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- 27/11/2024 00:00
- 26/11/2024 19:04
Parece paradójico que la final de la Copa Libertadores que se disputa este sábado tenga de escenario a Buenos Aires sin que alguno de los protagonistas sea un club argentino, particularmente porque en este momento la selección albiceleste ostenta el título de campeón de la Copa América, de la Copa Mundo y es líder de la clasificación suramericana al próximo mundial 2026, competiciones en las que el fútbol brasileño está a la baja; no da pie con bola.
Pero la presencia en el Estadio Monumental del Atlético Mineiro y el Botafogo para determinar quién será el campeón del principal torneo de clubes de la Conmebol, ratifica la hegemonía que desde 2019 mantienen los equipos brasileños en este torneo y el buen momento de su fútbol profesional en el que, en el torneo local, el Brasileirao refleja la más alta cuota de inversión y presencia de jugadores extranjeros de la región.
Cuando se determinó que la final tendría como sede la capital argentina, se sintió como un guiño de ojo de la Conmebol con el fútbol argentino al percibirse que favorecía, por el factor de localía, a alguno de sus clubes de llegar a la final, especialmente a River Plate, que parecía encaminado a regresar al podio y el escenario elegido era su estadio.
No fue así; llegaron hasta la semifinal para dejarla con un flojo desempeño. Ni River Plate ni Boca Juniors, los dos equipos con mayor proyección internacional, atraviesan por un buen momento. Sin embargo, se ha visto resurgir a uno de sus emblemáticos clubes, tras 28 años de sequía, Racing, ha ganado el pasado sábado la Copa Suramericana al vencer 3-1 al brasileño Cruzeiro, en Asunción, Paraguay. Se puede anotar igualmente a favor que tanto el Mineiro como el Botafogo cuentan en sus filas con jugadores argentinos y el técnico de Mineiro es argentino
Así que Buenos Aires será tomada el fin de semana por los aficionados de los dos populares equipos brasileños que alegrarán, con ritmo de samba, a la que se considera tradicional capital del tango. La disputa por el título de la Copa Libertadores conlleva también la definición del último cupo para el Mundial de Clubes del año próximo, el cual se le concederá al vencedor.
Tanto el Atlético Mineiro como el Botafogo tienen como colores principales de su indumentaria el blanco y el negro; apelan en su motivación interna a los jugadores más representativos de su historia, el Mineiro, equipo de Belo Horizonte, a la figura de Ronaldhino, y el Botafogo, club de Río de Janeiro, al legendario Garrincha. En el presente, por el conjunto ‘galo’, las miradas están puestas en la habilidad de Deyverson y la experiencia de Givanildo Vieira, conocido como Hulk, en alusión al personaje de Marvel, y en el ‘fogao’ en su joven estrella Igor Jesus, como el momento estelar del venezolano Jefferson Savarino.
El Mineiro ganó la Libertadores en 2013, mientras que para Botafogo es su gran anhelo, pues nunca la ha alcanzado. En el Campeonato Brasileño Serie A 2024, conocido como el Brasileirao, que finaliza el 8 de diciembre, el Botafogo mantiene una reñida pelea por el título con Palmeiras. Mineiro va relegado en el décimo lugar sin chances de ganar el campeonato, por lo que la Libertadores es la apuesta que le puede salvar el año.
Al Atlético Mineiro lo dirige desde marzo el entrenador argentino Gabriel Milito, con un pasado notorio como jugador en el club Barcelona durante el periodo 2007-2011, y al Botafogo el técnico portugués Artur Jorge, quien asumió el cargo en abril y en su primera temporada los tiene arriba peleando por el torneo local y la Libertadores. Son dos conceptos diferentes de entender y plasmar el fútbol en sus dirigidos; hay quienes esperan un partido emotivo digno de una final; los pragmáticos solo quieren ganar. Veremos qué nos depara esta singular final brasileña en territorio albiceleste.