Liverpool F.C.: jugando en arenas movedizas

Actualizado
  • 18/03/2021 00:00
Creado
  • 18/03/2021 00:00
Descolgado de los puestos de Champions League, a remotos 15 puntos del líder Manchester City, el Liverpool languidece en medio de una aguda crisis deportiva; ¿acaso podrá encontrar el camino de regreso?
Toda la solidez del Liverpool de temporadas anteriores parece haberse volatilizado en la actual.

¿Qué le ha pasado al Liverpool? La pregunta es más que legítima si revisamos el desempeño y resultados recientes de los Reds en la Premier League de Inglaterra. No hace mucho tiempo la situación era completamente distinta. En la temporada 2018-2019 el equipo dirigido por Klopp ganó la Champions League, obteniendo de paso el subcampeonato de la Premier. Mientras apenas una temporada después, la 2019-2020, el club de Anfield logró su primera Premier league después de una dolorosa sequía que alcanzó los 30 años.

Toda la solidez del Liverpool de temporadas anteriores parece haberse volatilizado en la actual. En este momento, los Reds estarían fuera de la zona clasificatoria para la Champions League próxima. Ni más ni menos que a 15 puntos del líder Manchester City y a 5 del último clasificado para la Champions League.

Y no es que el Liverpool haya empezado mal la temporada. Si usamos la memoria, recordaremos que luego de 14 partidos jugados, el Liverpool era el líder de la Premier League con 5 puntos de diferencia a su favor. A partir de ese momento irrumpió, como una pesadilla, la caída en las arenas movedizas. Si en los primeros 14 partidos anotaron 36 goles, en la siguiente tanda de 14 juegos, apenas llegaron a 11 goles.

Un equipo que nos tiene acostumbrados a una intensidad indesmayable, que se expresa con velocidad de vértigo, de pronto fue transformándose en una escuadra que parece formada por rengueantes heridos de guerra, no por voraces jugadores de élite.

Lesionados

Jürgen Klopp construyó este equipo a su imagen y semejanza, y ante la sensación de debacle, el entrenador alemán guarda un silencio perplejo. Si conoce las razones de tanta derrota, prefiere no compartirla con nosotros. Se le nota inquieto y tocado por la angustia. Y mientras tanto, guarda un estoico silencio.

El Liverpool es un equipo configurado por muy buenos jugadores, capaces de interpretar a la perfección las ideas de su acelerado e intenso entrenador. Sin embargo, si buscamos figuras absolutamente incuestionables a nivel mundial, encontraremos muy pocas. Quizá tres alcanzan el elusivo estatus de estrellas absolutas: Virgil van Dijk (para muchos, el mejor defensa del mundo), el brasileño Alisson (para tantos otros, el mejor portero del mundo) y el veloz delantero egipcio Mohammed Salah, sin duda entre los mejores artilleros del planeta.

No parece casualidad que ninguno de los tres está en estos momentos en plenitud de sus capacidades. Van Dijk por estar lesionado desde hace un buen rato, Alisson por una combinación de ligeras lesiones y graves asuntos familiares, y Salah, nadie sabe muy bien porqué. Pero esta es apenas la base de los problemas. A poco de empezar la temporada, el centro de la defensa pareció resquebrajarse por completo. Después de Van Dijk cayó su compañero en la defensa central Joe Gomez. Luego se les uniría Matip, y el entrenador tuvo que empezar a desarticular su mediocampo para reubicar algunas de sus estrellas en el centro de la defensa (Fabinho, que luego también se lesionó y reapareció recientemente, Keita que aún no reaparece, y Henderson, quien también está lesionado en la actualidad). Durante el mercado de invierno y para paliar tantas carencias, el Liverpool trajo a préstamo a dos defensas centrales: Ben Davis del Preston North End (de la Segunda División en Inglaterra) y Ozan Kabak (jugador turco del Schalke04 de Alemania).

Maldiciones y sobrecarga

Tampoco han faltado quienes atribuyan el mal momento del Liverpool a inmanejables fuerzas ocultas. Si husmeas en algunos agujeros de internet, encontrarás sitios en los que se justifican los resbalones actuales cotejándolos con los éxitos obtenidos en épocas muy recientes. Es decir, una especie de “balance sobrenatural” entre éxitos y fracasos que lo explicaría todo, y que francamente no logra explicar nada.

Quizá la única maldición ha sido la propia estrategia del Liverpool, al armar un plantel con escasa profundidad en algunas de sus áreas, como el centro de la defensa. Mientras rivales directos del Liverpool, como el Manchester City, cuentan con 6 defensas centrales puros en su plantel, los Reds apenas contaban con 3 a inicios de temporada. Fue un riesgo muy elevado, que ha traído consecuencias.

Este proyecto del Liverpool no es un edificio construido con base en abundancias. Si bien es cierto que no se trata de un equipo “pobre”, funciona a base de levantar ladrillo por ladrillo, eligiendo cuidadosamente jugadores con características muy específicas para el logro de un bien común. Pero el fútbol tan exigente propuesto por Klopp, también tiene su lado obscuro, demandando de cada jugador un nivel de rendimiento máximo, tanto físico como mental en cada partido. Veamos algunas cifras. La temporada pasada, Van Dijk, Roberto Firmino y Trent Alexander-Arnold jugaron en todos los partidos de la liga, es decir en 38. Georginio Wijnaldum jugó 37, Andrew Robertson 36, Sadio Mané 35, Salah 34. Todos los titulares jugaron varias veces entre semana, al igual que en temporadas anteriores. Esto, sumado al ritmo súper intenso al que juega el Liverpool (bautizado por su propio entrenador como Heavy Metal) genera una amenaza constante de sobrecalentamiento en el plantel.

El silencio

Este es un asunto sobre el que preferiría no tratar, porque si bien la presencia de público me parece fundamental para el desarrollo del espectáculo futbolístico, no me resulta un elemento esencial a la hora de conseguir buenos resultados deportivos. Pero si bien es cierto que la falta de público ha puesto de cabeza el mundo del fútbol, desvaneciendo las ventajas de jugar como local, hay quienes piensan que ciertos equipos están sufriendo esta situación más que otros. Es verdad que pocos clubes, como el Liverpool, mantienen una relación tan poderosamente simbiótica con su público. Con su famoso letrerito “This is Anfield”, que se encarga de recordar a los jugadores rivales que están entrando en territorio enemigo, o con el himno que emociona hasta el escalofrío, “You'll Never Walk Alone”, que les recuerda a los 11 guerreros locales que su camino siempre estará acompañado por millones de almas; la verdad es que la participación escandalosa y vital de sus hinchas; el colorido, el entusiasmo y el fragor de Anfield, resulta un planeta difícil de igualar. Es una ventaja que alienta, impulsa e intimida. Y que hoy, simplemente, no está

Juergen Klopp
Fichajes

El Liverpool no es un club derrochador. Los fichajes son muy específicos y habitualmente se realizan por estrictas razones de necesidad. Si calculamos el gasto neto en tarifas de transferencia, sin incluir salarios ni bonificaciones, en los últimos cuatro años sumaremos la cifra de 60 millones de libras esterlinas. Financieramente son cifras de una modestia espectacular, pero no es una garantía para aguantar el ritmo de competiciones tan variadas como exigentes. Algunos de sus principales rivales manejan presupuestos mucho más generosos y reducen de paso las posibilidades de riesgo que acechan hoy al Liverpool.

De regreso a Estambul

No sé si recuerdas aquella legendaria final de Champions League en 2005, que fue bautizada “Milagro de Estambul”. Entonces jugaron el Liverpool contra el AC Milan. Al descanso, la ventaja del Milan parecía inalcanzable: 3-0. Lo impensable ocurriría en la segunda etapa, cuando el Liverpool empató 3-3 y finalmente se impuso en la tanda de penales, obteniendo el mayor título europeo de clubes.

No podemos olvidar que en esta temporada, el Liverpool ya está en cuartos de final de la Champions League. Siendo realistas, ganar la Champions es su mejor esperanza de volver a jugar en esta competición la próxima temporada. Solo le faltan tres rivales. Necesitan un nivel gigantesco de concentración e intensidad en los últimos 5 partidos. Y claro, una buena dosis de mística y buena suerte.

Para algunos, que la final de esta Champions también sea en Estambul podría tomarse como un signo de positivos augurios. Pero más allá de símbolos románticos, tendríamos que preguntarnos sobre las verdaderas posibilidades del Liverpool en esta edición de la Champions. Si bien no es el favorito (esa privilegiada posición tenemos que dejársela al Bayern y al City), sin duda el Liverpool tiene opciones. Se trata de las opciones no muy evidentes de un “Caballo negro” que puede aparecer por sorpresa entre los favoritos y en el último brinco, derrotarlos. Hoy por hoy, el Liverpool de Klopp es un caballo obscuro, dispuesto a colarse en la última curva, metiéndose entre los más fuertes a la espera de un positivo zarpazo final.

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