Desafíos globales del agua

Actualizado
  • 25/03/2023 00:00
Creado
  • 25/03/2023 00:00
Cuando las personas tienen acceso al agua y al saneamiento seguro, se impulsa su desarrollo porque se reduce el número de enfermedades, se crea un ambiente adecuado para mejorar su salud, la educación y su productividad económica
Cuando las personas tienen acceso al agua se crea un ambiente adecuado para mejorar su salud, la educación y su productividad económica.

La Organización de las Naciones Unidas sobre el agua (UNwater, por sus siglas en inglés) explica la importancia del agua al indicar que está en el epicentro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo socioeconómico, la energía, la producción de alimentos, los ecosistemas, y para la supervivencia de los seres humanos.

UNwater añade que el agua también forma parte crucial de la adaptación al cambio climático, y es un decisivo vínculo entre la sociedad y el medioambiente, lo que la convierte en un derecho humano y ambiental.

De allí que a medida que crece la población mundial se genere la necesidad creciente de conciliar la competencia entre las demandas comerciales de los recursos hídricos y las necesidades de la comunidad, de manera que estas últimas cuenten con agua de calidad óptima y en cantidad suficiente para su desarrollo.

Un ejemplo de armonizar la demanda y la necesidad social se destaca en las mujeres y las niñas, quienes requieren de acceso a instalaciones de saneamiento limpias que respeten su privacidad para el adecuado aseo durante su ciclo menstrual, que les permita garantizar su maternidad digna y segura, a la vez que culminan su educación o capacitación.

Cuando las personas tienen acceso al agua y al saneamiento seguro, se impulsa su desarrollo porque se reduce el número de enfermedades, se crea un ambiente adecuado para mejorar su salud, la educación y su productividad económica.

Sin embargo, el acceso al agua potable se ha convertido en uno de los más grandes desafíos a nivel global, porque el crecimiento demográfico es más rápido que el desarrollo de infraestructura de agua y saneamiento, situación que amplía las brechas de desarrollo sostenible en las poblaciones más vulnerables del mundo.

Según el 'Informe mundial de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos 2023', del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco WWAP, por sus siglas en inglés), “a nivel mundial el uso del agua ha venido aumentando aproximadamente un 1% al año durante los últimos 40 años y se calcula que a causa del crecimiento demográfico, el desarrollo socioeconómico y los cambios en los patrones de consumo, seguirá creciendo a un ritmo parecido de aquí a 2050”.

El informe señala que este incremento se concentra en particular en los países de rentas medias y bajas, sobre todo en las economías emergentes que suelen estar expuestas al mismo tiempo a la escasez hídrica, haciendo de ellas economías endémicas como consecuencia del impacto local del estrés hídrico físico.

Esto, sumado a la aceleración y difusión de la contaminación del agua dulce, causa el incremento de la escasez estacional de agua en regiones donde antes abundaba, como en África central, Asia oriental y partes de América meridional.

El desafío del acceso al agua está a su vez enmarcado en el recurso subterráneo, no solo en el superficial. Es un error analizar el recurso hídrico en partes, pues el ciclo del agua es un todo, aunque a veces se separan sus procesos para entender cómo gestionarlo.

En cuanto a las aguas subterráneas, el informe de la Unesco WWAP indica que estas constituyen la mitad del volumen de agua extraída para usos domésticos a nivel global y aproximadamente el 25% del agua extraída para el regadío, lo que genera el desafío de cómo conservarlas.

Desafíos en las zonas rurales de América Latina

En América Latina y el Caribe el agua potable y los servicios de saneamiento de las zonas rurales suelen estar gestionados por las organizaciones de comunidad, como las juntas administrativas y los comités de vigilancia del agua, conocidas en Panamá como las JAAR. Esto es desafiante para garantizar la sostenibilidad del acceso al servicio, tanto en su calidad como en su cantidad, puesto que aunque existen más de 80.000 asociaciones de este tipo trabajando en las zonas rurales y periurbanas de la región de América Latina y e Caribe, un alto porcentaje de estas asociaciones suelen tener poca capacidad de gestión debido sobre todo a la falta de financiación, de personal técnico bien formado o a causa de la infraestructura precaria o insuficiente, y la dificultad de concordar tarifas o tasas con la población local.

Esta situación abre aún más la actual brecha de género en la gobernanza y toma de decisiones en el sector hídrico, y aumenta la deserción escolar entre el grupo de niñas y adolescentes que viven en las áreas rurales de la región.

Otro de los desafíos en América Latina y el Caribe es que de las políticas hídricas relacionadas con el género aplicadas en los últimos 20 años, solo el 58% aborda la igualdad de género en la gobernanza y la participación en el sector, lo que retrasa la participación de las mujeres en la toma de decisiones de uno de sus mayores activos para su desarrollo: El agua.

Desafío del derecho al agua

Otro de los mayores desafíos del agua es la ejecución de acciones por parte de cada una de las naciones del mandato de la Asamblea General de las Naciones Unidas de que el acceso al agua y saneamiento seguro es un derecho humano.

El desafío es importante porque aunque la Asamblea reconoció el derecho de todos los seres humanos a tener acceso a una cantidad de agua suficiente para el uso doméstico y personal, indicando que cada persona debe tener acceso por día a entre 50 y 100 litros de agua segura (potable), y que debe ser asequible pues su costo no debe superar el 3% de los ingresos del hogar, la inversión en infraestructura que requieren hacer países en vías de desarrollo en ocasiones no es llevada a cabo por la carencia de fondos para su inversión.

Además, la ONU señala que el derecho al agua debe garantizar que donde sea requerido, en especial zonas rurales o de difícil acceso, el agua debe contar con un punto de extracción físicamente accesible a menos de 1.000 metros del hogar, y su recogida no debería superar los 30 minutos.

Es decir, los desafíos globales del agua aun requieren de esfuerzo, pero ya no individual, sino de esfuerzo con alianzas conjuntas para lograr cerrar las brechas a su acceso.

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