Hopkins asustó a ‘El Fantasma’

Actualizado
  • 21/10/2008 02:00
Creado
  • 21/10/2008 02:00
“El Verdugo” parecía encaminado al retiro, luego de perder tres de sus últimos cinco combates. La gran mayoría entendía que este era su ...

“El Verdugo” parecía encaminado al retiro, luego de perder tres de sus últimos cinco combates. La gran mayoría entendía que este era su “último cartucho” y así se evidenció en las casas de apuesta y en la totalidad de las encuestas de opinión entre aficionados y seguidores del boxeo.

Hopkins enfrentaría a un hombre diecisiete años menor que había mostrado superioridad sobre Jermain Taylor, el mismo que lo había derrotado en dos ocasiones. A resumidas cuentas, las opciones de “El Verdugo” eran pocas. Pero una vez más se demostró que las triangulaciones en el boxeo no funcionan con la exactitud de las matemáticas y que no siempre el más joven triunfa sobre el veterano.

Desde el inicio del combate observamos a un Hopkins preciso y efectivo en su ataque. Su juego de cintura, el uso de laterales y la constancia de sus combinaciones provocaron el desconcierto del todavía campeón de los pesos medianos. No hubo variantes en el pleito. “El Fantasma” estaba confundido. No podía cortarle el ring a Bernard y mucho menos asestar los poderosos golpes que le habían valido treinta victorias por nocaut.

En el ring de Las Vegas había un maestro dándole instrucción a un alumno. “El Fantasma” parecía asustado, y si no cayó abatido en el asalto once por los golpes de Hopkins, es porque tiene una fortaleza impresionante. Ni Pavlik ni los doce mil asistentes al coliseo ni los millones que vimos la pelea por televisión, habíamos visto un desempeño tan perfecto, como el mostrado por Bernard aquella inolvidable noche del 18 de octubre.

Sí, me impresionó. Lo confieso. Pero aún no salía de mi asombro cuando le levantaron la mano declarándolo triunfador por decisión unánime, cuando Hopkins hizo algo que quedó grabado en mi mente. Abandonó las celebraciones en su esquina, para dirigirse al rincón del caído. Durante la transmisión vía satélite no pude escuchar lo que Hopkins le decía a su derrotado adversario, pero gracias a un reporte de mi colega Dan Rafael pude conocer el contenido del diálogo.

"No dejes que esta pelea te destruya", le dijo Hopkins. "Eres un gran campeón mediano. Tienes un gran corazón. Mantén la cabeza en alto. Sigue peleando. Pero tienes que aprender una cosa más. Tienes que aprender ese esquive que los boxeadores afroamericanos tienen y luego te convertirás realmente en un buen campeón. No quiero que abandondes. Si tengo que ir a tu casa y llevarte al gimnasio, lo haré".

Pienso que Pavlik no olvidará esas palabras. Son una enseñanza tan efectiva como las decenas de golpes que recibió durante doce asaltos. Se las dijo un seguro miembro del Salón de la Fama, un atleta ejemplar, un púgil que sigue activo a los 43 años, porque la fama y la fortuna le llegaron tarde. A veces, perdiendo se gana, y creo que Kelly Pavlik aprendió una lección de esas que jamás se olvidan. “El Verdugo” se convirtió en “El Maestro”.

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