María Esther Ponce, del anonimato a pionera del fútbol femenino en Argentina

Actualizado
  • 06/01/2024 11:08
Creado
  • 06/01/2024 11:08
La historia que vivió en la sombra durante mucho tiempo fue recuperada por la exjugadora Lucila ‘Luky’ Sandoval, quien, tras su retiro, la conoció y no dudó en buscar a cada una de las pioneras

La vida de María Esther Ponce, ‘Pelu’ para quienes la conocen, era como la de cualquier mujer de Río Ceballos (Córdoba) hasta hace menos de una década; pero el descubrimiento de su participación en el Mundial de México 1971 transformó su vida: pasó del anonimato a ocupar el Olimpo del fútbol femenino en Argentina.

Confiesa en una entrevista con EFE que el esférico llegó a su vida gracias a su padre, quien era un deportista nato y fanático de diversas disciplinas, incluido el fútbol, y que le enseñó todas sus pasiones más allá de que la entrada de la mujer al deporte en ese momento era algo mal visto.

“Mi papá lo ponía todo ahí delante, pero en aquella época la mujer no podía elegir nada. Ahora la mujer puede hacer cualquier deporte”, cuenta. Narra que un buen día en un torneo femenino que se televisó, se anunció que buscaban gente, así que fue, se anotó y la dejaron.

‘Pelu’ comenta que esto formaba parte de un negocio donde el dinero de las entradas iba para los organizadores de los partidos y que, en esos duelos, a ellas no las entrenaban, ni les enseñaban nada sobre el deporte, e incluso a veces jugaban contra hombres.

“Como nos gustaba jugar a la pelota, íbamos igual”, manifiesta.

Conoció poco después a otro equipo donde militaban muchas de las que serían sus compañeras en su viaje a México, y se unió a ellas para jugar en distintas ciudades.

Un buen día, el gerente de este conjunto vino con la noticia de que había un Mundial en México, que andaban buscando selecciones y que haría todo lo posible para que pudieran ir, y lo que menos imaginaban es que pudiera cumplirse el sueño.

“Allí éramos estrellas, no nos dejaban andar por la calle. Nos paraban por todos lados para darnos abrazos, collares, sombreros... Éramos ídolas”, cuenta.

Ponce añade que allí lo tenían todo en contra. Les tuvieron que comprar camisetas y pasaron de jugar en campos de tierra a jugar en el mítico Estadio Azteca, que tenía un césped que les “rozaba los tobillos”.

“Usamos por primera vez botines de cuero, y de las 100.000 allí reunidas, solamente 30 o 40 nos apoyaban. Pero no nos importaba quién estuviera enfrente, íbamos a divertirnos, a jugar y a ganar y se dio”, comenta.

Argentina quedó cuarta en ese torneo, con una histórica victoria por 4-1 frente a Inglaterra. Pese a esto, para los medios de comunicación no eran más que un grupo de mujeres que habían ido a jugar a la pelota a México. En su caso, su familia cuando regresó y ella fue a visitarlos y les contó lo vivido.

“Volver a la Argentina fue volver a la nada, a la ignorancia frente a nuestra hazaña”, reconoce.

Sólo figuras de la televisión como Mirtha Legrand y Mónica Cahen D’Anvers invitaron a algunas jugadoras para hablar del hito deportivo, pero cuenta que nadie más les dio bola sobre el asunto.

La historia que vivió en la sombra durante mucho tiempo fue recuperada por la exjugadora Lucila ‘Luky’ Sandoval, quien, tras su retiro, la conoció y no dudó en buscar a cada una de las pioneras.

“Todo lo que nosotras estamos viviendo y que ustedes están conociendo es gracias a esa persona”, comenta ‘Pelu’.

A partir de ahí, ese fenómeno devolvió la gloria y la pelota a su vida, y dicha gesta ha sido recuperada en el documental “México 71”, que fue estrenado en diciembre pasado.

Tras su descubrimiento comenzaron distintos homenajes de los equipos de fútbol de la zona, lo que incluso le hizo desfilar por el Estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba.

Sobre la situación de la mujer en el deporte, explica que, aunque ha evolucionado mucho, ahora lo que hay es “el machismo estúpido”. Además, considera que la disciplina necesita de más mujeres en los banquillos y directivas del país.

“El fútbol femenino es una realidad que ya no lo pueden negar”, expone.

‘Pelu’ culmina la entrevista con unos versos propios que denotan el sentimiento poético que despierta en ella el hecho de haber defendido los colores de su país y haber puesto una de las primeras piedras del deporte femenino en Argentina.

“Y siguiendo con mis sueños / me permití la ilusión / de que algún día / jugaría en la amada selección. / Hoy con todo mi coraje / y todo mi tesón / quiero contarles, amigos, / que mi sueño se cumplió”.

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