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El 'Alacrán' Pedroza pudo ser triple campeón mundial
- 07/03/2022 00:00
- 07/03/2022 00:00
El miembro del Salón de la Fama del Boxeo Internacional Eusebio 'Alacrán' Pedroza es el único monarca que ha tenido en su historia el boxeo panameño, que pudo llegar a ser un triple coronado.
Ahora, no hablo de esta época, donde quizá hubiera igualado al extetra campeón Roberto Durán o quizá sobrepasado, porque hoy cualquier buen hijo de vecino se encartucha tres o cuatro títulos en diferentes categorías. Los ejemplos sobran.
Me refiero al tiempo en que fue campeón (1978-1985), principalmente entre 1981 y 1982, época en que veremos quiénes eran los campeones de las categorías superiores, para saber la posibilidad real que menciono inicialmente.
No trato de minimizar la historia ni mucho menos.
Si observamos la lista de nuestros monarcas, algunos llegaron a doble campeones, pero al tratar de subir el listón, por diversos motivos se quedaron, como fue el caso de Carlos Murillo y Roberto Vásquez.
El boxeo istmeño tiene un sitial ganado en el mundo y no solo por lo que hicieron los gladiadores en los años 40, 50 y 60 o en la grande de los 70, sino por el otro centenar de virtuosos que, en su momento, colaboraron con ello.
Ahora, el nivel excepcional de algunos, como Brown, Laguna, Durán, Pedroza y Zapata, exalta mucho más esta historia y fue por ello que llegaron al difícil 'plató' de Canastota.
En el caso particular de nuestra historia, revisaremos quiénes reinaban en las categorías superiores de las dos únicas organizaciones existentes hasta 1983 (AMB y CMB), ya que al año siguiente se activó la FIB.
Pedroza tuvo 20 peleas exitosas de título en las 126 libras, incluyendo las 19 defensas y el pleito donde le ganó la faja al español Cecilio Lastra.
'El Escorpión', como también solían decirle, tuvo una grandiosa carrera a partir del momento en que abandonó la división gallo, tras ser noqueado en tres asaltos por el mexicano Alfonso Zamora, en la búsqueda del cetro en 1976.
Se encaramó en la división pluma e hizo una faena bastante corta, pero en forma contundente antes de llegar a disputar un cetro del mundo. En esa ruta, venció a sus paisanos y clasificados mundiales, Reynaldo Hidalgo y Rodolfo Francis.
Pedroza conquistó la corona pluma en 1978 y hasta 1980 hizo 10 defensas exitosas del cetro, tiempo suficiente para demostrar su calidad como campeón del mundo.
Entre sus víctimas estuvieron su paisano Héctor Carrasquilla, el excampeón japonés Royal Kobayashi, el exmonarca mexicano Rubén Olivares, en las postrimerías de su carrera, y el estadounidense Rocky Lockridge.
Entre los años 1981 y 1982, cuando extiende su historial como campeón de las 126 libras, supera al trinitario Patrick Ford, al venezolano Carlos Piñango, al boricua Juan Laporte y al estadounidense Bernard Taylor, entre otros.
En este punto es, precisamente, donde reflexionamos sobre la posibilidad que tuvo de abandonar la categoría e invadir las subsiguientes, en la búsqueda de inmortalizar mucho más su legado.
Es el momento de revisar las listas de las 130 y 135 libras de la AMB y el Consejo, ya que para esos años no existía la FIB ni mucho menos la OMB.
En 1981 el campeón junior ligero de la AMB era el japonés Yasutsune Uehara, quien un año antes le había quitado el título sorpresivamente al puertorriqueño Samuel 'Sammy' Serrano.
No obstante, tras una exitosa defensa, ocho meses después volvió a enfrentar al boricua y cayó vencido por decisión.
Serrano era conocido en Panamá, porque en 1973 enfrentó en un pleito no titular al entonces campeón pluma AMB, Ernesto Marcel, quien lo venció por decisión dividida.
Dos años después le ganó por puntos en San Juan, al canalero Diego Alcalá.
Los titulares súper pluma del CMB en esos dos años, fueron el ugandés Cornelius Boza Edwards (1981), el filipino Rolando Navarrete, el mexicano Rafael Limón y el estadounidense Bobby Chacón (1982).
La misma variedad de monarcas tuvo la AMB en su división ligera. Los estadounidenses Sean O'Grady y Arturo Frías, y el trinitario Claude Noel, en 1981, aunque no en ese orden.
Al año siguiente se coronó el estadounidense Ray Mancini, quien se mantuvo hasta 1984.
En esos mismos años de 1981 y 1982, la división ligera del CMB tuvo solo a dos titulares, al inglés Jim Watt y al nicaragüense Alexis Argüello.
Si observamos la pequeña lista a vuelo de pájaro, podríamos decir que había mucha mayor accesibilidad en los títulos junior ligero de ambas organizaciones, que en las 135 libras.
Las posibilidades las veíamos en Uehara y el propio Serrano, mañoso y fuerte, pero accesible, por el lado de la AMB; y del otro organismo con Boza Edwards, Navarrete y Chacón.
En la división ligera solo en el caso de la AMB, con el americano Frías y el caribeño Noel, porque en el Consejo, si bien el británico Watt ya se estaba despidiendo de los cuadriláteros, era bueno y bastante fuerte.
Y, en el caso de Argüello, ni hablar. No creo que Pedroza hubiera llevado chance, frente a este devastador rival.
Dos detalles más. Para 1984, el estadounidense Rocky Lockridge se había anexado el cetro súper pluma de la AMB, casi un año después de encajar su segunda derrota frente a Pedroza.
Lockridge había coronado una muy buena carrera, con solo derrotas ante Pedroza y Juan Laporte. Pero solo fue un destello porque con los grandes a quienes enfrentó después, cayó vencido.
Ese mismo año, la Federación Internacional de Boxeo tuvo como sus monarcas en esa categoría al surcoreano Hwan Yuh y al estadounidense Lester Ellis.
En cuanto a ligeros, hablamos de los estadounidenses Charlie Brown y Enrique Arroyo, quienes llegaron a ser titulares por el concepto inicial de la organización, en darle mayor oportunidad a los nacidos en esa tierra.
Pedroza para ese año seguía siendo campeón, pero estaba en el descenso de su grandeza y, si bien superó a sus retadores, le costó un mundo, principalmente por los problemas para hacer el peso en las postrimerías de su carrera.
¿Por qué nunca subió a una categoría superior? Es una gran interrogante.
No obstante, el recordado campeón istmeño hizo lo suficiente para tocar el cielo del Olimpo, así es que todo lo escrito es solo un escenario hipotético de lo que pudo pasar.