- 02/06/2020 00:00
La epidemia mundial de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública. Mata a más de 8 millones de personas al año, de las cuales más de 7 millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo ajeno. “Casi el 80% de los 1,100 millones de fumadores viven en países de ingresos medianos o bajos, donde la carga de morbimortalidad asociada a este producto es más alta”, especifica la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Cada año, el 31 de mayo, la OMS y asociados de todo el mundo conmemoran el Día Mundial sin Tabaco, dedicado a resaltar los riesgos para la salud asociados al consumo de tabaco y promover políticas eficaces para reducir ese consumo.
El consumo de tabaco es la principal causa prevenible de defunción en el mundo, y actualmente mata a 1 de cada 10 adultos en todo el mundo.
Ante esta evidente realidad, ¿cómo se podría romper con el hábito de fumar?
James Taylor Hays, del centro para dependencia a la nicotina de Mayo Clinic, en Rochester, Minnesota, afirma que actualmente hay muchas personas que intentan dejar de fumar, pero no lo consiguen de inmediato, ya que la nicotina (componente tóxico) presente en el cigarrillo es muy adictiva y romper el hábito es difícil, especialmente “cuando uno lo intenta solo”.

“La mejor manera de dejar de fumar es buscando la ayuda de un médico o consejero que se haya capacitado como especialista en el tratamiento del tabaco. Esa persona puede guiarlo por la terapia conductual, además de ofrecerle tratamientos médicos autorizados que posiblemente le ayuden a dejar de fumar para siempre”, menciona el especialista en un comunicado enviado a este medio.
Según Taylor, la terapia conductual para dejar de fumar puede abarcar una amplia variedad de actividades de la vida cotidiana y generalmente implica reemplazar comportamientos viejos por nuevas rutinas no vinculadas con el hábito de fumar.
“El consejero podría sugerir, por ejemplo, que procure evitar los lugares o las actividades donde usted generalmente fumaba, y que cuando salga, mejor acuda a lugares donde no se permite fumar. Al ir a trabajar, si existe una zona designada para fumadores cerca de la entrada, use otra ruta alterna para llegar a su lugar de trabajo. Esfuércese todo lo posible por pasar tiempo con personas que no fuman o que también desean dejar de fumar”, aconseja el médico.
Taylor también recomienda hacer otros cambios que, aunque pequeños, son importantes. Por ejemplo, “deseche todos los cigarrillos para que fumar se torne en un inconveniente para usted; deje los encendedores de bolsillo en el auto u otro lugar inaccesible cuando vaya a trabajar o llegue a casa; mastique chicle mientras conduce o tome otras rutas diferentes para llegar a sus destinos habituales a fin de concentrar su atención en el entorno y no pensar en fumar; levántese de la mesa apenas termine de comer; y si usted suele fumar con una taza de café o una copa de alcohol, beba agua, gaseosa o té en su lugar”.
Eliécer Pérez Rivera, psicólogo clínico y de parejas, coincide en que la evidencia científica ha demostrado que las técnicas basadas en la terapia cognitivo-conductual son las que permiten obtener mejores resultados en el tratamiento psicológico antitabaquismo.
Asegura que informar sobre los peligros que conlleva el tabaquismo para la salud, el síndrome de abstinencia y las situaciones de riesgo que desencadenan la conducta de fumar es de suma importancia para concienciar y familiarizar al paciente con su situación. “En situaciones como esta la persona tiene que aprender a manejar la ansiedad, la ira o la tristeza, ya que eso facilita el control de impulsos y mejora el pronóstico de posibles recaídas, pero la persona no puede hacerlo sola, sino con la ayuda de la pareja y de sus familiares”, comenta el psicólogo. A la vez, recomienda el uso de técnicas de relajación que suelen resultar muy útiles a la hora de trabajar el autocontrol.
Según Pérez Rivera, el apoyo de la familia o seres queridos es fundamental en los procesos de rehabilitación, ya que los cambios conductuales pueden ser muy útiles, pero por sí solos no son suficientes para dejar de fumar.
Las terapias de reemplazo también ayudan en el proceso
Aunque romper con el hábito de fumar es difícil, afortunadamente hay una gama de medicamentos seguros, eficaces y autorizados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos.
En ese sentido, Taylor añade que dentro de los medicamentos están incluidas las terapias de reemplazo de la nicotina, disponibles sin receta médica, como los chicles o los parches y caramelos con nicotina que también se adquieren sin receta médica, igual que el rociador nasal con nicotina y los inhaladores de nicotina. Además, otros medicamentos de venta bajo receta médica también pueden resultar útiles, como por ejemplo, el bupropión que puede ayudar a controlar el ansia por la nicotina, o la vareniclina que puede reducir los efectos agradables de fumar y disminuir los síntomas de abstinencia de la nicotina.
“Algunas personas han intentado con los cigarrillos electrónicos, también conocidos como vaporizadores eléctricos o e-cigarrillos, como medio para dejar de fumar, pero los médicos de Mayo Clinic no recomiendan este método”, enfatiza Taylor.
A fin de brindar la mejor oportunidad para dejar de fumar, es primordial que la persona busque la ayuda de un profesional médico que sepa sobre el tratamiento del tabaquismo, pues juntos podrán diseñar una táctica que le permita dejar de fumar y mantenerse libre de tabaco. Vale la pena el esfuerzo, porque los beneficios para la salud de no fumar son enormes y empiezan a acumularse casi inmediatamente después de dejar el hábito, recomienda el médico.
Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos, la mayoría de los programas de intervención son de corto plazo (de 1 a 3 meses), lo que significa que dentro de un periodo de 6 meses, del 75% al 80% de las personas que tratan de dejar de fumar sufren una recaída. Sin embargo, las investigaciones han demostrado que si se extiende el tratamiento más allá del periodo típico de un programa para dejar de fumar, se pueden lograr tasas de éxito hasta del 50% al año de haber dejado de fumar.
Este año, en el Día Mundial sin Tabaco, la Organización Mundial de la Salud pretende exponer las tácticas de la industria tabacalera dirigidas a los adolescentes y los jóvenes, y el riesgo de consumir tabaco en el contexto de la Covid-19.
“Es urgente promover la concienciación sobre los enérgicos esfuerzos de la industria tabacalera por atraer a los adolescentes y jóvenes al consumo de sus adictivos y peligrosos productos. La industria tabacalera sigue comercializando de manera resuelta nuevos dispositivos y productos de tabaco con diversos sabores “entre ellos algunos como 'algodón de azúcar' y 'osito de goma', en formas y colores muy llamativos que resultan atractivos para los niños y los jóvenes”, declara la OMS en su portal oficial.
El organismo asegura que la industria tabacalera no se detendrá e ideará nuevas formas de hacer negocios para obtener beneficios a costa de la vida de las personas, especialmente de los jóvenes.
Un nuevo estudio publicado en la revista científica The Lancet en el mes de mayo muestra que, en comparación con los no fumadores, los fumadores que habían empezado a fumar antes de los 15 años, y especialmente antes de los 10 años, tenían la mayor tasa de mortalidad por todas las causas.
Uno de los autores que participaron en el estudio afirmó que en el mundo hay unos 100 millones de fumadores que empezaron a fumar antes de los 15 años, y que más de la mitad de ellos morirán a causa del tabaco, a menos que lo dejen.
“Las partes pueden proteger a las nuevas generaciones aplicando las disposiciones del Convenio marco de la OMS para el Control del Tabaco, en especial promulgar o reforzar una prohibición total de la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco, incluida la publicidad transfronteriza, e implantar una reglamentación más estricta de los productos de tabaco tradicionales y nuevos, y sus componentes”, describe la OMS.
Los adolescentes y los jóvenes podrán protegerse a sí mismos si comprenden las verdaderas intenciones de una industria que quiere engancharlos a un producto adictivo con la única intención de aumentar y garantizar sus beneficios, a pesar de las consecuencias para la salud pública, puntualiza el organismo de salud.
La vigilancia eficaz permite determinar la amplitud y las características de la epidemia del tabaquismo y es la mejor manera de adaptar las políticas para contrarrestarla. Solo uno de cada tres países, que representan el 38% de la población mundial, realiza cada cinco años encuestas representativas entre jóvenes y adultos para conocer el consumo de este producto, enfatiza la OMS.
En el caso de Panamá, por ejemplo, se creó la Ley No.13 del 24 de enero de 2008 que adopta medidas para prevenir, controlar y reducir el consumo de tabaco y su adicción por los efectos nocivos que causa a la salud.
Fumar productos de tabaco (entre ellos cigarrillo, tabaco y vaporizadores) es la causa de casi nueve de cada diez casos de cáncer de pulmón en el ser humano.