Se suman los días, se resta la autonomía

Actualizado
  • 09/07/2015 02:00
Creado
  • 09/07/2015 02:00
Con el transcurrir de los años, las personas empiezan a sentirse cansados y menos vitales, empieza la frustración de la edad

Juventud, divino tesoro', recuerdo decir a mi abuela en más de una ocasión. Y es que en nuestros años mozos nos sentimos invencibles. Estamos llenos de energía, nada nos duele, la salud generalmente es buena y las cosas más simples de la vida las damos por sentadas.

Es decir, los actos de comer, acostarnos a dormir, caminar, vestirnos, ir al baño, ir de compras o pagar las cuentas son parte de la rutina y nunca le metemos mucha cabeza.

A medida que envejecemos, esto va cambiando sutilmente y ya en edades más avanzadas estas actividades que se podrían considerar sencillas, se convierten en un desafío.

Son necesidades diarias del ser humano y, por esto, el no poder ejecutarlas de manera independiente no solo es frustrante, sino que la persona afectada podría intentar esconderlo por vergüenza o miedo.

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