¿Qué hay detrás de la ruptura con Roach?

Una de las asociaciones más importantes de la historia del boxeo se disolvió, sencillamente, porque a una de las dos partes le dio la gana.

Manny Pacquiao, uno de los grandes campeones del mundo de todos los tiempos, rompió su relación de 15 años con el entrenador estadounidense Freddie Roach.

Eso no sería extraño, porque ha sucedido entre los mejores del mundo a lo largo de la riquísima historia del boxeo; sin embargo, un par de cosas no encajan correctamente en la ruptura de tres lustros de grandes éxitos y derrotas dolorosas.

Pacquiao ni siquiera llamó a Roach para comunicarle su decisión. ‘Me dolió que no me llamara personalmente para comunicarme su decisión', señaló el entrenador, quien tomó lo sucedido con la enteraza de un gran diplomático que solo dejó ver su incomodidad con aquel comentario.

Todo parece venir desde hace el 8 de diciembre de 2012, cuando el mexicano Juan Manuel Márquez le propinara un espantoso nocáut en seis asaltos.

Tras es pleito, Pacquiao no pareció ser el mismo aguerrido pugilista, pues a su carrera en los cuadriláteros añadió la de político, siendo electo senador en Filipinas, una responsabilidad que ha asumido muy seriamente, a costa de no atender el boxeo como prioridad.

Estos asuntos han incomodado a Roach, quien ha respetado las decisiones de su pupilo, pero sin compartirlas plenamente.

Aún no se sabe si Pacquiao asumirá su propio entrenamiento, o si contratará un nuevo acondicionador, para pelear el 15 de julio ante el peligroso golpeador argentino Lucas Matthysse, por la corona del peso welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

Por lo pronto, Roach ha dejado una rendija abierta en caso de que Pacquiao cambie de opinión, aunque el filipino en realidad podría quedarle solo la pelea del 15 de julio para demostrar si todavía tiene algo de gas en el tanque, mismo que podría dosificar mucho mejor con el conocimiento que tiene el estadounidense.