperan los artículos reciclables. Una de las características de su organización es que las familias se especializan en un tipo particular de basura para clasificarla y venderla. Un ejemplo que explica el portal digital de Wikipedia.org es cómo una habitación de niños se orienta hacia la clasificación de botellas de plástico y una de mujeres es orientada hacia la separación de latas.

Una vez tienen los residuos clasificados, estos son vendidos o fundidos por kilo, generando con estos ingresos para las familias que, por lo general, trabajan en las mismas áreas.

Al organizarse, los residentes de Manshiyat Naser obtienen la ventaja de ser escuchados por grupos de gobierno o grupos privados, dado que una comunidad organizada está empoderada y puede solicitar asistencia técnica y/o social para la resolución de sus conflictos.

¿Por qué me ha llamado la atención esta ciudad?

Me ha llamado la atención porque el origen del negocio del reciclaje fue la pérdida de identidad social y cultural a la que su población estaba vinculada y unida, incluso religiosamente. No obstante, al encontrar un nuevo sitio a donde pertenecer, los ciudadanos echan raíces y se adaptan porque son resilientes.

En Panamá se están generando ciudades en las periferias urbanas que carecen de servicios mejorados de agua y saneamiento, y en algunos casos su desarrollo se ve impactado por los vertederos de basura de las ciudades. Este es el caso de Kuna Nega, Mocambo Arriba y Villa Cárdenas, el Valle de San Francisco y La Paz, entre otras.

En cifras, según el diario El País, los zabbaleen “recogen el 60% de los residuos que genera la capital egipcia (unas 16.000 toneladas diarias), y reciclan un 80%, cuatro veces más que la mayoría de las empresas occidentales dedicadas a la gestión de residuos”.

Según el articulo científico de Mónica Aparicio, Conny Hernández, Lidiet. Fossatti, Aylin Castillo y Jorge Luis Pino, titulado “Estimación del descarte de material reciclable doméstico en Chiriquí, Panamá”, las “estadísticas llevadas a cabo por la Cámara de Reciclaje de Panamá han demostrado que el país genera cerca de 3.800 toneladas de basura al día y solo se recicla alrededor de un 5%, mientras que en otros países están reciclando al menos un 50%”.

En comparación con Manshiyat Naser, Panamá está perdiendo ingresos económicos que pueden dotar de economías a las poblaciones más vulnerables, es decir, los recicladores de base de Panamá están perdiendo el 95% de sus “posibles” ganancias, lo que a su vez se traduce en pérdida de ingresos para mejorar la educación, los sistemas de agua potable, los sistemas de alcantarillado, y sobre todo los sistemas de salud en su localidad.

Desafíos

Panamá, tiene como desafío generar un programa de manejo integral de los residuos, para que la concienciación ciudadana permita el entendimiento de la importancia de practicar las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar, regla que debe convertirse en acciones continuas para dejar de producir basura y generar materia prima que permita el aumento de los ingresos de poblaciones vulnerables por su ubicación en las periferias de las ciudades en Panamá.

Panamá está a tiempo de decidir cómo y cuál será el abordaje que guíe al país hacia políticas públicas que garanticen la transformación del concepto de basura a insumo.

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