El beso, un actor clave en la vinculación amorosa y sexual

Actualizado
  • 23/04/2020 00:00
Creado
  • 23/04/2020 00:00
Los labios son la zona erógena más expuesta y una de las que tiene mayor sensibilidad. Estudiosos coinciden en que besar es fundamental para afianzar lazos afectivos, prepararse para un encuentro íntimo más placentero, incrementar la excitación e inducir a una sexualidad más placentera

Aunque parezca una práctica más que común y natural, el beso guarda una historia profunda. Con este acto –tan recreado en las escenas de romance favoritas del cine– fluye todo un universo de intercambio de emociones, química, sensaciones e intención.

En la pareja, el beso está íntimamente relacionado con la afectividad, como un encuentro y un mecanismo saludable de comunicación, así lo explica Lesbia González, psicóloga.

“En el proceso evolutivo del ser humano, el beso ha sido una de las expresiones emocionales más poderosas, en todos los sentidos”, afirma.

Durante el beso se liberan oxitocina, dopamina y serotonina, hormonas de la felicidad y el placer.

Y “en el erotismo es vital; por ende muchos, en este campo, aunque no tengan un vínculo emocional de contacto y amor, lo requieren. El beso es erótico y acumula una serie de sensaciones que ayudan al individuo a sentirse deseado y a demostrar pasión”, cuenta.

Los labios son la zona erógena primaria más expuesta y una de las que tiene mayor sensibilidad, por ende, “el beso es afectivo y erótico en una relación de tipo sexual, aunque haya o no una vinculación romántica”.

Laura Sardi, ginecóloga y sexóloga, coincide en que “besarse, tocarse o abrazarse produce un aumento del deseo sexual y un descenso de los niveles de estrés, favoreciendo la liberación de neurotransmisores como las endorfinas y la oxitocina, además del goce de la relación sexual en su máxima expresión”.

De acuerdo con Sardi, el beso cumple un rol muy importante al facilitar la generación de apego entre los miembros de la pareja y el fortalecimiento de la relación, además de aumentar los niveles de excitación e inducir a la interacción sexual, con otros beneficios emocionales, mentales y fisiológicos.

A través del beso se liberan oxitocina, dopamina y serotonina, hormonas de la felicidad y el placer, logrando un estado de bienestar y placer. Durante este acto las pulsaciones cardiacas suben de 60 hasta 130 por minuto, se libera adrenalina, baja el nivel de colesterol, al intercambiarse bacterias se refuerza el sistema inmunológico y se estimulan al menos 34 músculos de la cara.

En la pareja, el beso estimula el fortalecimiento de los vínculos afectivos.

Una publicación de la revista Semana reseña que las mujeres requieren más que un beso para sentirse emocionalmente conectadas o sexualmente excitadas, pues es probable que la mayoría necesite una atmósfera romántica, mientras que los niveles de cortisol generalmente disminuyen en ambos sexos sin importar la forma de intimidad, un indicio de que el estrés desciende cuando sucede este acto.

Para Olivia Sandoval, psicóloga clínica y sexóloga, antes del encuentro sexual “los besos activan el hipotálamo, que es el área del cerebro que tiene que ver con los impulsos sexuales. También se liberan una serie de sustancias en este mismo órgano que activan el sistema simpático, acelerando la frecuencia cardíaca, generando sudoración y una respiración agitada”.

Además, como respuesta al acto, explica, el cerebro envía a los genitales señales que se traducirán en excitación sexual como erección y lubricación vaginal.

Otros expertos y estudiosos del campo aseguran que los besos en la pareja favorecen la vinculación emocional al promover un sentido de unión; ayudan a reducir el estrés mediante la liberación de químicos calmantes del cerebro (neurotransmisores) que reducen los niveles de angustia y alivian la mente; son el juego previo a las relaciones sexuales lo que también repercute en el bienestar físico y emocional, alejando la depresión; representan un impulso metabólico con el que se queman kilocalorías cuanto más apasionado sea el beso; permiten tener una boca más saludable, ya que la saliva contiene sustancias que combaten las bacterias, los virus y los hongos; además, hay un aumento de la inmunidad debido a que la exposición a gérmenes que habitan en la boca, fortalece el sistema inmunológico.

Lo que dice la ciencia

Un estudio de la Universidad de Albany, (Nueva York, Estados Unidos) publicado en 2007, indicó que los puntos de vista de hombres y mujeres difieren ampliamente sobre la importancia de un beso, y que el beso puede tener profundas consecuencias para las relaciones románticas.

Según la investigación, los besos entre parejas sexuales o románticas ocurren en más del 90% de las culturas humanas. Algunos animales no humanos, como los chimpancés comunes, también parecen tener comportamientos similares a los besos.

Según recoge el mismo informe, Gordon G. Gallup, psicólogo y profesor en la Universidad de Albany, asegura que besarse es parte de “un ritual de cortejo evolucionado”.

“Cuando dos personas se besan, hay un intercambio rico y complicado de información que involucra señales químicas, táctiles y posturales. Esto puede activar mecanismos evolucionados que funcionan para desalentar la reproducción entre individuos que son genéticamente incompatibles”, explica.

Por otra parte en 2017, científicos de la Universidad de Oxford dieron a conocer que “el beso ayuda a las personas a juzgar la calidad del otro a través del gusto, el olfato y la salud física” y que los besos son una forma de mantener a la pareja.

Los investigadores de Oxford utilizaron una muestra de 900 adultos. Los resultados publicados en la revista Archives of Sexual Behaviour sustentaron que “los hombres y las mujeres que eran más atractivos y que tenían más encuentros sexuales ocasionales eran más selectivos a la hora de escoger pareja”, un grupo también valoró mucho más el poder del beso.

Sobre las relaciones a largo plazo, los especialistas determinaron que las mujeres valoran mucho más el beso. Según el estudio, esto indica que besar ayuda a dimensionar a la pareja, debido al rol que juega aumentando la afectividad y fortaleciendo los lazos.

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